Mujeres unidas por las tramas
La quinta feria de emprendedoras textiles reunió 40 fabricantes que no podrían llegar con su producción al circuito comercial más tradicional.
Coser y estampar, combinar colores, agregar detalles y hacer de todo eso un medio de vida. Además, no perder nunca de vista que la creatividad es el mayor valor agregado, el motor de todo. Con esas premisas nació y creció el colectivo de emprendedoras textiles Uniendo Tramas, que expuso la semana en el salón cultural de usos múltiples (SCUM) de Bariloche.
La feria fue la quinta que realizan desde el origen de la agrupación, en 2017. Es la oportunidad que esperan durante meses para vender su trabajo “sin intermediarios”, a precios que sorprenden a muchos compradores.
Es que las productoras, en su mayoría, no pueden montar un local propio (“¿con alquileres a 20 mil pesos? Inalcanzable”) y tampoco les cierra llevar sus prendas a negocios ajenos. “Casi todos te toman en consignación, y le cargan hasta un 100% del precio que nos pagan a nosotras. Así se hace difícil vender”, explicó Ludmila Cozzi.
Hay emprendedoras que hacen bordados, o intervienen las telas con estampados de dibujos propios. Es un mundo”.
Ludmila, una de las integrantes de este colectivo.
El colectivo está integrado por 40 emprendimientos textiles, de los que sólo dos están gestionados por hombres y el resto pertenece a mujeres. Ludmila, la vocera del grupo, explicó que muchas cosen por tradición familiar y otras empezaron con pequeños talleres particulares, arreglos y encargos que les llevaban conocidos, hasta que se animaron a crear un producto y empezar a darle carácter empresarial.
“Es algo ideal para las mujeres porque les permite organizarse y trabajar en su propia casa, mientras cuidan a sus hijos. Sin pagar niñera, y sin horarios estrictos”, explicó.
Dijo que el sector textil en Bariloche tiene mucha pujanza y que Uniendo Tramas logró asentarse gracias al apoyo conseguido de organismos del Estado, que les brindan capacitación, especialmente en la comercialización, el análisis de costos, los puntos de venta, y también las orientan para acceder a los necesarios planes de crédito.
“Mi línea son bolsos y neceser, pero hay todo tipo de cosas, una variedad enorme. El otro día nos preguntábamos cuánto y contamos 2.500 productos distintos”, dijo Ludmila.
Bastó con recorrer la muestra para comprobar que abundan las remeras, vestidos, pañuelos para el cuello y vistosos gorros. También es posible encontrar mochilas, delantales, pantalones, buzos, camperas, ropa interior, pantuflas tejidas con restos de tela, delicados almohadones y accesorios de todo tipo. Hay hasta muñecas y cuadernos delicadamente forrados.
Ludmila dijo que el diseño es una parte importante en el trabajo de cualquier emprendedora textil, tanto como dominar las técnicas de costura o estampado.
Diversidad
- 2.500
- productos distintos, desde remeras hasta ropa interior, se expusieron en el SCUM hasta la semana pasada.
De productor a consumidor
Lo que les brinda la “mesa”, según reconocen todas, es contar con espacios de venta. Porque establecer un puente directo con los potenciales clientes es el cuello de botella de cualquier microemprendimiento.
Una de las dificultades que encuentran las productoras textiles es dónde comprar las telas a precios accesibles. “En Bariloche es imposible”, aseguran todas. Cualquier proveedor local les cobra casi el doble de lo que vale el mismo corte en Buenos Aires.
Por eso muchas aprovechan viajes periódicos por un trámite o para visitar familiares y se traen todas las telas que pueden. “Lo que allá conseguís a 120 pesos el metro acá te cuesta más de 200 -dijo Ludmila- Así es imposible tener un precio razonable. Y la gente busca mucho y compara, con toda razón”.
En la expo del SCUM fue posible encontrar artículos que van de los 50 a los 1.500 pesos.
Nous, Lupitin, RZ, Nachulli, Cándida Bandida, Punto de Equilibrio, MBI, Nehuen Blue, Febe, Ay Antonia, Quilimbay, Serena e Hilando la Moda son algunas de la marcas que integran el colectivo. Otras que dieron el presente en la muestra son Nochilucas, Clo-B, Radal Suri, Kactus, Reina Mora, 3 Lunas, Roxi Creaciones y Luna Creciente.
La producción textil de escala artesanal tiene un plus que pasa por la calidad y también en la posibilidad de trabajar casi a pedido del cliente. Ludmila contó por ejemplo que en la muestra del año pasado una emprendedora confeccionó un vestido con medidas especiales que le solicitó una mujer con distrofia.
“Hay que saber diseñar y ensamblar, jugar con muchas cosas, manejar distintas máquinas -explicó-. Hay emprendedoras que hacen bordados, o intervienen las telas con estampados de dibujos propios. Es un mundo”.
Agregó que entre aquellos que fueron al SCUM a comprar indumentaria “hay residentes y turistas, hay muchos que entran por primera vez y se sorprenden. Otros ya conocen la propuesta y reinciden. Valoran los diseños y también los precios”.
Ese contacto es estimulante, no sólo porque de eso depende en buena medida el sostén económico de los emprendimientos, sino también porque con una muestra como la del SCUM “la gente también aprende a comprar”.
Así lo subrayó Ludmila, al indicar que “el comprador empieza a elegir mejor, a valorar la calidad, a llevarse prendas que duren”. Dijo que aquellas productoras que tienen talleres de arreglos están acostumbradas a que les lleven ropa comprada en supermercados “para reforzar las costuras”, y que “les terminan saliendo más caras”.
Angélica Carrasco es una de las integrantes del colectivo que participa de la feria, con su marca Kactus. “Yo hago cerámica desde siempre, también pinto mucho y acá traigo almohadones, bolsos y algo de indumentaria -describió-. Estar en el grupo Uniendo Tramas es un gran apoyo, una contención. Todo se mueve mejor”.
Diseño con identidad
Aunque no resulta fácil destacarse en el amplísimo universo de la moda, las tendencias y la producción textil -tanto nacional como la que viene de afuera-, las emprendedoras de Bariloche van en camino a definir una impronta propia, que los consumidores empiezan a distinguir y destacar.
Ludmilla Cozzi dudó en señalar si existe como tal un estilo local de indumentaria.
En cambio, Mercedes Beveraggi, que participa del colectivo Uniendo Tramas con su marca Serena, aseguró “hay sin dudas una identidad de Bariloche” en la confección textil.
“Es un estilo en el que se mezcla mucho, la estampa con el liso. La combinación de telas distintas, texturas diferentes, en remeras en vestidos”, definió Mercedes.
“ Son muchas las que trabajan así y no lo vas a ver tanto en otro lado, es algo particular de Bariloche”, dijo la emprendedora la semana pasada.
Esa característica se suma al aspecto vistoso de muchos productos, y “al precio coherente”, para garantizar la continuidad del proyecto, según se encargaron de señalar desde Uniendo Tramas, cuyo mensaje también subraya la convocatoria a cierta “conciencia social” en la decisión de “comprar a la vecina o a la amiga”.
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