Limpiando la mugre del almaJORGE MARZIALI
El músico y compositor presentará su nuevo disco, "San Lagente", el 5 y 6 de octubre en Neuquén y General Roca, respectivamente.
Juglar argentino, poeta, compositor, intérprete de obras propias y padre de cuatro hijos, su primer disco «Como un gran viento que sopla», apareció en 1983.
Desde entonces, Jorge Marziali recorre el país alternando recitales con charlas y conferencias en universidades, escuelas y centros culturales de provincias.
En el '86 apareció «Marziali cerca nuestro», un compacto que afianza su espacio en la nueva canción argentina. Obras como «Los obreros de Morón», «Cebollita y huevo», «Este Manuel que yo canto» o «Coplas de la libertad» se ganaron el gusto popular en nuestro país, Uruguay, Chile, Venezuela y México.
Para más datos, Jorge es mendocino y se las ingenia para volver a su tierra y reencontrarse con su familia, su origen, con paisajes que lo vieron crecer y emprender la partida, un día.
«Yo le he dado mucha importancia a ese tema, porque siempre supe que hay que regresar a respirar, a llenarse de modos, de aire, de perfumes, de cosas sencillas del pueblo donde uno nació. Es tan grande Argentina, que realmente Buenos Aires es otro país, con otras costumbres, otros códigos… Se trata de sobrevivir aquí y adaptarse, porque la tarea que hago así lo exige. Pero, en realidad… Sabrás que tenemos poco que ver en muchos asuntos. Entonces, yo vivo viajando por todo nuestro interior. Pero a Mendoza vuelvo te diría todos los meses porque me hace muy bien y las mejores cosas que he escrito sobre mi tierra las he hecho en Buenos Aires, pero por estar volviendo permanentemente», le dice a «Río negro», el músico que se presentará en la zona el 5 y 6 de octubre.
Su tercer registro es de 1990, «Marziali de diario», con portada de Hermenegildo Sábat y presentación de María Elena Walsh.
En el '94, fue convocado para componer la música del largometraje «El general y la fiebre», de Jorge Coscia, donde además debutó como actor.
En 1997, su canción «El niño de la estrella» obtuvo el primer premio en el certamen organizado por la Federación Universitaria Argentina y la Multisectorial de Apoyo a Cuba, sobre el tema «30 años de la muerte del Che Guevara». Posteriormente, al hacerse efectivo el galardón, se presentó en La Habana.
«No llego a añorar, porque sé que Mendoza está a un paso en avión, en ómnibus. Estoy muy bien en Buenos Aires. Es la misma relación que uno puede tener entre la madre y la pareja. (Sonrisas). Mendoza es mi vieja, pero yo quiero vivir con mi novia.»
Habrás visto, como muchos atentos a la música mendocina, que han surgido nombres que la reubican en un primer plano.
Sí, hay un par de intentos… Yo conozco el de («Tilín») Orozco (Fernando) Barrientos. Pero no otro que esté dando la pelea en Buenos Aires, por ocupar un espacio. Ni siquiera puedo nombrar el mío porque no hago música de Cuyo. Digamos, compongo canciones sobre Mendoza, me nutro de su historia y la voy ingresando en los discos, pero siempre me preocuparon las cuestiones más universales, que son las mismas que las nuestras. Trato de cantarlo y hacerlo en argentino, que tenga personalidad, que se note de acá tanto en la poesía como en la musicalización. Cuando no es el amor, es la justicia, el hambre, la amistad, las ganas de que el mundo sea maravilloso para todos. Son sentimientos de los seres humanos viven donde vivan.
En el '99 editó «Miradas», su cuarto álbum. En octubre de ese año, la Secretaría de Cultura del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires lo declaró «Maestro del Alma».
En el 2000 aparece «¿Y por qué?» con doce canciones para niños.
En el '04 sale «Padentrano», un CD que profundiza su visión sobre la música argentina de raíz criolla, y gira presentando este trabajo en las principales salas de Argentina.
