Los ríos bajos ponen en riesgo las tomas de agua en las ciudades
Son las que captan para abastecer a la población del Comahue. El Limay, el Neuquén y el Negro vienen con caudales por debajo de la media desde el 2008. El cambio climático obliga readecuarlas.
Las imágenes que muestran los ríos de la región son preocupantes. Sus caudales por debajo de la media histórica desde el año 2008 obligarán a algunas ciudades a readecuar las tomas de captación para garantizar el agua potable.
Las obras serán a futuro, no en esta temporada, explicó a Río Negro” el titular del Departamento Provincial de Aguas, Fernando Curetti, y atribuyó el problema al cambio climático.
Los ríos bajos son consecuencia de la prolongada sequía que golpea a la zona del Comahue y se marca con fuerza en las represas del Limay.
La mayoría de los embalses están en niveles mínimos. “Erogan el doble del agua que les ingresa”, reveló una fuente de la Autoridad de Cuencas. En el caso de que sea necesaria una generación plena en invierno, bajarían a niveles que no se ven desde hace décadas.
En estos días el río Negro presenta un caudal que ronda los 450 m3/s, cuando su media histórica está establecida en 930 m3/s y los especialistas ya hablan de una necesaria actualización.
Hoy es común ver a los pescadores metidos en el medio del cauce y con el agua en la cintura. Los pedreros se multiplican y la correntada muestra poca fuerza.
Quien encendió la alarma por la situación de los ríos fue la gobernadora Arabela Carreras. “Hay un decrecimiento del agua disponible. Las tomas quedan por encima del nivel del cauce y ya tenemos problemas en las ciudades”, indicó hace unos días, al anunciar una tarea conjunta de varios organismos para mitigar los efectos del cambio climático.
Ante una consulta de este diario por el problema con las tomas, Curetti citó el caso de la planta de captación que se hizo en Bariloche en el arroyo Ñireco. Desde ella se iba a abastecer a los barrios de el Alto, pero ese curso se fue secando.
En referencia a las ciudades del Alto Valle, dijo que “tenemos que replantear la situación de las tomas viejas para un nuevo escenario complicado”.
Mencionó que en Cinco Saltos se construyó una nueva planta potabilizadora, con una ubicación estratégica, debido el cauce disminuido que presenta desde hace años el río Neuquén. En Fernández Oro se hizo lo mismo hace poco, ya que no podían garantizarle el agua a su población.
Muchas variables
Si bien el problema de la baja de caudales en los ríos llegó para quedarse, son muchas las variables que los afectan.
“Explicarlas solo por el cambio climático, no es una respuesta precisa”, sostienen distintas fuentes de ámbitos académicos.
Mencionaron que faltan datos del impacto de crecimiento de la población, cuánto volumen de agua se extrae de los ríos para consumo humano y usos productivos en campos y en otras actividades. Y también recreativos, como las piletas particulares.
Un extenso período de sequía, con nevadas fuertes que no alcazan
“El impacto del cambio climático llegó para quedarse. Estamos viendo en los últimos años períodos secos y extra secos en la región. Las nevadas invernales fueron buenas, pero las napas y suelos no llegaron a recargarse para que luego pueda darse un derrame que levante el caudal de los ríos”, explicó Fernando Curetti, titular del DPA.
Dijo que del análisis de la serie con los datos de caudales de los ríos se observa que desde el 2008 el Limay y el Neuquén vienen muy por debajo de la media. Las causas: escasez de nieve y lluvias.
Al describir los ciclos hidrológicos de ambos ríos, sostuvo que siempre mostraron dos crecidas anuales. Una por las lluvias que se registran en abril y mayo, y otra en primavera, en el período de fusión.
“Los expertos en meteorología dicen que esa característica va a desaparecer. Solo se verá una curva de crecida. Será solo por lluvia, o sólo por fusión”, agregó.
Al nuevo escenario climático lo definió con dos polos característicos: sequías extensas y prolongadas por un lado. Lluvias intensas, muy cortas en el tiempo y y en áreas acotadas, por el otro.
Un verano crítico en el Alto de Bariloche por la escasez
El descenso de caudal en el arroyo Ñireco provocó un serio faltante de agua en varias zonas de la Pampa de Huenuleo que se extendió durante todo el verano y que sólo tendría solución con una nueva obra de captación en el lago Gutiérrez.
El Ñireco aporta a través de la toma instalada en Pilar II, que esta temporada entró en déficit por la escasez de precipitaciones y las altas temperaturas. Fuentes del DPA señalaron que en condiciones normales bajan por ese ducto entre 500 y 600 metros cúbicos por hora y este verano funcionó con la mitad de ese caudal, en una caída de producción “que no tenía antecedentes”.
El problema afecta en forma directa a unas 10.000 personas. Viven en los altos del barrio El Frutillar, las 645 Viviendas, los barrios Unión y 2 de Abril y también las tomas lindantes, como la 29 de septiembre, que se valen de canillas públicas no planificadas y le quitan presión a la red en momentos de mayor demanda..
La provincia anunció hace ya algunas semanas que la obra prevista para llevar solución a toda la Pampa de Huenuleo es un nuevo acueducto desde el lago Gutiérrez, que demandará importantes obras de captación, impulsión y dos cisternas.
Garantizaría la provisión de unos 500 m3/h, con posibilidad de atender el crecimiento de demanda por los próximos 15 años.
El ministro de Obras Públicas Carlos Valeri, dijo que la nueva infraestructura se construirá “en el futuro inmediato”, con la posibilidad cierta de que esté lista para el próximo verano. Pero otras fuentes lo pusieron en duda y subrayaron que, aun con la decisión tomada, “va a llevar tiempo porque no está el proyecto ejecutivo y tampoco el financiamiento
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