Las dos (malas) caras del verano en barrios de Roca
Vecinos de la zona norte padecieron la falta de servicio en días de calor agobiante. Mientras tanto, familias del sector este conviven con líquidos cloacales y, a pesar de los reclamos en ARSA y el Municipio, no reciben respuestas.
Mientras unos vecinos de Roca padecen la falta de agua, otros luchan para que se terminen los desbordes de cloacas que generan complicaciones por el olor y la contaminación.
En el norte de la ciudad se construyó una cisterna en la que se invirtieron $ 7,5 millones, pero a pesar de que la obra prometía solucionar los problemas, las familias continúan sufriendo la escasez del líquido vital.
Por otro lado, desde el Ejecutivo provincial informaron que el plan de renovación cloacal está llegando a su etapa final. La mayoría de estos trabajos se realizaron al sur del Canal Grande y demandaron una inversión de superior a los $ 64 millones. Sin embargo, en Alta Barda la situación es muy diferente ya que si bien se hicieron inversiones los vecinos conviven hace años con un lago de efluentes cloacales.
Vanesa es mamá de cuatro hijos y vive al frente de la moderna cisterna ubicada en barrio Nuevo. Cuando se anunció la obra, Aguas Rionegrinas remarcó que la capacidad de este tanque sería de 1 millón de litros y beneficiaría de manera directa a 25.000 vecinos, que sobre todo en verano padecen la falta del recurso.
Sin embargo, Vanesa no cuenta con el servicio y los tachos donde a veces logran juntar un poco de agua hace días están vacíos.
Contó que el camión municipal no pasa todas las semanas y que cuando llega, el líquido apenas le dura un día.
“Antes había una manguera que salía de la cisterna donde podíamos sacar agua pero la sacaron”, mencionó.
A principio de mes las temperaturas rompieron la barrera de los 40 grados y Vanesa sufrió mucho junto a sus pequeños, que tienen entre 4 y 13 años.
“Hay días en los que no tenemos agua ni para higienizarnos, tenemos que bañarnos en la casa de mi cuñada. Igual le preguntamos antes si tiene agua en el tanque, porque también le cortan el servicio”, comentó.
La vecina mencionó que su esposo es albañil, pero como no encuentra trabajo en su rubro se las rebusca en la chacra. “Tampoco podemos comprar agua todos los días. No nos da el presupuesto”, dijo.
Vanesa contó que se levanta a las 6 a buscar el líquido vital cuadras más abajo que es donde hay un poco más de presión. Pero los vecinos de ese sector también tienen problemas con el servicio. Todas las semanas se registran cortes tanto en el día como de noche y las familias afectadas están conectadas a la red.
“Se nota mucho la deshidratación, decían que la cisterna iba a solucionar el problema, pero veo que la vienen a reparar porque siempre le encuentran una falla”, dijo.
El gobierno de Río Negro detalló en su momento que la obra contemplaba la instalación de las bombas que permitirán distribuir el agua al barrio.
Alberto Paolini tiene 63 años y también vive frente a la cisterna, pero no tiene acceso ni a una gota de agua.
Según el vecino la obra no está habilitada y le faltan muchas cosas.
“Tiene unas fisuras todavía y algunas pérdidas”, dijo.
El hombre tiene un auto con el que casi todos los días va a pedir agua a los vecinos que viven más al sur. “Está faltando mucho el agua en el barrio”, señaló.
Paolini mencionó que no estaban llegando los camiones con el líquido vital que enviaba semanalmente el municipio. “Nos dijeron que están rotos y el Departamento Provincial de Aguas tampoco viene, nos las rebuscamos como podemos”, comentó. El hombre vive con su esposa y un hijo.
Sergio Gallardo tiene 72 años y está construyendo su casa a metros de la cisterna. “Sin agua no podemos avanzar, consultamos en Servicios Públicos y no tenemos respuesta”, señaló.
En octubre del año pasado el barrio estuvo 13 días sin agua, situación que complicó a unas 300 familias en su mayoría con hijos.
La obra nunca terminó
Desde ARSA señalaron que la cisterna del norte de Roca solo opera cuando hay demanda o necesidad. Detallaron que tiene dos bombas y a la vez toma agua de otra cisterna ubicada la calle Maipú en el sector de la alcaldía.
“Funcionó la semana pasada cuando las temperaturas rondaron los 40 grados”, informaron.
Según la empresa estatal, no hubo faltante de agua en barrio Nuevo.
Sin embargo reconocieron que no se completaron los trabajos de automatización. Se suspendieron “para poderla operar y ver cómo funcionaba en este período de necesidad. Una vez pasada la época estival se seguirá con la automatización del equipamiento electromecánico, hoy se opera de forma manual”, informaron.
Por otro lado aseguraron que en este verano no hubo ni hay faltante de agua en la zona norte. “Puede ser que haya faltante de presión, hemos tenido problemas de abastecimiento de energía en diferentes sectores de la ciudad, pero no implica que en el norte esté faltando el agua, con 40 grados seguro hubo baja de presión, hay mucho consumo y derroche”, mencionaron.
Desde la empresa provincial remarcaron que hay todo un sistema de agua conectado y que “la demanda no se abastece desde un solo lugar”.
