Guerra Rusia-Ucrania: “No hay que olvidar que lo militar es una extensión de la política»
El analista internacional Paulo Botta destacó que “siempre hay chances de una salida diplomática” en Ucrania, por los costos que tienen para todas las partes la prolongación de los combates, y explica las implicancias internacionales de la actual intervención militar rusa.
La posibilidad de que Ucrania y Rusia comiencen contactos políticos parece haber crecido en las últimas horas a pesar de que en el terreno con cesan los combates y bombardeos. Mientras en el terreno militar ambas partes tratan de fortalecer sus posiciones, el gobierno del presidente ucraniano Volodomir Zelenski se ha mostrado dispuesto al diálogo sin condiciones previas y en la frontera: “no creo que dé resultado, pero hay que intentarlo”, señaló hace unas horas.
Para el académico Paulo Botta, doctor en relaciones internacionales y docente e investigador de la Universidad Católica Argentina, no hay contradicción entre ambas instancias, ya que “nunca hay que olvidarse que lo militar es un brazo de la política, se persiguen objetivos políticos detrás de la violencia”. Agrega que, por un lado el gobierno de Zelinski sabe que, pese a la dura resistencia que han opuesto, las chances de vencer a los rusos son mínimas, pero al mismo tiempo para Moscú los costos políticos y en vidas de sus tropas aumentan cada día si no hay avances significativos. En diálogo con RÍO NEGRO, este especialista en la geopolítica de Eurasia y Medio Oriente analizó las implicancias de la invasión Rusia a Ucrania en el escenario global y para la Argentina.
– ¿Como ves la situación de Ucrania hoy?
– Más allá de de cuestión bélica, que es lo más mediático, está lo político y diplomático. Rusia ya ha señalado que el presidente Vladimir Putin está dispuesto a dialogar con el gobierno de Volodimir Zelenski, aunque por el momento los avances sean lentos hay chances de que se produzca alguna reunión en Minsk, Bielorrusia o en otro lugar, con presencia de delegaciones de Relaciones Exteriores, defensa y administración presidencial, clave en los países del Este. Zelenski, en medio de las operaciones militares también ha dicho a colegas europeos que está dispuesto a negociar. Está claro que ningún país de las potencias occidentales enviará tropas a enfrentar a Rusia por Ucrania y desde el punto de vista militar no hay posibilidad real de que Ucrania pueda derrotar a Rusia, más allá que de ninguna manera será un paseo, como estamos viendo, es probable que haya muchas muertes de ambos lados. Posiblemente Rusia ahora intente obtener algún beneficio extra de esta crisis, algo lógico desde lo político, más allá de lo que pedía días atrás: que era una garantía por escrito de que la OTAN no iba a incorporar a Ucrania, una desmilitarización de la zona y el cumplimiento de los acuerdos previos de Minsk. Probablemente Moscú apunte incluso a un cambio de gobierno, apostando a que Zelinski no cuente con demasiado apoyo apara mantenerse en el poder. La parte militar funciona, pero nunca hay que olvidarse que lo militar es un brazo de la política, no tiene autonomía per se.
– Hasta el momento Occidente ha anunciado poco más que ayuda económica y sanciones a Rusia, algunos sostienen que muchos más no podía hacer…
– Cada uno de los países que conforma de la OTAN tiene razones distintas para no involucrarse en el conflicto. Estados Unidos es el líder indiscutido de la Alianza Atlántica, pero está en una compleja situación económica interna por la inflación, cerca de elecciones de medio término, con una división interna como hace décadas que no se veía, saliendo de Afganistán hace seis meses… Lo último que necesita el gobierno Biden es una guerra abierta con Rusia. Alemania tiene una gran dependencia energética de Rusia, Italia también, hay causas y lógicas de política interna que hacen que no haya países dispuestos a apostar por una solución militar o involucrarse directamente en la contienda.
– ¿Se fortalece o se debilita Putin en este escenario?
– Conseguir los objetivos que se ha planteado los puede conseguir, pero el tema será a qué costo. Las sanciones sin dudas algún impacto económico van a tener, también el poder “blando” y la imagen de Rusia pagarán algunos costos, esto no va a ser totalmente gratis. Seguramente deberá hacer frente a varios muertos entre sus tropas, de hecho ya hay movilizaciones espontáneas en San Petesburgo y Moscú en contra de la guerra.
– ¿Qué consecuencias habría corto plazo en la región europea?
– La pregunta es si las provincias (del este con movimientos separatistas) Lugansk y Donetsk van a seguir formando parte de Ucrania como estaba en los acuerdos de Minsk, probablemenete no porque su independencia fue reconocida por Rusia. El segundo interrogante es quién seguirá gobernando Ucrania si el gobierno cae. Lo tercero será a qué se compromete Ucrania y la relación entre Rusia y Ucrania en el futuro, dependiendo de quién esté al frente del poder. En cuarto lugar, que ocurrirá en los aliados de la OTAN ante este nuevo escenario, es una señal clara que EE.UU. y sus aliados priorizan sus intereses más inmediatos por sobre la defensa de valores. Existe una creciente militarización de las relaciones internacionales y como consecuencia tienen menor importancia las instituciones globales. Y luego está el rol de estados que no están directamente involucrados, como China.
