Paz imposible, guerra improbable”, fue la frase con la que el politólogo y filósofo Raymond Aron resumió la dinámica de la Guerra Fría, cuando la entonces Unión Soviética (URSS) y Estados Unidos disputaban la hegemonía global en distintos escenarios, pero nunca directamente, con la amenaza siempre latente de una guerra nuclear que garantizaba la destrucción mutua. Algo de ese escenario parece revivir hoy en la disputa que mantienen Rusia, países europeos de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) y Washington por la situación en la frontera este de Ucrania, donde se mezclan conflictos locales e intereses geopolíticos más amplios.
Rusia concentra desde hace semanas cerca de 100.000 hombres en la frontera con Ucrania, exigiendo un compromiso de la OTAN de que nunca integrará a esta exrepública soviética en sus filas.
Frente a la “presión máxima” rusa, Estados Unidos se muestra “lista a todo tipo de alternativas”, como represalias económicas y financieras “duras” y anunció el despliegue de 3.000 soldados adicionales a los 8.500 que puso “en alerta” en el este de Europa para defender de “toda a agresión” a los países de la alianza . Tras una ronda de negociaciones diplomáticas en enero en Ginebra, Bruselas (OTAN) y Viena (OSCE), los rusos siguen exigiendo sin dilaciones una respuesta a sus reivindicaciones. Estados Unidos rechaza, por su parte, todas las peticiones rusas sobre la OTAN, lo que conduce de facto a Europa a los equilibrios geopolíticos de 1991 cuando cayó la URSS. Estados Unidos propone iniciar “procesos” de negociaciones centrados en el control de los armamentos y la limitación de los ejercicios militares, fuentes recurrentes de tensiones. Lo que para los rusos es totalmente insuficiente.
Rusia es acusada por los occidentales de planear una invasión de su vecino prooccidental Ucrania. Para “disuadir” a Putin de pasar a la ofensiva, los estadounidenses y los europeos amenazan con sanciones económicas “sin precedentes” y apoyo militar a Kiev. El ajército de Ucrania se prepara para un posible ataque ruso y Estados Unidos ya ordenó la evacuación de las familias del personal estadounidense en la embajada norteamericana.
Moscú considera a Ucrania como su cuna. Acusa periódicamente a las autoridades de Kiev de querer “desrusificar” su país favoreciendo la lengua ucraniana.
Rusia niega planear una invasión y afirma que solo quiere garantizar su seguridad. Pero cree que una desescalada de esta crisis sólo es posible si se pone fin a la política de ampliación de la OTAN a países que considera como parte de su zona de influencia y la retirada de sus capacidades militares (misiles) de Europa del Este.
A continuación, algunas de las cosas que hay que saber sobre las tensiones internacionales que rodean a Ucrania.
• Raíces históricas de la tensión.
Los dos países comparten una historia milenaria, que se remonta al llamado Rus de Kiev, un principado que existió desde el siglo IX hasta el XIII. Esta entidad se encontraba a caballo entre la Rusia contemporánea, Ucrania y Bielorrusia. Moscú considera esta zona como su cuna. Moscú acusa periódicamente a las autoridades de Kiev de querer “desrusificar” su país favoreciendo la lengua ucraniana. Ucrania replica que solo está corrigiendo la rusificación forzada realizada bajo el Imperio Ruso y la Unión Soviética. El ucraniano y el ruso pertenecen a la misma familia de lenguas eslavas orientales. Pero el ucraniano domina en el oeste y el centro de Ucrania, y el ruso en el este y el sur.
• El conflicto local El Donbás, una región del este de Ucrania, es el epicentro del conflicto que enfrenta a las fuerzas de Kiev con grupos separatistas prorrusos respaldados por Moscú desde 2014. Esta cuenca minera e industrial es económicamente vital para Ucrania. También está en el centro de una batalla cultural entre Kiev y Moscú, que argumenta que la región, junto con gran parte del este de Ucrania, está poblada por rusoparlantes que necesitan “ser protegidos” del nacionalismo ucraniano. Sin embargo, la rusofilia de la región se debe, al menos en parte, a la rusificación y repoblación forzadas de la región tras la Segunda Guerra Mundial, con la llegada de cientos de miles de trabajadores rusos, lo que cambió el equilibrio étnico y cultural. El conflicto del Donbas se ha reducido a unas guerra de trincheras de bajo nivel luego de unos acuerdos mediados por Francia y Alemania. La mayoría de las aproximadamente 14.000 bajas se produjeron en 2014 y 2015, pero cada mes trae nuevas escaramuzas y muertos.
• La anexión de Crimea.
