Los vecinos denuncian que la obra cloacal de Viedma está abandonada

El sector abandonado, de acuerdo a lo que dijeron los vecinos en las últimas horas, se ubicada en calle Schieroni.

Pese al primer anuncio oficial de hace un mes sobre la finalización de la obra de recambio del colector cloacal de la calle Schieroni, los vecinos pudieron certificar y tomar registros fotográficos de que las tareas están paralizadas sin explicación alguna de Aguas Rionegrinas Sociedad Anónima (ARSA) ni el Departamento Provincial de Aguas (DPA), que el organismo de control de la empresa concesionaria.

Si bien se levantó un “by pass” que dejaba en riesgo, quien viven en las inmediaciones advirtieron en las últimas horas que existen aún dos bocas abiertas sin la terminación correspondiente, recordando que el pliego licitatorio de la obra adjudicada a la empresa Cementos del Sur comprendía la conclusión con la reparación del asfalto.

El sector abandonado, de acuerdo a lo que dijeron los vecinos en las últimas horas, se ubicada entre el 1.200 y 1.300 de esa arteria del barrio Santa Clara, cuya Junta Vecinal se ha mantenido en silencio pese al reclamo de quienes habitan las inmediaciones.

El nuevo colector, según ARSA, optimizará el funcionamiento del sistema cloacal en este sector de la ciudad así como también mejorará el tránsito del líquido evitando desbordes en la zona.

La obra, ejecutada por la empresa contratada Cementos del Sur, demandó una inversión provincial de 6.115.279 y contempló la colocación de 260 metros de cañería de 710 milímetros de diámetro con su correspondiente reposición de pavimento y del sector afectado. Al parecer, la empresa se retiró antes, y luego trascendió que ARSA retomaría los trabajos con multa a la empresa.

Por otra parte, tras una recorrida por barrios de Viedma, el legislador Mario Sabatella (FnyP) cuestionó que en la ciudad “hay calles ocupadas por fluidos cloacales, los autos circulan por una sola vía para no pisarlos y desparramarlos aún más”.

A su entender “se ven algunos sectores públicos verdes, inundados de un agua turbia y olorosa, y ahora con el calor el olor es más intenso, se suman los mosquitos y demás insectos que prolifera en esas aguas.

Criticó que “incluso dentro de algunas viviendas pasa lo mismo, los sanitarios rebalsan, y vivimos ante un riesgo sanitario constante y que puede pasar a ser una catástrofe urbano – ambiental”.


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