Soria a Justicia: Lo bueno y riesgoso de llegar bien alto

Martín Soria se ubicó el fin de semana en la puerta del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación y su sola presencia en ese lugar modificó escenarios en el plano político e institucional de la ciudad y de la provincia.


Todavía no se sabe si finalmente el exintendente cruzará el camino para ocupar el despacho de Marcela Losardo, pero la firmeza con la que se instaló su nombre alcanzó para proyectar un futuro diferente para el sector liderado por los hijos del exgobernador Carlos Soria.

Después de un primer año de evaporación lenta pero constante (y también inevitable) del poder acumulado durante ocho años al frente de la intendencia, el mayor de los hermanos Soria supo reencontrar el camino de la visibilidad pública. Fue con sus revelaciones sobre la presencia del camarista penal Gustavo Hornos en la Casa Rosada durante el gobierno de Mauricio Macri.


La coincidencia en la difusión de esos datos con la embestida presidencial y vicepresidencial de los últimos días al Poder Judicial de la Nación parece haber conectado las estrategias. Y Soria -que había perdido la gobernación, dejado la presidencia del PJ rionegrino y que también impuso estilos y formas de hacer política que derivaron en la ruptura del bloque de legisladores provinciales- emerge ahora como una potencial figura principal del gobierno nacional.


Claro que -tal como repetía su padre de su contemporáneo radical Raúl Baglini- el grado de responsabilidad de las propuestas de un partido o dirigente político es directamente proporcional a sus posibilidades de acceder al poder.

¿Qué implica esto para Martín Soria? Que -en caso de ser designado ministro- no sólo será el representante de un área clave para el funcionamiento del sistema republicano del país, sino que su llegada al gabinete nacional genera tantas chances de recuperar como de perder para siempre el liderazgo pleno de la oposición provincial.


El camino elegido por la familia Soria impone esa realidad.
El padre sacó a su hijo mayor de los despachos del mismo Poder Judicial que ahora es blanco de críticas furibundas. Lo convirtió en legislador provincial en el 2007, cuando era relator en la vocalía de la Cámara Federal de Roca, cuyo titular era Arturo Pérez Petit. El entonces joven abogado había llegado hace poco desde Comodoro Py, donde trabajó en el juzgado de Juan José Galeano.


Luego, el hermano mayor impuso a su hermana como candidata a diputada. Con ese envión y bajo la misma tradición sucesoria, se abrió el camino de ella hacia la intendencia.


Por eso, un futuro político exitoso de Martín Soria sin dudas derramará bonanzas para aquellos que lo acompañan en forma obediente desde hace años.


Pero trastabillar a esas alturas también se paga con una tarifa más alta que en el plano provincial.

La actual intendenta -que aceptó inicialmente el sistema hereditario de ocupación de espacios- parece haber detectado esos riesgos y trabaja para construir su propio camino, con decisiones y posicionamientos que hubiesen sido impensados en las gestiones de su padre y de su hermano.
Será interesante observar si el ascenso de su antecesor modifica sus planes políticos personales o bien continúa en ese sendero que la muestra hoy como constructora de su destino.


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