Las cartas que se escribían dos enamorados, en los años ´30 en Roca

El intercambio epistolar entre Laura Riskin y Jacobo Mutchinick fue rescatado en los últimos años por uno de los hijos de la pareja y que ahora comparte en esta íntima crónica.

Por Eduardo Mutchinick, especial para «Río Negro»

eduardomutchi@gmail.com

En una gastada billetera en el bolsillo interior de un saco sport hace muchos años en desuso, ya que habían pasado más de veinte años que mi padre había fallecido, encontré doblada cuidadosamente, ajada y amarilla por el paso del tiempo, una carta de mi madre escrita en Fuerte General Roca el 31 de mayo de 1938.

Laura y Jacobo, posan ya como novios.

Apreciado Jacobito, que sorpresa al recibir su cartita, porque a decirle verdad no esperaba me escriba desde Bahía y menos imaginé que me extrañe tanto!..”, escribe ella con sus 23 años.

“¿Cómo lo recibieron las Casarenses… se divierte mejor que en Roca? En cuanto a eso no dudo, habiendo tantas pibas bonitas y siendo ellas su debilidad, Paquita, Bertita, etc.

Créame, ha sido un placer para mí leer su cariñosa misiva en la que he visto reflejado el aprecio que me guarda. Ahora estando Ud. tan lejos, pude convencerme que no he sabido corresponder a quién me adora tanto, ni siquiera me atrevo a tutearlo, le aseguro es por falta de valor, no piense lo contrario, ya me conoce, no tengo necesidad de repetirlo, que soy realmente una chica rara…, ingrata, ¿qué más?”

Finaliza la carta: “Estos últimos días estoy desorientada, me siento tan sola!, añoro los días pasados en su compañía, y pensar: quién sabe cuántos jueves…sábados y domingos estaré así…

Carta de Jacobo a Laura.

Arrinconada entre valijas, diarios, bolsas con ropa antigua, apareció una caja de cartón marrón, de aquellas donde se guardaba correspondencia, contenía entre otras cartas una de mi padre.

La había escrito desde Carlos Casares, su lugar de nacimiento, donde estaba visitando a su familia, ese mismo 31 de mayo de 1938. Le decía: “Querida Laurita, aún no habiendo recibido ninguna tuya, ya te vuelvo a escribir, no te hagas ilusiones de que te extraño, o te amo demasiado, simplemente para cerciorarte como lo paso y en donde me encuentro.

Mi padre, él con 28 años, le contaba: “…brindaron (mi familia) en honor a tu nombre, no creas que fue a pedido mío, aquí pasa lo mismo que en nuestros pagos, todos saben, menos nosotros, ¿no?

Aquí las pibas ya no me dan ‘bolilla’, y todo culpa tuya, parece que leyeron en mi frente, que he dejado una prenda muy querida en Río Negro…

La caja donde estaban las cartas de amor que guardó Laura Riskin y que poco tiempo atrás rescató su hijo Eduardo Mutchinick.

Mis padres se casaron en 1940 en General Roca, festejaron en el viejo Hotel Toscano; las cartas, escritas el mismo días en lugares diferentes, se cruzaron llevando con ellas cierta ironía, humor y amor.


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