Mitos y verdades de los préstamos

Salvador Calogero*

En la Argentina, la combinación de una serie de factores de mercado y culturales hizo que el préstamo sea un instrumento que tiene mala imagen. Culturalmente, principalmente para los mayores de 40 años descendientes de familias de inmigrantes, se inculcó como un credo que es mejor ahorrar que pedir prestado. Las condiciones cambiantes del mercado local, la poca claridad de los términos y mucha intermediación hicieron que los costos de solicitar un préstamo sea extremadamente elevado y, en muchos casos, prohibitivo. Finalmente, hay pocas empresas que ofrezcan este servicio y existe una demanda insatisfecha, sobre todo entre la población que tiene bajos ingresos o que no son comprobables, un segmento vulnerable a cualquier imprevisto y que únicamente a través de la financiación puede prosperar y crecer financieramente.

Según el análisis que realizamos sobre un panel de 1.500 personas entre 18 y 64 años, con una cuenta bancaria y usuarios de Internet, el 49,73% afirmó que no tomaron préstamos, mientras que el 50,27% lo hizo. Entre quienes solicitaron un préstamo, si bien el 35% de los encuestados ve la deuda como algo negativo o peligroso -referenciando gran parte al legado cultural mencionado y a la experiencia de pares con este tipo de financiación-, un 56% opina que hay que tener cuidado con este instrumento y un 13% destaca que es un producto interesante y saben que el endeudamiento, utilizado de manera medida y racional, ayuda a desarrollarse financieramente y a cumplir con los objetivos de crecimiento que se buscan con estos instrumentos. Asimismo, entre los tomadores de préstamos -el 32%- se mostraron interesados en volver a utilizar este instrumento.

Estos datos, comparados con lo que sucede en otros países, nos permiten tener una proyección de cómo este instrumento financiero ayuda al crecimiento de la economía. Si cruzamos del otro lado de la cordillera, en Chile, en un período de 20 años su PBI per cápita creció de u$s 6.000 promedio a u$s 16.000.

La relación de deuda contra el PBI pasó de 56% a 113%. Esta relación similar entre uno y otro indicador muestra que uno de los principales instrumentos para el crecimiento de la economía es el crédito. Para que esto sea viable si tienen que cumplir unos requisitos mínimos fundamentables: claridad y transparencia en los términos, visibilidad de largo plazo, oferta de mercado y desintermediación financiera.

Otros países de la región, como México y Colombia, tienen comportamientos similares en cuanto a su tasa de crecimiento, no así y comparativamente en relación a la deuda contra PBI.

Hoy, y si nos remontamos a dos años atrás, las posibilidades de obtener un préstamo se multiplicaron y el proceso es cada vez más sencillo y avanzado. En este proceso, la tecnología se convirtió en un facilitador y derriba las fricciones en el proceso.

Necesitamos sumar más jugadores al mercado y juntos educar en la responsabilidad financiera, una deuda pendiente en el país y de la cual todos los que participamos en el mercado financiero tenemos que asumir.

*Director ejecutivo de la compañía 4Finance en la Argentina


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