Lo que dejó el séptimo tramo del juicio “La Escuelita”

Fue emblemático por una condena ejemplar, la incorporación de la violencia sexual en la sentencia y el cierre de un proceso donde los HIJOS declararon por las desapariciones de sus padres.

El final del séptimo juicio por los delitos cometidos durante el terrorismo de Estado en Neuquén terminó con un proceso que comenzó con el juicio de 2008, con 10 cadenas perpetuas para los responsables de los centros clandestinos en Neuquén y Bahía Blanca, para quienes secuestraron y trasladaron a los cautivos hacia la tortura (en avión o en autos) y las fuerzas policiales que formaron parte de los grupos de tareas y liberaron la zona para la comisión de los delitos.

Hubo 14 condenas y una absolución, aparentemente por las razones técnicas vinculadas a la extradición desde España del imputado Jorge Soza, ex subcomisario de la Federal.
Tras la feria judicial, se conocerán los argumentos de cada pena y la absolución determinada por los jueces Alejandro Cabral, Alejandro Silva, Simón Braco y Ernesto Sebastián (para el caso específico de Alicia Pifarré)

La del jueves fue la única sentencia que visibilizó la violencia sexual en los centros clandestinos, con 11 militares condenados por abuso y violación tanto en Cutral Co como en Bahía Blanca.
El piloto Juan José Capella – a quien se condenó a 12 años- fue uno de los acusados por las violaciones de las cautivas.
La condena de Capella es un hito dentro de las causas de lesa en el país, ya que en los juicios por los vuelos de la Muerte, están acusados por su condición de jefes, los responsables de la sección aviación, no un piloto de los aviones que trasladaron a las desaparecidas hacia la tortura o muerte.

“Pasamos 7 juicios en los que llevamos a los genocidas a los tribunales”, dijo Sara Mansilla en el final de la última audiencia. La presidenta de la APDH agregó que “el pueblo de Neuquén demostró que aquí no pasará la impunidad”.
Mansilla indicó que el juicio dejó la construcción de la identidad. Dijo que querellantes, hijos y familiares de desaparecidas y desaparecidos “fueron descubriendo la lucha de sus padres, de sus hermanas, y de sus familiares. Hubo un crecimiento cívico y democrático al incorporar a los detenidos–desaparecidos no ya como víctimas de la dictadura, sino como luchadores que dieron su vida”, sostuvo.

Para el abogado de la querella, Marcelo Medrano, el séptimo tramo “dejó la fortaleza enorme de las víctimas de venir a declarar, nos dejó la violencia sexual como delito de lesa humanidad, el puente represivo entre Bahía Blanca y Neuquén que dio cuenta del aparato represivo”, analizó.

Así como el reconocimiento de La Escuelita fue un hito, el del avión también lo fue. Hubo mucha prueba en este juicio”,

dijo Bruno Vadalá, abogado por la querella de la APDH, luego del juicio.

Indicó que fue el juicio “donde más hijas e hijos de desaparecidos declararon, entonces nos dejó un proceso que comenzó en 2006 –con la reapertura de las causas penales- de hacer los juicios en Neuquén y terminar después de 15 años con un colectivo de derechos humanos más allá de las edades y el transcurso del tiempo, que sigue peleando por la verdad”, sostuvo.

La autoridad mapuche Peti Piciñam, continua asistente a las audiencias junto con otros integrantes de la comunidad, dijo que tenían la responsabilidad de acompañar este proceso de ejercer justicia y que el juicio fue aleccionador. “Cuando escuchaba los testimonios me hacía pensar hasta las lágrimas en mis abuelos y mis antepasados, que sufrieron la misma situación de avasallamiento, tortura y desaparición, porque el pueblo mapuche sufrió todo eso. Pensaba lo que habrá sufrido la madre mapuche, tomada como prisionera, cuando tuvo que entregar a sus hijos a las élites para sus fincas. Acompañamos a quienes perdieron vidas y el dolor esperando justicia porque en estos días sufrimos como mapuche esta ideología de hacernos desaparecer como pueblo”, sostuvo.

Para la querellante Mariana Derni (Ceprodh) “se lograron perpetuas y se logró condenas por Dora y Argentina Seguel que fue una pelea histórica con todos los tribunales, en cada uno de los tramos porque los negaron; ya que si son innegables los crímenes sexuales entonces merecen una condena”, dijo en referencia a los 11 acusados que fueron responsabilizados por los abusos y violaciones ocurridas en Cutral Co, durante el secuestro y en Bahía Blanca, durante el cautiverio.

Destacó que en el proceso se escucharon negaciones del terrorismo de Estado y “ninguneo” de los represores que las aludieron directamente por buscar una condena que los califique como genocidas. “Cuando escuchamos el veredicto, nos vino a reforzar que ése es el camino, la verdad está en la calle, contra el ajuste y los derechos que nos arrebatan, las conquistas que nos faltan son las mismas que las y los 30 mil que se peleaban en los 70. Lo que nos dejó este juicio es que es una batalla que se renueva, se refuerza”, sostuvo.

