Los pros y los contras del hidrógeno verde
Es un sucedáneo de los hidrocarburos, menos eficiente y mucho más limpio.
Argentina tiene una ventaja en sus energías renovables para poder producir hidrógeno verde a bajo costo. Archivo
¿Se contaminará el mar?, ¿huirán los turistas de Playas Doradas?, ¿vamos a exportar una energía limpia en vez de consumirla? Hay más dudas que certezas en torno del proyecto de fabricación de hidrógeno mediante un procedimiento de electrólisis del agua pero ello se debe a que el mundo está en pleno estudio de los procesos, especialmente para bajar los costos de producción, que fue -por caso- lo que permitió explotar los hidrocarburos confinados en rocas hiperimpermeables, hoy conocidos como “no convencionales”.
La inversión para el hidrógeno verde será en cuatro etapas
Las ventajas para la provincia son enormes:
•Se desarrolla una zona que desde el cierre de Hipasam, en 1992, nunca volvió a encontrar un rumbo, no ya de crecimiento, sino simplemente de subsistencia.
•El resultado es un combustible que no libera al ambiente gases de efecto invernadero, pero tampoco en su fabricación, con un modelo de energía eólica que esquiva el uso de fósiles.
•Se genera un polo de conocimiento que puede ser el disparador, en el eje de la ruta 23, de nuevas líneas de investigación y aplicación de la ingeniería para el polo tecnológico de Bariloche.
Pero el proyecto en sí tiene sus dificultades:
•Es un gas difícil de detectar, es inoloro e incoloro, aunque es tan ligero que se disipa rápidamente. Es tal esta última propiedad que suele tener una tasa de fugas tres veces más alta que el gas natural.
•Medido en volumen, el hidrógeno es menos eficiente que el gas natural, lo que obliga a transformarlo para poder almacenarlo y trasladarlo.
•Para almacenarlo se deben manejar muy altas presiones: 750 bar, equivalente a unas 740 veces la presión atmosférica (0,98 bar).
•Ocurrió hace más de 80 años pero el zeppelin Hindenburg, un dirigible que usaba hidrógeno en vez de helio, se incendió por completo cuando llegaba a Nueva Jersey, en Estados Unidos.
Sea como fuera, la apuesta es a sólo tres años, un horizonte demasiado cercano para semejante ambición.
Comentarios