Aún más compleja es la situación en Crimea, anexionada por Moscú en 2014 tras una “revolución” prooccidental en Ucrania. En Rusia, la península está considerada como parte integrante del país. Crimea fue parte del Imperio Ruso desde el siglo XVIII y luego, bajo la Unión Soviética, estuvo integrada en Rusia hasta que se anexionó a la Ucrania soviética en 1954 por un decreto de Nikita Jrushchov. Su anexión en 2014 por parte de Moscú no fue reconocida por la comunidad internacional y Ucrania exigió su devolución.
• La visión de Putin.
Para el actual presidente ruso, el fin de la URSS fue “la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX”, para su país , mientras la OTAN y la Unión Europea (UE) se expandían hacia el Este. Para el presidente ruso, su misión histórica es frenar la invasión de su zona de influencia. En nombre de la seguridad de Rusia, Ucrania se convirtió en una línea roja. En la intimidad, asegura que Ucrania “no es un Estado” y fue un “invento de Lenin”. En su visión, si Rusia “no resuelve esta cuestión de la seguridad, Ucrania estará en la OTAN en 10-15 años”, y después de eso, “los cohetes de la OTAN estarán en Moscú”, explicó Alexei Makarkine, del Centro de Tecnologías Políticas. De allí que su exigencia intransigente sea que la OTAN renuncie a incorporar a más países del este europeo. Rusia culpa a Estados Unidos por el derrocamiento tras un “alzamiento popular” en 2014 de un gobierno ucraniano que era más afín a Rusia, y denunció que ello trajo al poder a “nacionalistas, radicales, rusófobos y nazis”, y ocasionó antagonismo entre Rusia y Ucrania.
• El papel de la OTAN.
La OTAN rechaza cualquier intento de retirarse de países del Este que ya forman parte de la alianza tras la caída de la URSS, alegando que son decisiones de estados soberanos. Sin embargo, el posible ingreso tanto de Georgia como de Ucrania a la alianza es complejo. Entre otras cosas, porque uno de los requisitos formales para ingresar a la organización es que controle su territorio. Ambos países no controlan la totalidad de su territorio por la acción de grupos separatistas.
• Las supuestas respuestas de EE.UU. y la OTAN a Rusia
El diario español El País publicó dos documentos que supuestamente son las respuestas escritas la semana pasada por Estados Unidos y la OTAN a las propuestas de Rusia para un nuevo acuerdo de seguridad en Europa.
El documento de Estados Unidos, marcado como un “documento no oficial” y confidencial, dijo que Washington estaría dispuesto a discutir, en consulta con sus socios de la OTAN, “ “un mecanismo de trasparencia para confirmar la ausencia de misiles crucero Tomahawk en sitios en Rumania y Polonia.
Las negociaciones solamente se efectuarían si el Kremlin “ofrece medidas recíprocas de transparencia en dos bases de lanzamiento en tierra de misiles en Rusia, elegidas por nosotros”, agregó el documento. El texto del presunto documento refleja declaraciones hechas por el secretario general de la OTAN Jens Stoltenberg cuando explicó la posición de la alianza militar sobre los reclamos rusos.
• ¿A qué parte de Europa enviará tropas EE.UU.?
No habrá fuerzas de EE.UU. en Ucrania. El presidente Joe Biden enviará esta semana unos 2.000 efectivos desde Fort Bragg, en Carolina del Norte, a Polonia y Alemania y trasladará unos 1.000 soldados de Alemania a Rumania. Ante los crecientes temores en Europa de que Putin esté a punto de ordenar una invasión o ataque en suelo ucraniano, los países más pequeños de la OTAN, en el flanco oriental de la alianza temen que puedan ser los siguientes.
• El factor energético.
Las naciones de la Unión Europea obtienen alrededor del 40% de sus suministros de gas natural de Rusia, que llega vía gasoductos que atraviesan Ucrania y otros países del Este. Moscú construyó un gasoducto hacia Europa pero falta que Alemania lo certifique para que pueda usarse. EE.UU. también exporta gas a la Unión Europea, pero es más caro. Australia ha ofrecido abastecer a Europa si Rusia decide recortar suministros como respuestas a las sanciones de Occidente, pero también hay problemas de logística y precios. Los precios de los energéticos han jugado un papel clave en impulsar la inflación europea, aumentando un 28,6%. Los precios del gas natural se han disparado en Europa debido al agotamiento de las reservas de invierno, la disminución de los suministros rusos y los temores de un nuevo movimiento militar de Moscú contra Ucrania. Mientras tanto, los precios del petróleo se han disparado a medida que la economía mundial se recupera de lo peor de las restricciones de la pandemia de Covid-19.
• Otros efectos económicos.
