La Peña: un homenaje a los padres
Sólo en el final de su vida le vi caer una lágrima. Nunca antes lo vi llorar, al menos delante de sus hijos. Llorar en ese tiempo podía desnudar debilidades y las emociones se guardaban. Otras épocas.
También en el ocaso de su vida conoció una clínica. Ahí lo vi flaquear, como intuyendo que hay cosas que los hombres no pueden resolver sólo con valentía.
Pero cada d
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