Los rebusques del turismo “low cost” en Bariloche
Compran la comida en supermercados, evitan las excursiones pagas y exprimen la SUBE. Las costas de los lagos están llenas de visitantes.
El ahorro comienza desde la búsqueda. Quienes no reservan alojamientos con antelación, consultan tarifas en varios lugares, recorren y evalúan. Compran en supermercados para evitar comer afuera. Prefieren caminatas no tan promocionadas antes que las excursiones.
De la mano de los vuelos “low cost”, también el turismo gasolero desembarcó de lleno en Bariloche. Otro público, otros hábitos. Ya no solo los mochileros se inclinan por las actividades que no tienen costo. También las familias argentinas se las rebuscan para disfrutar al máximo gastando lo menos posible.
“Quisiéramos recorrer Circuito Chico y vimos que hay una línea de colectivos que llega hasta el lugar. ¿A dónde podemos recargar la SUBE?”, pregunta un matrimonio de unos 60 años en la oficina de informes de la Secretaría de Turismo.
La hilera de turistas ávidos por hacer consultas es larguísima. Los empleados recalcaron que por lo general, es público que consulta por alternativas a las excursiones tradicionales. Paseos gratuitos y de fácil acceso.
“Está a la vista: las playas están llenas y las agencias, vacías. Esos son indicativos”, sintetizó Pablo Molteni, presidente de la Asociación de Hostels Bariloche.
Recalcó que la gente busca “actividades que no tengan costo, caminatas simples más si están con nenes, como la Cascada Los Duendes o el cerrito Llao Llao”.
Con una habilidad asombrosa, David Notin y Sebastián Reynaud, amigos oriundos de Lyon, Francia, cargaban pan, salame, facturas, galletitas y un pote de dulce de leche en dos bicicletas tapadas de equipaje. En pocos minutos, estuvieron preparados para emprender su viaje a Villa La Angostura. El desafío es cruzar Sudamérica en bicicleta. “Nos resulta barato por el dólar pero Bariloche es más caro que otras ciudades en las que hemos estado, como Buenos Aires. Un albergue allá nos salía 500 pesos; acá, 1.000”, indicó Notin.
Juan Pissaleff, turista oriundo de Capital Federal, alquiló un departamento a través de los buscadores. “Optamos por un departamento porque tenía una tarifa muy similar a un hotel y nos daba más libertad para evitar salir a comer. Nos movemos en bondi”, señaló el joven .
Antes de partir para el cerro Catedral, Viviana Pollee, su pareja y pequeña hija, oriundos de El Tigre, pasaron a comprar agua, frutas y galletitas para llevar al paseo. El mate ya estaba preparado. “Precios hay para todos los gustos. Si buscás, encontrás. Optamos más por salir a pasear y no le damos tanta importancia al almuerzo o a la cena. Y la verdad es que aprovechamos bastante los espectáculos callejeros. No gastamos tanto”, relató Pollee.
El ahorro comienza desde la búsqueda. Quienes no reservan alojamientos con antelación, consultan tarifas en varios lugares, recorren y evalúan. Compran en supermercados para evitar comer afuera. Prefieren caminatas no tan promocionadas antes que las excursiones.
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