Playas colmadas en Las Grutas pese a la advertencia por las mareas altas
Aunque se había anunciado un operativo especial, las playas del centro de Las Grutas estaban hoy por la tarde abarrotadas en el escaso espacio disponible entre el mar y los acantilados.
Gente aglomerada y sin respetar las restricciones que impone la pandemia. Eso pudo verse en las playas céntricas de Las Grutas, pese a que se montó un operativo especial debido a la existencia de mareas altas, que iba a dejar una escasa franja de costa.
Debido a eso, esas bajadas iban a permanecer vedadas durante varias horas, mientras se registraba la pleamar, que cubriría por completo las playas, incluso en aquellos lugares que en condiciones habituales siguen con algún rincón disponible aún con marea alta.
Sin embargo, el operativo que implementó el municipio en conjunto con el cuerpo de guardavidas y con los jóvenes de la guardia urbana (que se ocupan de controlar que se cumplan los protocolos sanitarios) fue deficiente. Y la mayoría de la gente desoyó las recomendaciones y se aglomeró a la espera de que el agua bajara.
La restricción parcial iba a darse en las bajadas ubicadas de la 0 a la 4º. En las demás habría costa disponible. Pero sólo en algunos sectores, como la cuarta bajada, se vio personal alertando y disponiendo elementos para evitar el descenso en momentos previos al registro de la pleamar.
“Las playas ubicadas entre la bajada 0 y la 4 comenzarán a desalojarse a partir de 15.30, porque la pleamar, de 8,39 metros, se registrará a las 16.54. La gente podrá volver a bajar cerca de las 18.30, cuando la marea comience a replegarse y vuelva a existir costa disponible” había anticipado Mauro Scalesa, el coordinador de los guardavidas de la villa.
Pese a esto, la dinámica implementada no funcionó o directamente no se articuló en todas las bajadas citadas, y el público siguió en la costa, aglomerándose en los momentos en los que la costa se estrechó. Consultado sobre el tema, Scalesa expresó que quienes estaban a cargo de dar cumplimiento al operativo implementado eran los jóvenes de la guardia urbana.
El fenómeno se registró ayer y hoy, y volverá a darse a fines de la semana que viene, por lo cual se había adelantado que se adoptaría la misma dinámica, para evitar la congestión de turistas, algo que finalmente no ocurrió.
Las mareas extraordinarias son habituales en la zona. Suelen darse cuando existen factores (como la existencia de viento y un oleaje mayor) que provocan que el agua llegue a una altura distinta a la usual.
En esos días, las mareas normales, que son de una altura que supera los 7 metros como máximo, ascienden a cifras cercanas a 9 metros o más, y eso provoca que ganen más terreno que el que suelen ocupar, y que en las playas más estrechas la costa se cubra por completo.
Hay playas en las que, por su geografía, habitualmente cuando el mar asciende el agua lo cubre todo. Sin embargo, en estas condiciones excepcionales, también quedan bajo el mar las que, pese a ser estrechas, cuentan con alguna franja costera disponible durante la pleamar.
Si el clima, tal como pasó en estos días, es caluroso y el viento está en calma, no existen mayores inconvenientes. La situación es distinta cuando hay sudestada, porque la incidencia del viento es alta y las olas llegan con fuerza hacia la costa.
Esa combinación puede generar que el mar provoque algunos daños en las estructuras de los paradores, o en aquellas infraestructuras montadas sobre la costa, como las carpas que bordean la playa o los mangrullos de los guardavidas. Algo que no ocurrió esta vez ni ocurrirá la semana próxima.
Debido a que el mar desciende más que lo habitual al registrarse la bajamar, también son mareas que aprovechan los recolectores costeros de pulpitos y otras delicias de la zona, que en esos días pueden acceder a sectores del lecho marino que habitualmente cubre el agua.
Además, la magnificencia del mar cuando las mareas son más amplias es todo un espectáculo. Un regalo que la naturaleza brinda, y vale la pena disfrutar.
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