Los desafíos del 2022 para la economía argentina

Ecolatina*


El rebote post pandemia ya ocurrió y muy posiblemente el abordaje de los desequilibrios (fiscal, cambiario, externo) existentes implique afrontar costos.


De cara a lo que paso este año, 2022 luce desafiante pues no se podrá repetir la dinámica de 2021.

En primer lugar, porque en el marco de un acuerdo con el FMI la política económica deberá implementar ciertos giros, tales como como trazar un sendero de consolidación fiscal o evitar profundizar el atraso cambiario para proteger las reservas. Pero más importante aún, porque 2021 dejó en evidencia los limitantes económicos: pese al shock de términos de intercambio, el ingreso extraordinario de DEG y la contención del turismo emisivo (tres factores que difícilmente se repitan ) el BCRA no acumulará reservas, las cuales cerrarán el año en niveles mínimos.

En segundo lugar, porque pese al atraso cambiario y tarifario (dos factores que tampoco serán intensos), y la estrategia de acuerdos de precios de consumo masivo, la inflación se estacionará en el 50%. Estos limitantes muestran que incluso en un escenario donde se estanquen las negociaciones con el FMI la continuidad pura no podría ser llevada a cabo sin profundizar restricciones o sin caer en correcciones desordenadas, ambos con costos en actividad y nominalidad.

En lo inmediato, la escasez de reservas netas (en el actual período de menores liquidaciones del agro) ya puso fin a la estrategia de contención del tipo de cambio. El dólar oficial ya aceleró su dinámica de depreciación, y si bien el gobierno intentará evitar un salto discreto, es probable que el año que viene el alza del dólar se ubique en la zona de la inflación.

Desde el sector real, el 2021 deja un arrastre positivo de alrededor de 2,5 p.p. para 2022 y el salario real también ingresa al año con variaciones positivas, pero el año que viene no se contará ni con el efecto favorable de las reaperturas masivas (baja base de comparación) ni habrá un nuevo salto en los términos de intercambio (la disponibilidad de divisas no permitirá que las importaciones vuelvan a crecer).

Desde el sector externo, en un mundo que -preocupado por el repunte de la inflación -comienza a dar señales de moderar los elevados niveles de liquidez, los riesgos por el lado de los precios internacionales están sesgados a la baja (pese a que no esperamos una caída significativa de los términos de intercambio). A esto se le suma que el turismo internacional seguirá recuperándose desde los aún deprimidos niveles. Implica que desde el punto de vista comercial la disponibilidad de divisas no será lo holgada que fue en 2021, poniendo techo a los pagos de importaciones.

En el plano fiscal, la mejora de 2021 deja efectos inerciales negativos para el año que viene: el gasto indexado comenzará el año creciendo por encima del 50% i.a. (este año lo hará en torno del 40% i.a.), al tiempo que por el lado de los recursos no se contará con el Aporte Extraordinario (0,5% del PIB) y los ingresos del comercio exterior presentan los riesgos mencionados. Una de las principales discusiones en este plano será el gasto en subsidios y la consecuente política tarifaria.

En conclusión: el rebote post pandemia ya ocurrió y muy posiblemente el abordaje de los desequilibrios existentes implique afrontar costos.

* Consultora económica. Fragmento del último informe.


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El rebote post pandemia ya ocurrió y muy posiblemente el abordaje de los desequilibrios (fiscal, cambiario, externo) existentes implique afrontar costos.


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