Las big band marcan el ritmo del Festival de Jazz de Cipolletti
Desde este viernes por la noche, Cipolletti se convertirá, por tres días, en la Birdland regional. Es que empieza, con una generosa propuesta, la séptima edición del Festival de Jazz, uno de los más importantes de la región y que subirá al escenario a los máximos referentes del género. La novedad, además de que será la primera vez que este evento se desarrolla en el flamante Complejo Cultural, será la participación de las big band del Instituto Universitario Patagónico de las Artes (IUPA), y de la Escuela Superior de Música de Neuquén. La jornada la abrirá, a las 20:30, Constante de Planck. Las entradas, para cada noche, tienen un valor de $150.
Desde la dirección de Cultura aseguran que este no será uno más, de entre las siete ediciones pasadas, y prometen varios detalles que le darán un toque especial.
Por ejemplo, no contemplará al jazz en su concepción tradicional, sino que las bandas que se presentarán abordan el género desde la fusión y la multiplicidad de variaciones, como el jazz latino, el gospel y el funk.
Por eso sostienen que será un festival colmado de alegría y que se saldrá de lo común, por lo que no solo los amantes del género sabrán apreciar, sino quienes gustan de otras músicas y deseen variar. Desde la cartera cultural explicaron que todas las bandas presentarán, además de su repertorio, material audiovisual durante el recital.
Lo que tal vez más destacará de esta séptima edición, es que el escenario se llenará de jóvenes estudiantes, tanto del IUPA como de la Escuela de Música, algo que sin lugar a dudas será novedoso y más que provechoso para los alumnos de ambas instituciones que, aun cursando y capacitándose, ya empiezan a recorrer y caminar los escenarios regionales en las numerosas presentaciones que realizan las casas de estudio.
Osvaldo Listen, que está desde los inicios en 2011 al frente de la Neuquén Jazz Band, aseguró que no solo hay alumnos del nivel inferior y superior, instrumentistas y profesionales de la institución, sino que también muchos se acercan “por amor al jazz y a la música”, aseguró. Desde 13 a 70 años es el amplio rango de edades que conforman el ensamble. “El grupo trabaja con mucho compañerismo y aprendiendo de todos y todas”, mencionó el director.
Por estos días cuenta con 40 integrantes, de los que seis son profesores adjuntos. Esta big band se renueva a cada año, y muchos de los que se suman pertenecen a bandas reconocidas de la zona. “Han pasado más de 150 instrumentistas y cantantes”, de los cuales algunos están en la escena local, o bien con sus proyectos nacionales e inclusive, internacionales, en Europa o Estados Unidos.
“Siempre fue una banda atípica para ser big band, por ejemplo contamos con cuatro flautas, muchas voces, suele haber mucha percusión, como batería, tumbadoras, placas o xilófono, y muchos instrumentistas”, reveló. Para este festival contarán con el cantante cubano Mayito Silva y la vocalista María Suárez.
Alan Techiev es ruso, y la primera vez que visitó Argentina fue en 1995. Pasó, casi de forma inmediata a integrar el grupo de Jazz de la Fundación Cultural Patagonia. En aquel entonces formaba parte del famoso Music Hall de Moscu, pero conoció la Patagonia y durante muchos años no se quiso ir. Desde el año pasado dirige la Big Band del IUPA y, según el director de la licenciatura en Música Popular, Leonardo Alvarez, Alan “trajo el jazz a la zona, académicamente fue él”, reveló.
Como la carrera de Música Popular es muy nueva, ya con sus primeros ingresantes conformaron el ensamble. “Ya eran músicos con un gran nivel, y propusimos una big band desde el primer día. Nos pareció lógico que sea una materia curricular, pero tal vez debería estar en cuarto año”, argumentó Leonardo. El promedio de edades es de 20 a 30 años. La banda tiene 14 integrantes, más el director, y los instrumentos que ejecutan son: batería; bajo; piano; trompetas; trombones; y saxos.
“Hay gente dentro de la big band con mucha trayectoria en la zona, con muchas historias”, contó Alvarez, La banda interpreta clásicos de la década del 40 y 50, la “era dorada” de este género, que era acompañada por bailes en grandes salones, con una estética moderna.
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