Detectaron un brote de coronavirus en un buque con ayuda humanitaria a Tonga
Confirmaron 23 contagios en la embarcación de origen australiano. Permanecerán en el mar mientras discuten con las autoridades la posibilidad de intentar una entrega sin hacer contacto.
Foto Consulado del Reino de Tonga en la Unión Europea
Un brote de coronavirus en el buque australiano que debía entregar ayuda humanitaria en Tonga pone en peligro la llegada del cargamento al pequeño archipiélago, golpeado por una erupción volcánica pero que hasta el momento es uno de los pocos países libre del virus.
Un total de 23 contagios fueron confirmados dentro de la tripulación del HMAS Adelaide, que lleva un cargamento de ayuda a Nuku’alofa, capital de Tonga.
La erupción del 15 de enero provocó un tsunami que alcanzó gran parte del Pacífico y cubrió al archipiélago de ceniza tóxica, al tiempo que destruyó una isla despoblada con una fuerza explosiva mayor que una bomba nuclear, recordó la agencia de noticias AFP.
Científicos de la NASA advirtieron días atrás que la erupción fue varios centenares de veces más potente que la bomba atómica estadounidense lanzada sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, en agosto de 1945,
Australia encabeza los esfuerzos internacionales de socorro, llevando agua y bienes humanitarios al país de 100.000 habitantes tras la catástrofe natural.
Tonga es uno de los pocos lugares del mundo libre en este momento del virus, y el ministro australiano de Defensa, Peter Dutton, dijo que no permitirían que el esfuerzo de socorro ponga esa condición en peligro.
El funcionario señaló que el barco permanecerá en el mar mientras discute con las autoridades de Tonga la posibilidad de intentar una entrega sin hacer contacto.
«No los vamos a poner en riesgo, pero al mismo tiempo queremos entregar la ayuda lo antes posible», declaró Dutton.
Una de las partes más golpeadas fue la isla Mango, el territorio poblado más cercano al volcán Hunga Tonga Hunga Ha’apai, ubicado 65 km al norte de Nuku’alofa.
El líder comunitario, el reverendo Kisina Toetu’u, dijo que los isleños oraron toda la noche mientras la ceniza caía como lluvia. «Fue la mañana siguiente que algunos hombres bajaron a buscar a una persona desaparecida y vieron la devastación, no quedaba nada», recordó.
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