La semana en San MArtin de lois Andes: El peine de Ringo 14-12-03

La Semana en San Martin de los Andes

Oscar Bonavena fue un personaje entrañable y polémico del boxeo argentino, que supo convertirse en ícono popular hasta que un disparo mafioso acabó con su vida en un casino de Reno, Nevada, en 1976.

«Ringo» era además una suerte de filósofo en camiseta, que entre ravioles y trompadas dejaba caer frases para recordar: «la experiencia es un peine que te dan cuando te quedás pelado…», dijo entrevistado por «Extra», en 1968.

Sergio Schroh dejó la intendencia de San Martín en manos del peronista Jorge Carro. Más allá de logros, Schroh tuvo algunos déficit por él reconocidos sobre el final de gestión, acaso demasiado tarde como sugiere la sentencia de Ringo: apatía para comunicar, desinterés por la construcción política y dificultad para comprender la dinámica de la negociación en situaciones de conflicto.

Esas conductas, quizá por desatender lo que Howard Gardner llama «inteligencia interpersonal», socavaron a Schroh hasta aproximarse al aislamiento político.

Carro es intendente. Su gabinete, al menos por nombres y perfiles, se muestra como la contracara de la moneda que Schroh no supo usar como bien de cambio.

El emepenista prestó nada de atención a la secretaría de Gobierno, que en sus cuatro años se diluyó en ausencias. Así, nunca tuvo red de contención tejida desde la confianza, y lo pagó caro en las disputas con los municipales y con la CTA en el pico de la crisis social.

Carro designó en ese lugar a Guillermo Carnaghi, una de las principales espadas del peronismo en San Martín y su adversario derrotado en la interna. Carnaghi, incluso resistido en sectores del gremialismo, no rehuyó debates como concejal y hasta piloteó negociaciones en ausencia del intendente del MPN.

Un par de semanas atrás, cuando la Unión de Trabajadores Desocupados concurrió al Deliberante para exigir pronunciamiento contrario a la tarjeta «Confiable Solidaria», Carnaghi condujo el entredicho por los alcances de la declaración.

Cuando la sesión concluyó, se acercó a uno de los dirigentes de la UTD para decirle, en pleno pasillo: «con nosotros (por la nueva gestión) no va a haber problemas… vamos a dialogar y a buscar consenso».

En la Secretaría de Desarrollo Social, Carro designó a Haydée Giraudi; allí donde los enfrentamientos con sectores sindicales y actores sociales, cruzados de política, se multiplicaron con Schroh y su secretaria Brunilda Rebolledo.

Giraudi, desde su banca peronista, fue aglutinante en el tejido que conforman las organizaciones gremiales y sociales implicadas en el Consejo del Plan Jefes y en el fallido consejo social, que Schroh vetó. Carro reflotará ese foro.

Al frente de Turismo asumió el empresario Roberto Bendersky, hombre reconocido por trayectoria que, si bien deberá lidiar con núcleos de resistencia política, sabe moverse en las aguas de la actividad privada al punto que fue presidente de la Asociación de Hoteles.

En Planeamiento, Carro optó por Mario Mazzeo; psicólogo social acostumbrado a articular proyectos, que maneja una de las principales fundaciones de la ciudad y contactos con ONGs, embajadas y organismos multilaterales.

Carro ha armado un gabinete que parece propicio tanto para cuidar las espaldas del intendente, como para alimentar empatía con los más diversos sectores. En esa línea, su discurso del miércoles reflejó preocupación por sostener la idea de un gobierno abierto, con involucramiento de vecinos e instituciones.

Se adivina en Carro la intención de no repetir los yerros de su antecesor. Por cierto, no está exento de cometer otros.

Acaso y sólo para reinterpretar a «Ringo», una de las virtudes del buen político sea saber cambiar a tiempo.

Fernando Bravo

rionegro@smandes.com.ar