Más calor, menos peligro con el plan para mejorar casas
Un programa municipal en Bariloche ya tuvo éxito en las casas de unas 200 familias y, con financiamiento nacional, se propone llegar a otras 1.000.
El programa municipal de “viviendas sustentables” ya generó soluciones a más de 200 familias en distintos barrios de la ciudad y consolidó un formato que obtuvo apoyo económico de Nación para atender la demanda de otros 1.000 hogares.
También incorporó hace pocos días un kit de “tecnologías de diagnóstico” donado por una fundación, que permite evaluar el estado de las viviendas en parámetros como “balance térmico, infiltrometría y niveles de humedad”.
Estos registros son el primer paso ante de definir el tipo de obras a realizar, que es específico para cada caso y que busca mejorar las condiciones de habitabilidad, con el mínimo de intervención.
El presidente del Instituto Municipal de Tierras y Viviendas, José Mella, dijo que el programa comenzó en 2016 con una primera inyección de fondos del propio municipio. “Después presentamos la idea a la secretaría de Vivienda de Nación y les interesó mucho. Nos aseguraron una partida de 60 millones de pesos, que alcanza para 1.000 viviendas y lo trasladaron a otros municipios”, aseguró Mella.
El funcionario explicó que “la gente se anota en el Instituto, recibe una visita social para comprobar que cumple con todos los requisitos y después se realiza el testeo de la vivienda. En esa tarea participa la fundación Fovisee”.
El siguiente paso está a cargo de las cuadrillas, que están integradas en parte por cooperativas del extinto programa Argentina Trabaja. Muchas son mujeres. Ellas realizan las reparaciones y mejoras.
Mella dijo que a algunos beneficiarios el Instituto les traslada el costo, financiado en varias cuotas con un bajo interés. Otros que no tienen capacidad económica directamente son eximidos y reciben el mejoramiento a modo de subsidio.
En éso el programa también es individual, no hay un estándar y se aborda caso por caso.
Ahora el calor permanece más. Y lo de la luz también viene muy bien, porque estábamos directo del pilar y era un peligro”.
Sandra Barría, del barrio San Francisco, en cuya casa se hizo una intervención.
Abordaje integral
Sandra Barría vive en la calle Asunción, en el barrio San Francisco I y en febrero pasado, “a propuesta de una amiga”, se acercó al IMTV a averiguar y fue admitida en el programa Sustentabilizar Hogares.
Son seis de familia y su vivienda precaria tenía serios problemas con la instalación eléctrica, además de falencias de aislamiento. Hoy la calefacción a leña les rinde mucho más y los cables están resguardados como corresponde. Además, les instalaron un disyuntor.
“Para nosotros fue un cambio grande, la casita quedó buena. Y fue muy rápido”, dijo Sandra.
El responsable técnico del Instituto, René Galindo, estuvo a cargo de monitorear las obras y destacó que lo que se busca es “ofrecer una solución integral” que incluye la mano de obra. Se diferencia en eso de otros planes de ayuda que no realizan diagnóstico y simplemente entregan materiales, chapas o plástico para que el beneficiario se ocupe del resto.
Mella aclaró que el programa “no está direccionado a un solo estrato social”, pero hasta ahora las intervenciones se concentraron en la Pampa de Huenuleo y en barrios del oeste como Virgen Misionera. “En general son las casas en peor estado en barrios populares” las que recibieron la ayuda, señaló el funcionario.
Explicó que las intervenciones de ese tipo “evitan actuar sobre la emergencia”, que se produce en esta época. Por eso la inscripción, el diagnóstico y las obras se activan principalmente en primavera y verano.
Admitió que la demanda es mucha. “Hay lista de espera y no damos abasto -aseguró Mella-. El ritmo que tenemos es de 8 casas por semana, lo que nos da 32 por mes. Queremos llegar a las 55”.
Destacó que otro beneficio directo es que los trabajos los realizan con “mano de obra local” que previamente fue capacitada, y no con grandes empresas.
El responsable técnico del Instituto, René Galindo, estuvo a cargo de monitorear las obras y destacó que lo que se busca es “ofrecer una solución integral” que incluye la mano de obra. Se diferencia en eso de otros planes que no realizan diagnóstico y simplemente entregan materiales, chapas o plástico para que el beneficiario se ocupe del resto.
Mella aclaró que el programa “no está direccionado a un solo estrato social”, pero hasta ahora las intervenciones se concentraron en la Pampa de Huenuleo y en barrios del Oeste como Virgen Misionera. Admitió que la demanda es mucha. “Hay lista de espera y no damos abasto -aseguró-. El ritmo que tenemos es de 8 casas por semana, lo que nos da 32 por mes. Queremos llegar a las 55”.
Tiempo y espacio
- 32 casas
- por mes son las que llegan a intervenir los operadores del plan. Quieren mejorar el ritmo y llegar a 55.
- 1 semana
- dura la etapa de diagnóstico de cada vivienda, que es clave para definir el plan de acción en cada caso.
“Seguridad y aislamiento, las prioridades”
René Galindo explicó que la etapa de diagnóstico, que suele durar una semana, es clave en todo el proceso. Realizan mediciones de temperatura, de humedad, pérdidas de gas, filtraciones y corrientes de aire.
Luego llegan con la cuadrilla, que en la vivienda de Sandra trabajó sólo 3 días, con un plan previamente acordado, porque la familia permanecía en el lugar y debía desplazarse de un ambiente a otro para facilitar las tareas.
Galindo dijo que “la prioridad es la seguridad, por eso se adecuó antes que nada la instalación eléctrica”, y después se dedicaron a mejorar el aislamiento, con criterio de “vivienda sustentable”. Trabajaron con lana de vidrio y aluminio para revestir paredes y parte del techo. “Ahora el calor permanece más, se nota bastante -dijo Sandra – y lo de la luz también viene muy bien, porque estábamos directo del pilar y era un peligro”.
Galindo dijo que, además de los oficios específicos (gasista, electricista, albañil y techista), el equipo de trabajo “está capacitado en lo social”, porque deben convivir con los beneficiarios mientras dure la obra.
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