– ¿Cuál ha sido el rol de China en esta crisis?
– China ha observado con mucha atención y toma nota que la máxima respuesta de EE.UU y Occidente ante la invasión de Ucrania han sido sanciones económicas y políticas, que paradójicamente pueden beneficiarla. Si Rusia deja de comerciar con EE.UU y Occidente probablemente haya un excedente comercial con oportunidades apara las empresas chinas. Beijing ha tenido una actitud bastante prudente, tiene un punto de contacto con la actitud rusa de enfatizar la integridad territorial, porque es un enfoque que los beneficia en sus reclamos sobre Taiwán y en sus reclamos en la zona de Xinjiang, de rechazar la injerencia de otros estados en su país. Ellos juegan su juego que es fortalecer su poder territorial, de allí la ambigüedad: por un lado pedían reconocer la integridad territorial de Ucrania y por otro dicen entender los reclamos de seguridad de Rusia. Como se vio con el tema de los talibanes, China siempre mantiene cierto nivel de ambigüedad en sus posturas…
– ¿Puede esta crisis y las sanciones acercar a China y a Rusia?
– Hay que ver cuál es el impacto real de las sanciones, económicas o energéticas, una cosa es establecerlas y otra hacerlas cumplir. Paradójicamente una de las consecuencias de la política estadounidense de oponerse a China por un lado y por otro tensar las relaciones con Rusia es cercar a dos estados que por historia y política han tenido más ámbitos de confrontación que de cooperación.
– Quienes han expresado mayores inquietudes por el avance bélico de Rusia han sido los países bálticos, que están en la OTAN.
– Por supuesto, en todo el proceso de expansión de la OTAN hacia el este a partir de los ’90 en varias etapas, existía esa división entre los países del Este que apuntaban a Rusia como el gran peligro estratégico y los países mediterráneos, que planteaban otros escenarios como el África subsahariana. Queda claro que ahora el problema principal de la OTAN pasa a ser Rusia, esto lo fortalece. Resta por ver si esta identidad se va concretar de alguna manera.
– Entre los reclamos de Putin, estaba la exigencia de garantías de seguridad y el retiro de misiles de los países de la OTAN más cerfcanos a sus fronteras. ¿Estas demandas se podrán negociar ahora o se congelan?
– Yo intentaría circunscribir el ámbito de la discusión a Ucrania, obviamente si Rusia está en una situación de fuerza posiblemente querrá incluir otros temas en la agenda, pero eso está por verse, habrá que ver quién maneja la agenda de las conversaciones.
– Rusia ha dicho insistentemente que Occidente lo dejó “sin alternativas” más que actuar militarmente ¿cuanto hay de real en esto?
– Rusia tiene una sensación desde hace más de 30 años de haber sido privada de su estatus de potencia global, y esa es la línea conductora de Vladimir Putin a lo largo de los años: volver a posicionar a Rusia como un protagonista global. Son parte de los discursos internos de cada país, no es algo menor, es la forma de como miran al mundo. En esta crisis hay culpas compartidas. Obviamente Rusia ha tenido una postura maximalista y con un ejercicio de la violencia institucional, militar clara, pero también que los países de la OTAN sabían que cuando se expandían al Este estaban afectando los intereses de Rusia. En la política internacional no se puede hablar de buenos ni malos, son países que persiguen sus intereses y este choque de intereses es lo que tenemos en la actualidad.
– ¿Cuáles podrían ser las consecuencias de esta crisis internacional para Argentina?
– Tenemos poco para decir en el escenario mundial, somos países pequeños y alejados, aunque sí experimentaremos las consecuencias básicamente en dos áreas: los precios de los bienes energéticos no han dejado de subir desde las tensiones iniciales entre Rusia y Ucrania: para una matriz energética como la Argentina que en parte importante depende mucho de la importación de gas será negativo. Unos de los objetivos de la visita del presidente Fernández a Rusia, el apoyo de Moscú a las negociaciones con el FMI pierde vigencia ente este marco de sanciones y crisis con otros países. También las posibilidades de inversiones rusas de corto y mediano plazo. Hay una chance de que aumenten los commodities agropecuarios, Ucrania y Rusia son grandes productores y se verán afectados, pero este beneficio puede terminar balanceándose: ganás más por el mejor valor de productos agropecuarios pero pagás más por el gas que importás. Habrá que ver los cálculos. Otro elemento que me parece importante es que lamentablemente Argentina y Brasil otra vez no lograron generar una postura común ante una situación internacional importante. Me cuento entre quienes creen que el futuro de la región pasa por un mayor nivel de integración entre los países sudamericanos o latinoamericanos. Que ante este tipo de situaciones no podamos tener posturas comunes habla a las claras que cada uno va por su lado, con todos los perjuicios que ello significativa.
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