Los empresarios de espectáculos están al borde de la quiebra en Viedma
Los empresarios de la industria del entretenimiento están por cumplir un año de inactividad y todavía no está definida la reapertura de boliches, salones de eventos y recitales masivos.
Son de las pocas actividades que todavía no pudieron reacomodarse en el marco de la pandemia y mantienen charlas con las autoridades municipales y del área de Salud para poner en marcha sus emprendimientos, en algunos casos reconvertidos con nuevas propuestas.
“Queremos trabajar, hace un año que estamos muy golpeados, muy endeudados; ojalá lo sepan entender” pidió Omar Pabletich propietario del único boliche de Viedma y de un salón de eventos en la ruta Provincial N° 1, camino al balneario El Cóndor.
“El 22 de este mes se cumple un año que estamos cerrados, ya estoy desahuciado no puedo estar un año más sin trabajar, seremos un supermercado, una concesionaria o un depósito” señaló Alejandro Retamal propietario de un tradicional salón bailable y sede de exitosos recitales ubicado en el barrio San Martín.
Desde Salud, el secretario de Relaciones Institucionales Miguel Ledesma explicó que estamos trabajando de acuerdo a las últimas disposiciones que nos manda Nación” y recordó que todo pasa “por el comité de análisis de emergencia” que tras recibir las propuestas de los protocolos respectivos “dictamina, se los devuelven a los interesados y hace las correciones y después se aprueba” si corresponde.
El funcionario, desde El Bolsón, donde dirige el equipo de Salud que lucha contra los incendios forestales indicó a RÍO NEGRO que “el equipo está trabajando muy bien, siguen las normas indicadas por el manual de pandemia del Ministerio de Salud y tienen una gran responsabilidad” por la “instancia social de sanetización”.
Ledesma, por ejemplo, explicó el caso del funcionamiento de los peloteros “que es fundamental, porque si bien los niños no son vulnerables, son niños y la patalogía cambia con la mirada científica”.
En el sector privado no son tan optimistas. Pabletich contó que mantiene algunas conversaciones con funcionarios municipales para poder abrir aprovechando los espacios al aire libre, pero en el complejo que tiene camino a El Cóndor sólo le permiten 20 personas adentro en un espacio para 600 y 100 afuera, en una región donde el clima no siempre acompaña.
Pidió poder “trabajar como los restaurantes” con eventos “tipo cena show” y reconoció que “para los boliches es más complicado” pero “lo bueno es que podría hacerse una habilitación express que cumpla los requisitos para habilitar como una cervecería”.
Pabletich señaló que “el nuestro es el útltimo boliche que queda y no queremos perderlo” aunque ve como una posibilidad “cambiar la habilitación” para comenzar con una cervecería pero debería afrontar cambios importantes en el salón porque “necesitamos modificar la ventilación, los boliches son muy cerrados sobre todo por el sonido”, explicó.
Agregó que “poder trabajar de esa manera, está un poco más avanzado, para descomprimir otros lugares” ya que “la gente necesita salir, con cuidados y demás, salir con la familia, los lugares están bastante congestionados, por suerte muy bien cuidados y no hay indicios de personal ni gente contagiada”.
Dijo que el boliche, en pleno funcionamiento tenía 15 personas trabajando y en el salón de eventos eran más y se quedaron sin trabajo”.
Por su parte, Retamal indicó que “no pudimos hacer nada en este tiempo” y recordó que “en enero intentamos hacer una reunión danzante, con un protocolo exclusivo para 100 parejas, en un lugar habilitado para 1.500 personas; fue en el tiempo que había confusión con el horario de cierre, el municipio mandó todo para atrás y recibimos el escarnio público en las redes como si nosotros fuéramos los culpables de la enfermedad”.
Añadió que “tenemos el centro de espectáculos más importante de rock y música tropical, tenemos mucho lugar, pero no podemos trabajar porque en lugares cerrados no se permite, excepto en los restaurantes y eso es una contradicción”.
Retamal recordó que “tuvimos algunas idas y vueltas con el municipio” y fue contudente: “estoy desahuciado, no puedo estar un año más sin trabajar” y anticipó un posible cierre del lugar y seguir con su otro emprendimiento que es una radio local que conduce junto a sus hijos.
Señaló que en cada evento había un promedio de 30 o 40 personas trabajando.
Por último explicó que «el diálogo con el municipio es el normal, respetable; me han entendido pero hay una marcada obediencia a los decretos nacionales, algo así como no me quiero complicar la vida» ydijo que «hay cosas que hay que manejarlas con sentido común».
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