Las ostras, una delicatessen que se puede preparar en casa
Además de ser deliciosas, aportan nutrientes. ¿Cómo prepararlas?
Las ostras, una delicatessen que se puede preparar en casa
Además de ser deliciosas, aportan nutrientes. ¿Cómo prepararlas?
Las ostras son consideradas una delicatessen en muchas partes, pero sobre todo, una comida de ricos y gastadores. En otros, en cambio, son un plato de lo más común y se las come incluso al paso, en la calle. Y es que las ostras, además de ser deliciosas, aportan nutrientes. Su composición consiste de agua, proteína, algo de grasa, vitaminas y minerales. Son además una de las mayores fuentes de zinc y tienen 66 calorías por pieza, es decir, tantas como una manzana pequeña.
Una ostra necesita tres años para alcanzar su tamaño completo. Por eso suelen ser tan caras. La forma en la que hay que comerlas divide las aguas: algunos creen que hay que comerlas crudas y solas, otros las cuecen con queso derretido. Si se las come crudas, hay que masticarlas un buen rato.
Christian Lohse, chef berliné, que cuenta con dos estrellas Michelin, está a favor de menos dogmas en la cocina. “Nosotros definimos a la ostra, no la ostra a nosotros”. Para él, se la puede comer cruda, con un chorrito de limón e incluso -atención puristas- picada.
Lohse sirve las ostras picadas con salsa holandesa en su restaurante y las acompaña de un rodaballo grillado. “El aroma del grillado crea un contraste muy interesante con el gusto a mar de la ostra”, dice. Para la casa, el chef recomienda poner dos ostras picadas bien finito en un Bloody Mary con apio rallado y algo de ralladura de limón para un trago bien especial. El toque final: un chorrito de tabasco. Y de esta forma, un cóctel se convierte en un plato.
Otros cocineros, Falk Landgraff, recomienda blanquear brevemente los frutos de mar. Para ello hay que hervir un poco de vino blanco o vinagre de arroz, sumergir brevemente la ostra sin valva y volver a sacarla. Dependiendo la época del año, se la puede servir de distintas formas, como por ejemplo en medio de aguacate fresco con radicchio. Las ostras también quedan bien con pepinos en dados, zanahorias, hinojo, manzana y yogur. A ello hay que añadir una pizca de cúrcuma.
Un tip: cuanto más pesada la ostra, mejor su calidad. Esto quiere decir que tiene mucho líquido.
En casa, lo mejor es guardarlas cerradas en la nevera, con la parte más combada hacia abajo para que no pierda líquido. Hay que comerlas a más tardar uno o dos días después. Para abrirlas, hay que sacar con cuidado el agua y esperar un poco, ya que es ahí cuando produce agua nueva y fresca. Luego se puede desprender con cuidado el fruto. El maridaje ideal es con una copita de cava, champagne o vino blanco.
DPA
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