La pandemia alentó la vocación por la medicina: historias de promesas de vida y sacrificios

La currícula de inscriptos a la Facultad de Ciencias Médicas de la UNC aumentó un 20%. Las razones son múltiples, una es la actual crisis sanitaria. Tres relatos sobre el deseo de ayudar.

La carrera requiere una gran dedicación y muchas horas de estudio. (Florencia Salto)

Hace casi 30 años, Nazaret Cona y Renzo Mercado se dieron un fuerte apretón de mano para sellar un pacto: comprometerse a ser médicos. Fue en el patio de una vivienda entre Allen y Fernández Oro. La promesa fue motor de deseo que aún vive en la joven de 36 años que este año ingresó a la carrera de Medicina en Cipolletti.

La historia de Renzo es más conocida y trágica, se recibió rápidamente y fue un reconocido traumatólogo en Allen pero murió muy joven, a los 35 años en un accidente vial en la Ruta Chica, ocurrió en diciembre de 2019. “Por distintas cuestiones nunca pude empezar, tengo a mis padres a cargo, soy madre, era complicado, pero cuando pasó lo de Renzo dije ´sí o sí´ voy cumplir esa promesa”, contó la joven que sigue viviendo en su ciudad natal: Fernández Oro.

Nazaret es una de las 1.009 personas que este año se inscribió en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional del Comahue, algo más de un 20% que en 2020 cuando la currícula fue de 789.

Hay un deseo de ayudar, es vocación, porque es la única forma de sostener tantas horas de estudio y de sacrificios”.

Valentín Rodríguez, estudiante de medicina, vive en Choele Choel.

Valentín Rodríguez es otro de los estudiantes que inició el largo proceso académico que requiere ser médico. El joven de 20 años vive en Choele Choel y de allí cursa la carrera. La virtualidad le permitió comenzar sus estudios desde su casa porque se le complicaba instalarse en Buenos Aires, donde el año pasado cursó -también de forma virtual- el ciclo básico de la UBA.

Detalló que tiene una gran vocación por la medicina: “Es la única forma de sostener tantas horas de estudios”. Es que llevar la carrera medianamente “al día” es necesario dedicarle entre 10 y 12 horas diarias al estudio, es decir que la mitad de la vida de un estudiante de medicina es con un libro en la mano.

Sus inspiraciones fueron dos: la serie de Dr. House y la obra de René Favaloro. Además, contó que las complicaciones de salud de sus padres también lo impulsaron a inclinarse por la medicina.

“Hace varios años que lo venía pensando. No fue una elección al azar. Es algo que vengo planeando y pude empezar este año”.

Laura Hernández tiene 43 años, reside en Roca junto a su familia y, a pesar de todas sus obligaciones, se anotó en todas las materias de primer año. Es auxiliar de enfermería y hace poco tiempo se instaló en el Alto Valle, vivía junto a su familia en Bariloche. La mujer explicó que “se las arregla” para dedicarle tiempo al estudio.

En sus relatos, los tres estudiantes coinciden en la “fuerte vocación” que implica incursionar en la medicina. El contexto de la pandemia por el coronavirus, que hoy arrasa en la región con una fuerte segunda ola, fue otro incentivo para comenzar a estudiar.

“El que estudia medicina lo hace por vocación, porque requiere de un gran esfuerzo, son muchas horas dedicadas al estudio y para eso hay que sacrificar muchas cosas. La carrera es muy larga. Hay un deseo de ayudar a los demás a tener una mejor calidad de vida”, contó Valentín.

En números

1.009
estudiantes se inscribieron en la Facultad de Ciencias Médicas en 2021.
789
fueron los ingresantes el año pasado, previo al inicio de la pandemia.


El joven relató que fue la popular serie de Dr. House la que le despertó el deseo por la profesión. “Con el tiempo y cuando empezás a estudiar te das cuenta que no es tan así, pero es cierto que me acerqué por eso”.

Sobre el aprendizaje desde una plataforma virtual, el joven reconoció que se pierden muchos espacios de intercambio de socialización, pero destacó la importancia de la accesibilidad. Nazaret inició una tecnicatura en epidemiología en Cuba, pero por problemas familiares tuvo que volver y no pudo concluir sus estudios.

“Yo soy donante voluntaria de mi pelo. Me rapo para que se hagan pelucas. Es una manera de ayudar”.

Nazaret Cona, estudiante de medicina, vive en Fernández Oro.

La joven de 36 años quiere ser oncóloga pediátrica. Hace 20 años que dona su pelo para hacer pelucas para niños con cáncer. “Yo soy donante voluntaria de mi pelo. Me rapó para que se hagan pelucas. Es una manera de apoyar y colaborar desde el lugar que puedo. Yo quiero seguir lo que hacía Renzo, que era una persona que ayudaba mucho.

Sin ser médica siempre intenté ayudar en el área de salud a las personas . Sobre todo a los adultos mayores, porque me tocó vivirlo de cerca”.

Laura tiene 43 años y es auxiliar de enfermería. Contó que a pesar de la gran demanda que hay en el sistema sanitario por el covid, no consiguió trabajó en salud. Se anotó en un instituto privado para hacer la profesionalización de enfermería y además comenzó a estudiar medicina.

“Hace varios años que lo venía pensando. No fue una elección al azar. Es algo que vengo planeando. Se dio en este momento porque a mi pareja lo trasladaron a Roca por su trabajo, venimos de Bariloche”, contó María y agregó: “En ese momento se analizaron muchas cosas para mudarnos, no solo el traslado sino también sabiendo que tenemos hijos en edad de poder comenzar a la universidad. El Alto Valle tiene una gran variedad de carreras y alternativas por eso decidimos venir”, comentó la mujer.

La virtualidad favoreció a muchos estudiantes de iniciar sus estudios.

Los motivos de los estudiantes para ingresar a la carrera

La motivación de los estudiantes para ingresar a la carrera de Medicina es variada, pero uno de los ejes es la actual crisis sanitaria que golpea a la región por la pandemia del coronavirus. La vicedecana de la Facultad, Susana Sánchez detalló que siempre se consulta a los ingresantes las razones.

“Cuando consultamos, en la clase de primer año, las respuestas fueron variadas, algunos manifiestan que quieren conocer en detalle el funcionamiento del cuerpo, otros que tienen facilidad para las materias biológicas y químicas, otros tienen familiares médicos o enfermeros y los han visto atravesar las dificultades del sistema de salud en pandemia y esto los motiva a ser parte del equipo de salud”.

También es un motivo recurrente experiencias propias o de familiares con graves problemas de salud. “Hay estudiantes que no han tenido buena experiencia en el sistema de salud y quieren ser parte para poder modificarlo”, contó Sánchez.


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