Estudian en Bariloche cómo regular las viviendas montadas en contenedores marítimos
En la actualidad hay un vacío normativo, que no impidió la proliferación de viviendas, oficinas y depósitos construidos en contenedores. Un proyecto de JSRN busca salvar ese déficit.
Como ha pasado ya otras veces, los usos y técnicas en materia constructiva aparecen primero y luego llega con retardo el encuadre normativo desde el Estado. Es lo que ocurrirá de modo inevitable con los contenedores marítimos, que desde hace años son adaptados para funcionar como depósitos, oficinas y también como viviendas familiares y recién ahora el municipio de Bariloche comenzará a evaluar una ordenanza regulatoria.
Una iniciativa firmada por el bloque Juntos Somos Río Negro ingresó en el Concejo Municipal esta semana con el propósito de resolver ese vacío, por el cual existen ya en muchos barrios barilochenses un gran número de contenedores reconvertidos en viviendas, como opción más barata y rápida que la construcción tradicional.
El concejal Juan Pablo Ferrari explicó que el número creció de manera “exponencial”, al compás de la crisis de los alquileres y del alto costo de otras alternativas, pero es difícil de cuantificar porque son construcciones que no están declaradas, lo cual impide al municipio cobrarles tasas y también les veda a los propietarios el acceso a servicios regulares.
Ferrari dijo que en muchos casos, por ejemplo, subsisten con medidores eléctricos “de obra”, que tienen “otra tarifa y otros controles”.
La ordenanza que impulsa JSRN toma como referencia otras similares de Tanti (en Córdoba), de San Martín de los Andes y del municipio de Saavedra-Pigüé, en la provincia de Buenos Aires.
El artículo 1 define a los contenedores de “tipo marítimo” a los que están concebidos como “unidades estancas” para el transporte multimodal. El siguiente crea una nueva categoría con ese nombre en el código de edificación, y los autoriza “con fines constructivos” para destinarlos a albergar oficinas, comercios, depósitos o viviendas individuales “de uso permanente”.
Como tienen un tamaño estandarizado, el proyecto autoriza de modo excepcional una adecuación de las medidas mínimas, a fin de que los módulos puedan funcionar con un ancho interior de 2,35 metros, un área mínma de baño de 2,6 metros cuadrados y una altura mínima entre techo y cielorraso de 2,3 metros.
Ferrari indicó que debieron “trabajar con la gente de Planeamiento municipal” para definir esas dimensiones mínimas, porque las establecidas en el Código vigente las exceden en unos 20 centímetros. “El dormitorio debe ser actualmente de 2,50 metros de lado y acá sería de 2,25”, refirió.
Sostuvo, no obstante que no cambian las condiciones de seguridad y habitabilidad, que deben cumplir con los requisitos actuales para el resto de los inmuebles.
Otra de las cláusulas establece que los contenedores deberán estar anclados sobre bases que aseguren “estabilidad y seguridad” y que podrán ser plateas de fundación, pilotes o cualquier otro sistema que garantice su inmovilidad, pero sin el empleo de madera.
El concejal señaló que la regulación permitirá salvar la paradoja de que existan ya en la ciudad habilitaciones comerciales para empresas que venden los contenedores terminados y listos para habitar, mientras el municipio no prevé su empleo como vivienda.
“Entonces, hecha la ley y hecha la trampa; se declaran como depósitos y obradores para poder pedir el servicio eléctrico” y luego nunca se regularizan, observó Ferrari.
Agregó que intervenir en el tema con una normativa específica desde el municipio permitirá trabajar “con estas condiciones, es decir no obligar a la gente a mentir” sobre el uso de los contenedores.
Comentarios