“Se nota mucho la deshidratación. Decían que la cisterna iba a solucionar todo pero veo que la vienen a reparar porque siempre falla”.
Vanesa, madre de cuatro hijos en barrio Nuevo.
El gobierno provincial informó que el plan de renovación cloacal en la ciudad está en su recta final.
La mayoría de las obras son al sur del Canal Grande y fueron importantes para empezar a dejar atrás la grave crisis que padeció la ciudad hasta principios del año pasado, con roturas de colectores y aguas servidas que inundaron calles completas.
“Desde diciembre de 2018, las empresas adjudicatarias llevan 15 meses de trabajo ininterrumpido”, señalaron.
La compañía CSH SRL inició los trabajos preliminares al recambio cloacal sobre calle Mendoza entre Isidro Lobo y Rohde, donde se cambiarán 120 metros de cañería.
La firma hizo en febrero el reemplazo de la colectora en calle Mendoza, desde Tucumán a Mitre, en calle Rohde, entre La Pampa y Córdoba, Alsina entre Córdoba y Fleming, Yrigoyen entre Mendoza y Córdoba, La Plata, desde Mendoza a República del Líbano, Mendoza entre Mitre y Tucumán; y Lisandro de la Torre, de Mendoza a Chaco.
Además se llevo a cabo el recambio en Gadano y Gelonch, ambas desde Mendoza a Fleming; Isidro Lobo, entre Córdoba y Mendoza; Maipú entre 25 de Mayo a Yrigoyen; Buenos Aires entre Rohde y Artigas, Neuquén entre Alsina y Artigas; y en calle 9 de Julio desde España a Santa Cruz.
La empresa cipoleña Lupica trabajó en el oeste de la ciudad en el barrio Alta Barda y finalizó con “el recambio del colector de ingreso a la Estación Elevadora Alta Barda, donde se reemplazaron 131 metros”.
Sin embargo, los vecinos continúan sufriendo por los olores nauseabundos ya que hay un desborde que varias cuadras. La situación afecta a Alta Barda, J. J. Gómez y Julio Corral.
Las familias se aíslan en sus casas, cansadas de convivir con esa agua verdosa y contaminante.
Por otro lado, la firma hizo el reemplazo de cañería en calle Isidro Lobo entre Maipú y España, y en la calle Rochdale entre calle Santa Rosa y Ushuaia.
La empresa Arideros de Valle Medio, reemplazó 700 metros de cañerías en calle Jujuy, desde Los Álamos a Antártida Argentina.
Se trata de una de las colectoras más importantes de Roca por la que pasan diariamente más del 50% de los líquidos cloacales de la ciudad.
Finalmente la firma Rimsol de Bahía Blanca, realizó el recambio del colector cloacal en calle Viedma, desde Jujuy a República del Líbano, contabilizando 8 cuadras de nueva cañería cloacal, “beneficiando a todo barrio Los Olmos que padecieron durante años los desbordes cloacales”.
Desde el gobierno detallaron que la empresa también cambió los colectores cloacales en Buenos Aires, desde Bolivia a Uruguay y calle Buenos Aires, desde Rohde a Artigas, además de un tramo en calle Alsina entre A. Brown a Rosario de Santa Fe. “Se realizó el recambio de los colectores en calle Córdoba desde Isidro Lobo a Rodhe y Mendoza, entre Alsina y Artigas”, comunicaron.
Las millonarias inversiones realizadas para mejorar el sistema cloacal no son suficientes para la zona oeste de Roca.
Los vecinos de los barrios Alta Barda, Gómez y Julio Corral conviven con un olor nauseabundo hace más de cuatro años y a pesar de que unifican reclamos al Municipio y a la empresa Aguas Rionegrinas, el problema persiste.
El agua cloacal color verdoso, circula entre canaletas a la vera de las casas, rumbo al desagüe que está a orillas del Canal Grande.
Vecinos cruzan las cuadras a puntas de pie para no toparse con pozos y zambullirse en ellos.
Hace dos meses, Aguas Rionegrinas (ARSA) refaccionó una de las bombas, pero desde el domingo 1 de marzo volvió a brotar el agua servida. Es un río que corre de lado a lado, con correntada.
“De vez en cuando, desde ARSA solo mandan camiones para limpiar las cañerías que se tapan, pero no nos dan una solución definitiva”, comentó Oscar Dabus, de barrio Alta Barda.
Para convivir entre residuos cloacales, realizaron zanjas para que el vertido no ingrese a las viviendas y se dirija hacia el desagüe.
Laura Camú vive hace 25 años en Gómez. Espera en la parada de colectivos entre la intersección de las calles El Ceibo y Villegas. Frunce el entrecejo cada vez que un vehículo dobla la esquina. “El olor se intensifica con el calor, y la tierra se levanta. Estuvimos todo el verano así”, comentó indignada.
El olor a gas butano es constante y nauseabundo. Los propios vecinos aseguran que la bomba que disponen en el barrio es muy chica para la cantidad de habitantes que está albergando ese sector de la ciudad.
“Esto está mal hecho desde sus inicios. Y lo hizo el Municipio. Por eso desde ARSA solo arreglan provisoriamente, pero nadie piensa en lo que estamos padeciendo todos los días”, observó Camú.
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