El secretario de Defensa británico, Ben Wallace, subrayó las advertencias hechas a Rusia sobre las consecuencias de una posible invasión a Ucrania, pero advirtió que Occidente también se vería afectado. En una conferencia de prensa en la que estuvo acompañado por el ministro de Defensa de Eslovenia, Matej Tonin, Wallace dijo que el mensaje a Putin es claro: “cualquier invasión en Ucrania tendría consecuencias graves”. Wallace agregó que “todos sufriríamos económicamente” en tal escenario. Advirtió que “probablemente habría una migración masiva desde Ucrania” a países europeos vecinos .
• ¿Cómo se prepara Ucrania?
Zelensky, presidente de Ucrania dice que el país ha estado aumentando sus capacidades militares, pero enfatizó que todas las armas que stá recibiendo de sus aliados occidentales son estrictamente para fines de defensa. Una encuesta indica que había una resistencia activa en caso de una invasión. Alrededor del 43% de los ucranianos están dispuestos a unirse al rechazo de la agresión de una forma u otra. Un 10,5% estará listo para unirse de inmediato a las Fuerzas Armadas .
Expertos: un ajedrez geopolítico
Las opiniones están dividas entre los expertos en relaciones internacionales a la hora de sopesar el peligro de una guerra abierta en Ucrania. Según la inteligencia estadounidense, los rusos “no han tomado aún una decisión definitiva” sobre una eventual invasión.
“Estamos en un impasse. En el estado actual de las cosas, las posiciones rusas y estadounidenses son irreconciliables”, considera Melinda Haring, directora adjunta del centro estadounidense Eurasia .
“La decisión de continuar o no las discusiones será tomada por Vladimir Putin y nadie sabe por ahora cual será”, subraya Marie Dumoulin, experta en Rusia y Europa del este en el Consejo europeo de Relaciones internacionales (ECFR).
Además, “los rusos han anunciado un ejercicio a gran escala en Bielorrusia, del 9 al 20 de febrero, en el que están trasladando todo tipo de material militar, aviones de combate, misiles antiaéreos, etc.”, afirma William Alberque, director de investigación del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS).
Como resultado, “Ucrania estará completamente rodeada por casi un centenar de grupos de combate conjuntos rusos”, afirma: al norte, Bielorrusia, al sur, la presencia rusa en la península ucraniana de Crimea anexionada en 2014, y al este, el Donbass, sumido en una guerra con los separatistas prorrusos.
“Desde el punto de vista militar, Rusia se está preparando para toda la gama de eventualidades, desde la agitación psicológica -a través de medios cibernéticos e informativos,- hasta una invasión masiva”, señala Mathieu Boulègue, del ‘think tank’ británico Chatham House. Para Moscú, la cuestión ya no es “si”, sino “cuándo” y “cómo” intervenir en Ucrania, dijo el experto, que cree que “Rusia solo está esperando una excusa”.
La guerra es “desgraciadamente más probable”, dice Haring en Washington. Hay que esperar “una nueva exacerbación de la crisis pasando por la fuerza”, señala Dmitri Trenin en el sitio de Carnegie Center en Moscú.
Para Francois Heisbourg, consejero especial en la Fundación de la Investigación Estratégica (FRS) en París, “la situación es totalmente volátil” y el “riesgo de guerra elevado”.
Pero una intervención militar podría tomar otras formas, destaca Maxim Suchkov, director del Instituto de estudios internacionales en la universidad MGIMO en Moscú.
Cuando Putin agita la amenaza de una respuesta “militar y técnica”, puede pensar por ejemplo en el “despliegue de misiles en el Donbás o en Crimea”, indica Suchkov en un análisis aparecido en el sitio warontherocks.com. Podría tratarse de “tomas territoriales” limitadas para comunicar Donbás, bajo control de los separatistas prorrusos, a la Crimea anexada en 2014 por Rusia, agrega François Heisbourg.
Para Dumoulin, los rusos mantienen la “presión máxima para obtener más”, pero “el escenario de la intervención militar no es el más probable” pues su “costo militar, político, financiero y humano” sería considerable. “Saben que en caso de intervención militar en Ucrania, no obtendrán más que sanciones masivas y una ruptura de facto de todas sus relaciones con los países occidentales”, considera Dumoulin.
Según Suchkov, Estados Unidos, totalmente centrado ahora en su rivalidad con China, podría tener “interés en una relación estable y previsible” con Rusia y en una “arquitectura de seguridad en Europa que le facilite enfocarse en el asunto Indo-Pacífico”. Es la apuesta del Kremlin, puntualiza.
Un análisis que también comparte Keir Giles, del Conflit Studies Research del Reino Unido. “Moscú puede lograr sus objetivos por muchos otros medios que invadiendo Ucrania. Rusia ya ha conseguido su objetivo principal: empujar a Estados Unidos a discutir el futuro de la arquitectura de seguridad europea”, afirma.
Journalism Trust Initiative Nuestras directrices editoriales
Formá parte de nuestra comunidad de lectores
Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.
Quiero mi suscripción
Comentarios