¿Moderación o error?
Llegó la hora de la verdad. Ninguna otra de las promesas hechas por Barack Obama durante su campaña presidencial tenía una envergadura mayor y un contenido simbólico más relevante que la del repliegue de las tropas estadounidenses de Irak. Esa promesa era el sinónimo por antonomasia de un nuevo comienzo para Estados Unidos, de un quiebre absoluto con la política del presidente George W. Bush. Para millones de norteamericanos, el rápido retiro de los soldados estadounidenses de Irak implica el fin de una larga pesadilla.
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