Las señales de Macri

No hay respuestas a los problemas provinciales en las políticas nacionales. El presidente llega esta semana.

Mauricio Macri llegará la semana que viene por primera vez a la provincia en visita oficial desde que asumió como presidente. Estará unas horas en Bariloche para visitar Invap, la empresa estatal rionegrina de tecnología aplicada, y no hay por ahora en la agenda presidencial actividades vinculadas con el gobierno provincial y mucho menos de la ciudad. Desde el 10 de diciembre Macri apenas pisó unos metros de suelo rionegrino antes de Navidad para bajarse del avión que lo traía de Buenos Aires y subirse al helicóptero que lo llevaba a Cumelén, el barrio privado tan antiguo como coqueto de Villa La Angostura. El diputado nacional Sergio Wisky intentó en vano que hiciera una escapada hasta Cipolletti para prometerles alguna asistencia a los productores frutícolas que vienen de muchos años de protestas por la caída de la rentabilidad. Pero el presidente sólo se movió de su descanso obligado por las inundaciones en el Litoral. Y volvió al solaz de su familia y Cumelén. A 80 días de la asunción de Macri, no hay señales que indiquen hacia dónde caminan los intereses del gobierno nacional en la provincia, que a los problemas de la producción frutícola en los valles del río Negro le sumó en cuestión de meses frentes de crisis en ciernes en el turismo, el petróleo, la minería y la construcción. La indiferencia de Macri podría ser la respuesta al alineamiento de Alberto Weretilneck con la candidatura de Daniel Scioli, pero el presidente ya se fotografió, por caso, con la fueguina Rosana Bertone y el tucumano Juan Manzur. El rionegrino se cuida de no criticar en público al presidente ni sus medidas, aunque judicializó el reclamo del 15% de coparticipación que había otorgado Cristina Kirchner y Macri eliminó. Bariloche es una de las ciudades de la provincia donde más rápidamente se hizo sentir la ausencia del gobierno nacional y no sólo porque el ATN que le prometieron al intendente Gustavo Gennuso nunca llegó. Ya se empiezan a ver las consecuencias del retiro del apoyo a actividades turísticas clave: las fiestas nacionales. La del Curanto perdió atractivo y público y ya se sabe que la del Chocolate no tendrá este año el huevo de Pascua gigante que era marca registrada de la ciudad y su eslogan “Quiero estar ahí”. Y la de la Nieve se quedará sin el brillo de los espectáculos que hasta el año pasado financiaba el área de Cultura de Nación, bajo cuya estructura funcionaba una verdadera agencia de espectáculos, con escenario, sonido, luces y artistas. Bariloche se perderá, entonces, la postal del huevo de chocolate gigante frente al Nahuel Huapi justo cuando todo indica que la ciudad será una vidriera más internacional que nunca con la visita del presidente estadounidense Barack Obama. No llega sólo en plan de descanso, como se filtró en un principio no sin cierta ingenuidad. Obama visitará una de las empresas argentinas con más prestigio en el exterior, Invap, que tiene 1.400 empleados y precisa buscar rápidamente nuevos clientes. La decisión del gobierno nacional de posponer la fabricación del tercer satélite geoestacionario de comunicaciones Arsat- 3, expresada por el ministro de Comunicaciones Oscar Aguad, es un golpe al plan de negocios de la empresa rionegrina. Por ahora el flujo de pagos del Estado nacional, como cliente de Invap, atraviesa las mismas intermitencias del inicio de todos los años y en la empresa esperan que en marzo se recomponga. Esta semana Macri llega a Bariloche para presentar los servicios de Frontec (una sociedad de Invap con Los Grobo), la pata de la empresa rionegrina en el agro, en sintonía con lo que la gestión nacional quiere potenciar: la producción primaria de alimentos. En Invap esperan que en esa visita el presidente dé señales públicas de continuidad del plan satelital y del nuclear, aunque hay versiones que indican que Macri estará sólo 40 minutos en Bariloche. Mala semana Weretilneck será de todos modos anfitrión de Macri en Bariloche. El rionegrino terminó una semana complicada, con despidos en la minera que maneja la empresa china MCC, la salida de Marcelo Echegoyen del gobierno como secretario de Energía, la paritaria con un acuerdo al filo de los plazos y un paro de porteros de ATE que hará que mañana en muchas escuelas no empiecen las clases. Sierra Grande depende de la minera para sostener su economía. Ya vivió, en 1991, el cierre del complejo y no fue sencillo reactivarlo. La salida de Echegoyen fue sorpresiva, porque hasta unos días antes el funcionario tenía una carpeta repleta de proyectos. El ahora exfuncionario –que proviene del palo de la electricidad más que del petróleo– es muy crítico del tarifazo en el precio mayorista de la energía y no son pocos en el gabinete los que lo consideran demasiado kirchnerista para ser el interlocutor en la provincia de Juan José Aranguren, el ministro de Energía de la Nación.

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