Bariloche saca a la calle a los detectives del hospedaje ilegal
La Secretaría de Fiscalización creó una unidad especializada de inspectores que hacen pesquisas sobre la oferta de alojamientos sin habilitación en las redes.
El cartel con la leyenda «alquilo cabaña» colgado sobre un vehículo en el ingreso a Bariloche quedó atrás. Hoy la oferta incalculable de alojamiento informal en la ciudad que circula a través de las plataformas digitales de búsqueda y en redes sociales obligó a conformar una unidad especializada de inspectores que tiene la misión de detectar a los infractores.
En la última semana, «los sabuesos» se hicieron presentes en más de 20 alojamientos a fin de infraccionarlos. Algunos estaban ubicados en el oeste de la ciudad y muchos en el microcentro, especialmente, en edificios nuevos.
El trabajo no termina. Se requiere un seguimiento de los inmuebles ya infraccionados pero además, hay un listado con otros 20 alojamientos para notificar.
Cuando asumió su cargo seis meses atrás, el secretario de Fiscalización, Claudio Otano, se topó con múltiples denuncias por estafas de gente que denunciaba haber contratado alojamientos que no existían, especialmente en la temporada de verano. Otras quejas apuntaban a que los alojamientos contratados no reunían los requisitos de la promoción. En estos casos, muchos no estaban habilitados.
«La migración de alojamientos permanentes a turísticos generó dos problemas: la caída de la oferta de alquileres permanentes -que hace que hoy Bariloche sea la más cara de Argentina– y una actitud irresponsable de muchos propietarios que ofertan alquileres sin estar habilitados en múltiples plataformas», explicó Otano.
Ante esta situación, se armó una división interna en el cuerpo de 45 inspectores municipales que está a cargo de la investigación y pesquisa de casas y departamentos de alquiler turístico, sin habilitación, en las plataformas digitales de comercialización. Los resultados de esta búsqueda se cotejan con los registros del municipio. A través de la base de datos, aclaran, «salta el nombre del propietario«.
Otano aseguró que el trabajo es minucioso ya que los inspectores deben rastrear los domicilios que, muchas veces, no son publicados. O hacerse pasar por turistas para acceder a más información. La clave es el tiempo para buscar «una aguja en un pajar«.
Con el inminente inicio de la temporada invernal, los inspectores avanzan con las infracciones de inmuebles informales que forman parte de un listado que, según Otano, se va nutriendo todos los días.
Cada expediente recae en el Tribunal de Faltas que determina, en base a los antecedentes, la infracción que arranca de los 40.000 a los 70.000 pesos -aunque puede ser aún más elevada, de acuerdo a la reincidencia-. Otano aclaró que si luego de la primera inspección, no hay «una presentación espontánea, volvemos a ir. Además, se controla si la oferta sigue vigente en las redes. Por suerte, no son tantas las plataformas digitales de comercialización, pero tienen mucha oferta».
«Sabemos que hay muchos más. Pero este trabajo de pesquisa motiva a los infractores a habilitarse. No es más que una forma de clarificar el sistema de oferta para el sistema turístico y permanente», aseveró Otano.
Según la Unión de Inquilinos, añadió el funcionario municipal, en Bariloche hay 60.000 personas alquilando permanentemente. «El impacto resulta importante. Entonces, este trabajo que llevamos a cabo propicia que a algunos no les sea tan rentable tener su propiedad como alquiler turístico», dijo.
Si bien no están focalizados en los valores de la oferta de alojamientos, aclaró, «uno se da cuenta que resulta carísimo alojarse en la ciudad aún en una oferta trucha debido a la enorme demanda«.
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