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Las patas en las piedras
La ira de Hebe de Bonafini, y un salteador nocturno de apellido Boudou. Unos cuantos militantes del resentimiento se convocaron a pisotear las piedras que habían dejado como homenaje a las víctimas del coronavirus.
Entre las narraciones míticas del 17 de octubre de 1945 resuena todavía la de Raúl Scalabrini Ortiz: “El sol caía a plomo sobre la Plaza de Mayo, cuando inesperadamente enormes columnas de obreros comenzaron a llegar. Venían con su traje de fajina, porque acudían directamente desde sus fábricas y talleres”.
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