Mano a mano con uno de los genios de la física

Juan Martín Maldacena es uno de los científicos más famosos y respetados de la actualidad y está pasando unos días en Bariloche. Ha venido a dar charlas en la ciudad y en el Instituto Balseiro, así como también a conversar con sus colegas y amigos. “Río Negro” se entrevistó con el autor de la “Conjetura Maldacena”, una teoría que sorprende.

Toncek Arko

Claudio Andrade

candrade@rionegro.com.ar

Para un neófito, para un, digamos, amante de la literatura, de las series de televisión, de Hollywood, conversar con Juan Martín Maldacena tiene un condimento fantástico. El diálogo entre un genio y un ser cualquiera que rema como tantos otros para entender una división de dos cifras. No es fácil. Maldacena es la dimensión desconocida. Uno pasa a través de la cortina de su pensamiento como lo haría a través de los anillos de Saturno. Se sabe que una frontera increíble ha sido cruzada pero sin ser capaz de definirla, de cuantificarla. Como en una abducción ET de la experiencia sólo quedan recuerdos borrosos.

Habla Maldacena antes de entrar a la sala de la Biblioteca Sarmiento para ofrecer su conferencia “Las simetrías y la simplicidad de las leyes de la Física y el bosón de Higgs”. Habla y trata de hacer volar sus frases lo más a ras del suelo posible para que el periodista comprenda aunque sea un poquito a lo que se refiere. Eso que gobierna su mundo. Que es su centro.

Atención, aquí nadie está conversando acerca de las proyecciones a futuro de su famosa teoría la “Conjetura de Maldacena” (faltaba más). No, aquí y ahora, se habla en general, de bueyes perdidos, de la intimidad que se oculta detrás de una de las mentes más encumbradas del planeta.

Hoy es un día especial porque Maldacena, quien acaba de ser premiado con el Yuri Milner a la Física Fundamental dotado de 3 millones de dólares, ha vuelto a una geografía que significa mucho para él. Es como regresar al pasado, mejor no utilizar enfrente suyo este tipo de imágenes literarias. Básicamente lo que encuentra en Bariloche, en el Instituto Balseiro, son interlocutores. No más de 2.000 personas son hoy capaces de entender su Conjetura y no viene mal pasar por el barrio para charlar con los amigos sobre cómo van las cosas al respecto.

¿Cómo explicarías “La Conjetura de Maldacena” a un adulto que quisiera comprender aunque sea la orilla del mar de tu trabajo?

–La conjetura es una relación entre dos tipos de teorías, ambas son teorías cuánticas. De un lado tenemos teorías de partículas interactuantes, teorías similares a las que se usan para describir la interacciones de partículas elementales en la naturaleza. Por otro lado tenemos teorías de un espacio-tiempo dinámico, como la teoría de la relatividad general de Einstein, que es una teoría de la gravedad. La versión cuántica de esta teoría esta descripta por la llamada teoría de cuerdas. Esta teoría de la gravedad está definida en un espacio que, a grandes distancias, tiene curvatura negativa.

Hay un sentido en que estos espacios tienen una frontera. La teoría de partículas vive en esta frontera. La relación es una relación matemática entre dos teorías. Es como decir que 2 + 2 = 3+1, excepto que en lugar de sumar sobre números sumamos sobre configuraciones del espacio- tiempo por un lado o configuraciones de un campo cromo-electromagnético del otro.

–¿Cuántas personas en el mundo pueden realmente entender entender la “Conjetura de Maldacena”?

–Estimo que hay aproximadamente 2.000 que la entienden bien y unos 30.000 que entienden de qué se trata.

–Acabo de terminar el libro “Solar”, de Ian McEwan, una historia donde los protagonistas son físicos. El autor describe la figura de una científica quien asegura que ella y un grupo de colegas descubrieron un gen en un león de un modo tan complejo y tan críptico que ese gen sólo podía existir para ellos. ¿No ocurre algo lejanamente similar con las teorías de la física que son o parecen inaccesibles para el común de las personas?

–Las teorías de la física se pueden entender luego de un esfuerzo finito. Lo bueno es que las teorías se van entendiendo cada vez mejor y se va simplificando su presentación. Ahora las teorías se entienden mucho mejor de lo que las entendían sus descubridores originales.

–Sé que te han preguntado esto. ¿Con qué personaje de “The Big Bang Theory” te identificas?

–Ésta es una pregunta que no sé si responder. Ninguno en particular.

–La ciencia, al explicar el origen del Universo, se encuentra con esta negación “reproductiva”. ¿Cómo te imaginas ese “no”, esa nada a partir de la cual surgieron las cosas que hoy conocemos como infinito?

–En la física no hay infinitos, todo lo que se mide es finito. No sabemos exactamente como describir el principio del universo, la teoría de cuerdas trata de hacer esto pero todavía no lo ha logrado. La idea es que el tiempo no estaba definido antes del principio, que no tendría sentido preguntarse que había antes, o si había nada, etc.

–Un amigo de Roca me contó una anécdota que puede ser apócrifa. Me dijo que la teoría por la cual te hiciste famoso en el campo científico “te vino” como una especie de satori caminando por los bosques de Bariloche ¿Es cierto esto o es ya parte de tu mitología personal?

–(Risas) No es cierta. Ya estaba viviendo en EE. UU. cuando escribí el artículo de la conjetura. Como muchas de las leyendas que son divertidas, es falsa. Pero al menos es divertida.

–¿Cómo es tu proceso laboral? Me refiero a que alguien que no conoce el campo de la física teórica se imagina que la elaboración de postulados deben producirse un poco como trabajaban los filósofos griegos, que se sentaban a pensar y a cuestionar la realidad. ¿Haces algo como esto? ¿Usas un lápiz y un papel y proyectas el universo?

–Yo diría que es más parecido a como trabajaban los matemáticos griegos, con lápiz y papel, discutiendo con los colegas. Por supuesto, estamos también ayudados por e-mail y computadoras para hacer cálculos. Se trata de encontrar fórmulas matemáticas nuevas, de encontrar mejores maneras de hacer cálculos, de encontrar la interpretación física adecuada de otras fórmulas. Esto se discute con colegas, se escribe en artículos y se lee en artículos que otros escriben.

–¿Hay un momento en este proceso en que te agotas o siempre te resulta entretenido?

–Ah, tiene sus momentos. A veces es muy divertido y hay ocasiones en que se pone más árido pero lo disfruto.


Toncek Arko

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