EEUU advierte que seguirá expulsando a migrantes cuando expiren las medidas sanitarias
Esta noche vence el Título 42, la norma que sirvió para expulsar a millones de migrantes por las restricciones del covid. Biden advirtió, de todas formas, a los que quieran ingresar ilegalmente al país que serán expulsados.
A pocas horas de que se levanten las restricciones fronterizas decretadas durante la pandemia, Estados Unidos advirtió este jueves que seguirá expulsando a los migrantes que intenten entrar sin usar «vías legales».
En medio de temores a una afluencia masiva, a las 23H59 hora de Washington (03H59 GMT del viernes) se levantará el llamado Título 42, una regla activada durante la pandemia para supuestamente frenar el covid-19, pero que en la práctica se utilizó casi 2,8 millones de veces para expulsar a migrantes al impedirles pedir asilo.
Pero en un contexto de precampaña electoral para las presidenciales de 2024, en el que la migración es un tema recurrente, el gobierno del presidente demócrata Joe Biden ha tomado cartas en el asunto en un intento por frenar la eventual llegada masiva de migrantes a la frontera con México.
Lo ha hecho compaginando «vías legales» con un endurecimiento de las condiciones de asilo, medidas que los republicanos, en particular su predecesor y futuro rival en los comicios Donald Trump, consideran insuficientes.
A partir de la medianoche, los migrantes que lleguen quedarán a merced del Título 8, que ya se venía aplicando.
Esto significa que si alguien llega sin reunir los requisitos para el asilo «estará sujeto a consecuencias más severas por entrada ilegal, incluida una prohibición mínima de cinco años de reingreso y un posible proceso penal», advirtió este jueves el secretario de Seguridad Interior, Alejandro Mayorkas.
Pero contar con esos requisitos será más difícil porque a esa misma hora entrará en vigor la regla de presunción de «inelegibilidad» al asilo que lo supedita a dos condiciones: haber seguido las «vías legales» o haberlo pedido en un país de tránsito y haber sido denegado.
Para seguir una «vía legal» el migrante puede acogerse a programas de reunificación familiar, a los permisos humanitarios para cupos de venezolanos, haitianos, nicaragüenses y cubanos, o bien tramitar sus solicitudes antes de llegar a la frontera mediante la aplicación móvil CBP One.
«Es Insólito», dice los que llegan a frontera
Los migrantes no dan crédito de que su futuro dependa de una aplicación móvil que además, según ellos, funciona mal.
«Es algo insólito que una aplicación prácticamente decida nuestra vida y nuestro futuro», se quejó Jeremy de Pablos, un venezolano de 21 años que lleva semanas acampando en Ciudad Juárez, en México. Lo más difícil es el reconocimiento facial porque «es un bingo, reconoce a quien quiere».
«Nuestras fronteras no están abiertas», recalca Mayorkas, para contradecir a los traficantes de personas que «difunden información falsa».
No basta para desanimar a aquellos aferrados a la esperanza.
En plena línea fronteriza entre Tijuana y San Diego, Steven Llumitaxi, un ecuatoriano de 21 años, mantiene «mucha fe» en que las autoridades migratorias le dejen pasar con su esposa y su hijo de dos años.
«Dicen que tienen más prioridad los bebés», declaró a la AFP en Tijuana, adonde fue trasladado por «coyoteros» que le cobraron 3.000 dólares por dar «el brinco» desde la frontera sur con Guatemala.
«Seguir adelante»
Mayorkas asegura que la transición del Título 42 al 8 «será rápida», con la ayuda de 24.000 agentes y oficiales de la patrulla fronteriza, pese a que «ya estamos viendo un alto número de interceptaciones (de migrantes) en ciertos sectores».
Dos días antes, el propio presidente Biden reconoció que «será caótico por un tiempo».
Salvo excepciones, los migrantes serán expulsados a sus países de origen y en el caso de los cubanos, nicaragüenses, haitianos y venezolanos a México.
Un activista, que pidió no ser identificado, declaró a la AFP que muchos de los que pudieron entrar en los últimos días han sido expulsados a México por la frontera de California, a unos 1.000 km de distancia.
Entre los migrantes que consiguen entrar, algunos duermen en la calle o en refugios abarrotados y otros contactan con amigos o conocidos para viajar a las ciudades dondes les esperan.
Si se quedaron sin dinero se ponen manos a la obra en busca de algún trabajo, aunque sea precario.
«Agarré el trabajito porque necesito seguir más adelante», declaró a la AFP Roberto Martínez, un venezolano de 36 años, en Brownsville, mientras pinta el muro de un negocio.
Llegó hace un par de días a esta localidad fronteriza con la mexicana Matamoros. Su destino final es Nueva York.
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