La Peña: acotado, muy acotado, pero festejo al fin
Acotado, con pocos comensales, pero alcanzará con la familia más cercana para no pasar por alto el Día del Padre. Es que no están dadas las condiciones para un festejo multiplicado o para la clásica juntada. El coronavirus alteró todos los planes desde 90 días a esta parte.
Y claro, será raro, porque por más que sea simbólico, las celebraciones generaban esas reuniones familiares tan lindas que servían para renovar afectos. Pero no son posibles, al menos en Río Negro, en las condiciones que nos plantea el aislamiento.
De todos modos, en casa se puede hacer un minifestejo que sirva para no pasar por alto fechas que para la familia son importantes. No sé, pero es como que los asados de los días del padre, la madre, la Navidad o el Año Nuevo saben distinto.
Nada reemplaza los momentos compartidos en familia, nada mejor que un vino, de la calidad que sea, para un brindis donde mandan los afectos, ni el asado o comida por más modesta que sea, donde los sabores están cargados de reconocimientos.
Y coincido con lo simbólico de las fechas para celebrar, hasta con lo caprichoso que puede ser, pero es la excusa para juntarse y hablar de la familia.
Sólo serán los más cercanos, los que conviven en el mismo domicilio, pero alcanzará para el agasajo.
El clima de junio siempre nos deja en suspenso. Porque hasta este mismo día no sabemos si está lindo para el asado a la parrilla, al horno o para un menú que no dependa de las condiciones del tiempo.
Pero vale el festejo aunque no sea el que estamos acostumbrados en cada acontecimiento familiar.
El escenario es cuanto menos raro, pero debemos entender que es una circunstancia especial y si hay que postergar saludos y juntadas, después habrá tiempo para el acercamiento.
Que sirva para el brindis alcanzará y servirá también para tener presentes a los que ya no están y dejaron huella. Acotado y medido, pero festejo al fin.
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