Los tetrabrik vacíos pueden ayudar a pasar el invierno

Una máquina hace placas con el prensado de los envases para usarlas en coberturas interiores de viviendas precarias de maderas, o placas para los cielo rasos.

Reciclar tetrabrik, ayudar a mejorar las condiciones de vida de muchas familias de bajos recursos y generar un emprendimiento productivo, forman parte de un proyecto que lleva adelante la Facultad de Ciencias de la Alimentación de la UNC y el grupo EDESA (Energía, Desarrollo Sustentable, Alimentación), para fabricar placas que sirvan para revestir casas precarias.

La idea está en marcha de hace poco más de un año, pero comenzó a tomar trascendencia a partir del pedido que hizo la facultad con asiento en Villa Regina, solicitando el depósito de envases de cajas de leche, salas, jugos y vino en un contenedor en las puertas de la casa de estudios.

El objetivo es fabricar placas con el prensado de los envases, y hacer coberturas interiores de viviendas de madera, como placas para los cielo rasos, chapas para los techos, o pueden servir para la fabricación de carpetas para estudiantes, entre otras alternativas.

Esperamos que la Facultad de Ingeniería haga las pruebas de impacto y resistencia para certificar la calidad del producto”.

Hugo Curzel, docente de la UNC e integrante de EDESA.


La iniciativa se comenzó a trabajar hace un año con la construcción de una primera máquina para hacer prensado y fusión por calor de los envases de tetrabricks. Luego se mejoró aunque resta sumar equipamiento ya que está pensado para que a futuro se transforme en un emprendimiento productivo por fuera de la Universidad.

En el proyecto intervienen docentes de la Facultad de Ciencias de la Alimentación de la Universidad Nacional del Comahue, la Comisión de Fomento de Valle Azul, la Universidad de La Plata y la Tecnológica de Bahía Blanca.

Por el momento todo se desarrolla de manera artesanal, con una máquina fabricada por los mismos docentes. “Como todo proceso de investigación lleva un tiempo llegar al resultado final óptimo; por el momento se está desarrollando el proyecto de manera artesanal con la colocación de los envases de tetrabricks abiertos para fusionarlos mediante un sistema de presión y calor” detalló Hugo Curzel, docente de la Facultad de Ciencias de la Alimentación de la UNC e integrante de EDESA.

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Indicó que el equipo se construyó con diferentes elementos y recursos aportados por los docentes, pensando principalmente en poder trasladar la tecnología a quienes les interese desarrollar un emprendimiento. En este sentido Curzel comentó que “una máquina del tipo industrial hoy tendría un costo superior a los 100 mil pesos”.

“Este proyecto busca generar trabajo, porque si terminamos de mejorar el prototipo, se puede ceder a varias personas para que lleven adelante un microempendimiento” agregó el docente.

La idea no es nueva, en Argentina, puntualmente en La Rioja, existe un emprendimiento industrial que aprovecha este tipo de envases para fabricar placas, chapas y perfiles, con el procesamiento de cuatro mil toneladas de tetrabricks por año.

Las placas se pueden moldear con la forma de una chapa acanalada y usarse como techo; o armar una carpeta para estudiantes o una caja para guardar cosas.


“Hay un cálculo hecho de que por semana y por persona se arrojan a la basura tres envases de tetrabricks, es decir que existe una materia prima abundante, que hoy en nuestra zona no se aprovecha. Son recursos que no tienen costo; pero para su aprovechamiento hay que trabajar mucho en una campaña de concientización para hacer una separación en domicilio” subrayó.

La propuesta ya fue presentada en diversos encuentros con profesionales del Alto Valle, logrando una buena aceptación. “Un arquitecto de Neuquén está trabajando sobre un proyecto de un barrio ecológico y se mostró interesado en el uso de este tipo de placas. A nosotros lo que nos interesa es generar trabajo, riquezas y por supuesto cuidar el ambiente” señaló Hugo Curzel.

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Varias son las ventajas que otorga la fabricación de placas con envases de cartón y aluminio. Por un lado, la materia prima no tendría costo ya que se aprovecha el desecho domiciliario. A su vez las placas que se fabrican, que tienen un espesor por debajo de los 5 milímetros, se pueden usar para recubrimiento de interiores dado que son impermeabilizantes, aislantes termo-acústicas y se pueden pintar.

“Nuestra idea es pintarlas con pintura ignífuga, ya que recorriendo algunos barrios del Alto Valle, vimos que hay casas construidas con cantoneras; entonces existen dos alternativas, se pueden reemplazar, o bien usarlas como una cobertura interior” comentó Hugo Curzel.


El proceso de elaboración es simple y requiere pocos pasos


En principio se debe contar con los envases de tetrabrick limpios y abiertos, los cuales se colocan dentro del molde superponiendo varios envases en capas. El molde cuenta con un sistema de resistencias eléctricas que calientan placas de metal que funcionan a su vez como sistema de prensa por presión.

“La presión y el calor hacen que los envases se fusionen entre sí conformando una sola placa” detalló Hugo Curzel, quien agregó que el proceso de conglomerado de los envases demanda algunas horas.

“Ese tiempo se puede reducir si se utilizan resistencia de mayor poder calórico que se transfiera a las placas de metal”, dijo.

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Una vez procesadas, son recortadas para evitar imperfecciones, en tanto que un próximo paso que aún no realizaron, es la colocación de una capa de pintura ignífuga para brindar mayor seguridad cuando se la utilice como recubrimiento interior en viviendas construidas con maderas.

Actualmente con el ritmo de trabajo que emantienen “podemos fabricar dos placas por día con un tamaño de 1,20 por 0,60 metros, pero con una dedicación mayor se pueden producir entre cinco y seis placas por día. Hoy cada una de estas placas tiene un valor de venta de alrededor de 500 pesos, algo muy por debajo de cualquier otro producto de mercado que tenga la misma finalidad”, remarcó.

Distintos tipos de placas que se fabricaron se han sometido a pruebas para comprobar su durabilidad y resistencia y hay placas exteriores que han estado casi un año a la interperie sin sufrir modificaciones. El docente de la Facultad de Ciencias de la Alimentación insistió en que es un proyecto que está en desarrollo e investigación.


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Reciclar tetrabrik, ayudar a mejorar las condiciones de vida de muchas familias de bajos recursos y generar un emprendimiento productivo, forman parte de un proyecto que lleva adelante la Facultad de Ciencias de la Alimentación de la UNC y el grupo EDESA (Energía, Desarrollo Sustentable, Alimentación), para fabricar placas que sirvan para revestir casas precarias.

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