Dora, Nora, Élida y Gladis

Elida Sifuentes, Gladis Sepúlveda, Nora Rivera y Dora Seguel sobrevivieron al centro clandestino, a las cárceles de la dictadura, al desarraigo del exilio después de la tortura y a la espera de reencontrar a sus compañeras de carrera (de militancia, o amigas de la vida) que quedaron en el centro clandestino de Bahía.
Tras 45 años analizaron que “los juicios son importantes para nuestro país, no sólo para las sobrevivientes, sino para todo el pueblo; sentamos en el banquillo de los acusados a los genocidas”.
Gladis agregó que de éste último tramo que se realizó por las desapariciones, entre otras, de Arlene Seguel, Alicia Pifarré, Susana Mujica, Cecilia Vecchi y Mirta Tronelli “nos queda el trabajo laborioso de las organizaciones de derechos humanos, de la APDH, de las Madres a lo largo de estas décadas de constancia y firmeza en buscar testimonios, de ir a la Justicia y llegar a buscarla”.
Para Dora Seguel, que continuó la denuncia suya y la de su hermana Argentina (también sobreviviente pero fallecida antes de estos juicios) por la desaparición de su hermana mayor, Arlene, “fue gratificante llegar al cabo de estos 45 años con ésta sentencia. Yo tenía miedo que hubiera que seguir peleando las violaciones como delito de lesa humanidad en Buenos Aires, ahora que se dictó sentencia por el caso de Argentina y el mío y que se responsabilizó a todos los involucrados, me parece fantástico. Llegamos a Bahía porque hubo un Capella (por el piloto militar condenado) que nos llevó en avión; aunque él lo siga negando toda la vida, pero fue en avión que llegamos de Neuquén al centro clandestino y no por teletransportación; y en condiciones tremendas”, sostuvo.
La mujer agregó que este juicio les dejó el compromiso de mucha gente “y que en la calle se consiguen las cosas. El papá de Lorena Chávez y de otros H.I.J.O.S. siguieron y denunciaron en este juicio. Verlos acá es gratificante”.

Lucas Asenjo y su pelea por recuperar la historia de su padre

El hijo de Jorge Asenjo, Lucas, aportó los detalles que supo del secuestro y el cautiverio de su papá porque hace más de 10 años, cuando vino a Cinco Saltos desde Buenos Aires en busca de sus orígenes y su identidad, encontró testimonios y recopiló datos sobre cómo se lo llevaron y dónde estuvo su padre, que sigue desaparecido.
El juicio se desarrolló por 20 detenciones, ocho de las cuales siguen desaparecidos tras el traslado aéreo desde Neuquén, al centro clandestino bahiense. Jorge Asenjo, Carlos Chávez, Carlos Schedan, Susana Mujica, Alicia Pifarré, Mirta Tronelli, Cecilia Vecchi y Arlene Seguel no regresaron;y Miguel Pincheira, traído con otros sobrevivientes a la región, lo desaparecieron 5 meses después desde la cárcel de Rawson.
“Como integrante de H.I.J.O.S. estuve en otros juicios. Es otro mundo estar ahí, declarando, como al boxeador le sacan el banquito en el ring, solo ante los jueces”, dijo.
Agregó que conoció a personas que nunca había visto “y que me tratan como si me conocieran de toda la vida, soy querido por gente que no sabía que me quería”, sostuvo con emoción.
Analizó que le impactó que “se abordó no sólo la responsabilidad de los militares, sino también de los policías, como en el caso de mi viejo, y del comisario Desiderio Penchulef, eso en otros juicios no está enfocado. Fue importante y novedoso el tema de la violencia sexual como parte de un sistema planificado en el Terrorismo de Estado”, dijo.

Todo esto se vivió por luchar por sus derechos; no fue una guerra como se planteó con nosotros, sufrieron un genocidio”.

Pety Piciñam, autoridad del pueblo Mapuche. Inan Logko del Lof Puel Pvjv

El fiscal federal José Nebbia apelará las penas bajas y la absolución

El fiscal José Nebbia dijo que este juicio “en los institucional me permitió ver el Terrorismo de Estado desde otro lugar. Por mi actuación en Bahía Blanca lo conocía desde ese lugar, y abordar el caso Neuquén me dio otra compresión más acabada, de lo ocurrido en Bahía Blanca y en La Pampa”, aseguró.
Nebbia agregó que “cada juicio es único y en lo personal nos deja enseñanzas, Madres, Abuelas, un papá como Oscar Ragni que hace 45 años que lucha por la desaparición de su hijo y que dijo que si tuviera otros 45, lo haría de nuevo. Se conocen personas maravillosas en cada lugar, que son los sobrevivientes y sus familiares”, indicó.
Destacó que los imputados “no salen de su fórmula: ocultando y resistiendo el pacto de silencio; ellos saben dónde están los desaparecidos y reinvindican lo que hicieron sin una señal de arrepentimiento. Podrían aportar información sobre dónde están los nenes apropiados como el del matrimonio Metz, secuestrado en Cutral Co y nacido en el centro clandestino en abril de 1977, siguen reivindicando el Terrorismo de Estado”, dijo.


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