Lógicas de un músico porteño-patagónico
El guitarrista Abel Calzetta no para y mientras presenta su reciente disco “Madre de silencio” ya piensa en el próximo, que cristalizará el proyecto y la filosofía que une en su trío.
NEUQUEN (AN).- Nadie es profeta en su tierra. Abel Calzetta lo sabe mejor que nadie. Ha pasado por todos los estadios cronológicos -¿lógicos?- de un músico argentino. Las resplandecientes puertas de la música porteña se la abrieron justamente cuando se alejó del calor sofocante de esa selva de asfáltica, y se cobijó en la frescura de las montañas, de los bosques de San Martín de los Andes.
Abel Calzetta es de esos creativos que siguen y persiguen -sin decirlo- la filosófica idea de que la inspiración siempre te debe sorprender trabajando. Por eso no para un segundo. Por eso, a poco de haber editado su tercer disco, «Madre de silencio», ya está pensando en un cuarto.
La semana pasada volvió a respirar los aires del Valle, se reencontró con amigos, hizo una ecléctica zapada en un pub de Cipolletti y contó algunos proyectos futuros. Lejos y cerca de la Capital Federal.
Esta semana Abel Calzetta Trío, que completan Esteban Tereschuk en bajo y Alejandro Carrizo en batería, tocará en el Festival de Músicos de San Martín acompañado del guitarrista Baltazar Comotto, ex músico de Spinetta y actual del «Indio» Solari. La pasada lo hizo con Patán Vidal y Diego Ropoport. Terminó entrada la madrugada, durmió un par de horas, se montó en una camioneta y aterrizó en Neuquén.
– ¿Cómo ha funcionado el disco «Madre de silencio?
– Ya tiene un año, y la verdad que anduvo muy bien. Ahora estamos preparando uno nuevo, que casi con seguridad saldrá este año.
– La esencia es la misma, totalmente instrumental.
– Sí, pero nuestra necesidad es capturar un poco lo que estamos tocando en vivo, que sea un disco más tranquilo. Tendremos como músico invitado a Patán Vidal. Queremos grabar en septiembre. El vivo no quiere decir con público, sino que sea más natural. Es un hacerse cargo de lo que tenemos.
– ¿Es lo que le está haciendo falta a la banda?
– Es lo que estamos sintiendo en esta momento, lo que hace falta. Fijate que el primer material que hicimos fue más al palo, no tendrá nada que ver con el próximo.
El 2004 pisaron suelo chileno, en febrero, durante el último Festival Internacional de Cine. El espectro se amplió y eso lo entusiasma. Abel es de esos músicos que obtienen premios lejos de las luces de la fama y de las opulencias que confieren las grandes compañías discográficas.
– Fue en la Patagonia donde se les abrieron más puertas.
– Seguro. Acá vale la pena vivir de la música. Cuesta menos. Acá tocamos con Salinas, con Pedro Aznar… La Patagonia nos dio otro enfoque.
– Que Buenos Aires te prohibió.
– Y sí, en Buenos Aires toqué 13 años. Me vine al sur por elección, aquí es más fácil para nuestra música, debido a que la gente de la Patagonia tiene un oído más predispuesto a escucharnos que allá. En dos años logré más cosas en San Martín que en seis en Buenos Aires. Acá tengo la posibilidad de trabajar con lo mío, lejos del cover.
– Pero, además la música termina emanando de otro lado.
– Claro, despega de otro lado, no tanta velocidad, no tan forzado, hay más libertad, más ganas de compartir.
El discípulo del «montañés»
NEUQUEN (AN).- Abel conocía a Luis Salinas, pero la relación se estrechó con mayor intensidad cuando trasladó sus cosas a San Martín de los Andes. A ese enorme guitarrista le confiere parte de la «culpa» de que la música instrumental haya germinado en la Argentina en los últimos años.
«Luis generó espacios increíbles con su talento. Hay muchos músicos que son excelentes pero por cuestiones económicas terminan acompañando. Luis siempre siguió en la suya, se hizo cargo y se bancó todo, y triunfó. Yo sigo esa filosofía, por el momento vivo de mi música. No me lleno de plata, yo me morí de hambre meses, llegué con una mano atrás y otra adelante a San Martín».
Ya no es novedad que de vez en cuando realice giras patagónicas con «grosos» como los Fattoruso y Abel Rogantini, toque con Daniel Maza o zape junto a Salinas. «Ellos son los que hacen grande la música que defendemos, por ellos la gente comenzó a irme a ver a mí», aclara con admiración el guitarrista.
– Todo porque hay que dejar siempre algo desde la música.
– Suena cursi, pero la idea es, ahora que está todo hecho mierda enel país, crear un poco, tomar responsabilidades. Ver la música no sólo por el sonido, sino desde lo que se quiere decir, por qué y para qué. Trato de ser lo más sincero posible en el escenario, dar lo mejor en ese momento.
– Transitando un proceso de crecimiento y consolidación.
– En un momento difícil, de crecimiento, porque ni estoy empezandoni estoy explotando.
– Pavada de tarea en este país.
– Sí, fijate que aún hoy hay gente que cree que los músicos notrabajamos. Una discriminación que parece perpetua.
Sebastián Busader
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