Lo más santo de todos
El último CD, del pasado agosto, «San Lagente», contiene temas compuestos casi en su totalidad por Jorge, como «Abya Yala», «Conurbanos», «Cuando Perón era Cangallo», «Que», «Así hablaba don Jauretche», «Los obreros de Morón», «Afuera», «El Futre busca venganza», «El niño de la estrella» y el que da nombre al disco.
Cuenta asimismo con canciones creadas junto a otros autores, «Al amor un nombre» sobre un poema de Elvio Romero, con Juan Quintero como músico invitado; «Despierta» de Alejandro Filio; «El hambre es un delito» con Alberto Suárez y «Me dicen George» con Juan Falú; en éstos dos, participan ambos coautores. Colaboran también Juan Palomino, en «Cuando Perón era Cangallo», Alfredo Abalos, en «Los obreros de Morón», Pilín Massei en «Así hablaba don Jaureche», y Tato Finocchi en «Afuera».
«San Lagente» se relaciona con lo más santo de todos, con esa santidad que lleva millones de años en la tierra y ha hecho todos los milagros conocidos, en tanto están en duda los realizados por los santos que tienen más prensa. La canción que da título al disco, precisamente, es una suerte de utopía de Tomás Moro; en un país que es una isla, va contando cómo se armó y dice… «Sin venerar ningún santo de esos que milagran tanto, milagran va entre comillas- sin temor a los sermones, San Lagente trabajaba, disfrutaba, crecía. Relata cómo avanzaba, humana y materialmente, sin necesidad de rezarle a nadie.»
¿Encontrás ese país hoy?
No, no existe igual que como planteaba Moro. Pero, yo he visto señales en Cuba, por ejemplo, muy profundas, y las he visto en comunidades originarias de nuestro continente, donde sí es posible porque mantienen códigos relacionados con la ética, la solidaridad, con lo que ellos llaman minga, el intercambiarse cosas como se ve en muchos lugares, el trueque, el trabajo comunitario para todos. Esa gente vive así y si lo hacen un millón o cinco millones de personas, es posible que tres mil millones pudieran existir de igual manera.Es el núcleo del ataque de los distintos imperios; primero España cuando llega a América y luego los que se han ido haciendo cargo del mundo, Inglaterra, Estados Unidos… El ataque es concretamente a la filosofía de vida, a la cosmovisión. No es sólo un problema de petróleo, agua y plata. Los españoles manejados por los curas necesitaban que los indios cambiaran su cabeza. Y hoy se insiste en lo mismo, necesitan que uno cambie el modo de pensar. Y cuando alguien plantea lo contrario, pasa a ser subversivo porque no quiere producir, ganar mucho dinero y multiplicar por doscientos mil los bienes. En lo personal, yo no consumo, salvo lo estrictamente necesario. Esa filosofía es la atacada. Al sistema impuesto a la fuerza, en los últimos trescientos, quinientos años, no tengo dudas, le molesta la ideología -en el buen sentido de la palabra- las ideas que uno elige para vivir. Los imperios tratan de destruir la manera de mirar el mundo del otro; pasa en Irak, en Africa…
¿La música y la poesía, siguen siendo herramienta de comunicación, de expresión de una cosmovisión, la tuya, por caso…?
Es la única que conozco para sacarme la mugre del alma. Se puede creer que uno lo hace por la gente. Yo, si no escribiera como escribo, compulsivamente todos los días, para que luego haya canciones o algún cuento, una poesía, me enfermaría. Así que esto ocurre para limpiarse el alma, que es lo que hacen los artistas cuando pintan, cuando bailan; limpiarse la suciedad que le impregna el convivir en una sociedad tan difícil…
EDUARDO ROUILLET
Juglar argentino, poeta, compositor, intérprete de obras propias y padre de cuatro hijos, su primer disco "Como un gran viento que sopla", apareció en 1983.
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