Viajar a Copahue en los años ‘20: los taxis de Equiza y la historia de un sitio único
Pionero en las carreras de autos, Felipe se animó a llevar pasajeros hasta las termas, desafiando la desolación. Recién comenzaba a crecer el turismo alrededor del volcán. ¡Mirá la galería de recuerdos!
Corría el año 1928, días de diciembre para ser más exactos, y la sociedad “Equiza & González” ya se promocionaba para la temporada de actividad en las termas, antiguo territorio del Neuquén. Para planificar, se esperaba que pasara la estación de las fuertes nevadas, que cubrían ese sector hasta dejarlo inaccesible. “Servicio de auto para los baños de Copahue”, era el título, convocando a los viajeros que quisieran ir hasta ese punto recóndito, tan cerca de la cordillera y la frontera con Chile, que atraía por su belleza y por el poder curativo de sus aguas y barros.
El último viaje: esa vieja costumbre de alquilar carrozas fúnebres con caballos
Según lo previsto, las salidas iban a comenzar un mes después, ya con calendario nuevo, el 5 de enero de 1929, con coches para cargas y pasajeros saliendo desde Zapala. “Precios módicos”, aclaraba, como toda digna publicidad de la época. Los interesados en conseguir pasaje podían dirigirse hasta el 4 de enero a General Roca y en adelante al Hotel Zapala, ciudades conectadas por el ferrocarril, después de que la punta de rieles llegara en 1914.
Según el archivo de este medio, en los años 20, los viajes a Copahue funcionaban en paralelo a otros que iban hasta Esquel, con el mismo sistema, combinando coches y tren, en tiempos de caminos en construcción y de auge en la industria automovilística. A modo de ejemplo, el recorrido de “La Rápida” hasta la localidad chubutense (vaya paradoja) comenzaba en Roca, los martes a las 7, y arribaba los viernes a las 4 de la tarde, con pernoctes sucesivos en El Cuy, Huahuel Niyeo y Ñorquinco. ¡Qué logística!
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Los autos estaban en auge pero no eran un bien masivo, por eso estos traslados eran tan necesarios. Felipe Equiza era ese integrante de la sociedad original, que después siguió solo en el negocio de los viajes, pero ya sumando el dato de “Hotel Balneario” a las prestaciones disponibles. Ganador de la primera carrera de autos que se hizo en Roca, según datos del Museo Vintter, usaba coches marca Ford, convertidos en taxi, que para llegar a Copahue se ponían a prueba: vadeaban corrientes de fondo pedregoso y hasta blando, con pobladores que lo asistían con bueyes y caballos en caso de emergencias.
Hasta que el sitio se consolidó como punto turístico, fue “Reserva Nacional Copahue” en 1937 y en 1962 pasó a manos de la Provincia. Sin embargo, las comunidades originarias ya lo conocían desde mucho antes, como dijo el primer gobernador territoriano, Manuel Olascoaga, en su correspondencia. Ubicadas en tierras del cacique Cheuquel (hermano del famoso Purrán), dice el sitio oficial de Termas del Neuquén que fue ese líder indígena quien le dio permiso en 1870 al doctor Pedro Ortiz Vélez, médico argentino residente en Chile, para traer a una paciente que no lograba sanarse con ningún método. Sólo fue posible en “Los Copahues”, como se le decía en aquel entonces, cuando los visitantes que llegaban no tenían más que carpas y catres para albergarse, después de bañarse o usar el fango que conseguían por sus propios medios. Equiza afirmaba en un aviso de 1943:
“Las aguas curaban maravillosamente reuma, herpes, eczema, ‘artritismo’, enfermedades del estómago y específicas”…
Para comunicar esa vasta región, Olascoaga, funcionario cuando Chos Malal era capital, había propuesto, de hecho, una línea férrea desde Mendoza hasta Ñorquín, “en relación directa con los pasos más importantes de la cordillera: Pichachén, Antuco, Copahue y Trapa Trapa”, indicó la revista especializada “Más Neuquén”. Pero eso nunca se concretó. Con el cambio de capital a la Confluencia y el fin de las vías en Zapala, ésta última se convirtió en “un importante centro comercial, desde donde partían todos los caminos hacia el interior, incluidos sitios turísticos adonde no llegaba el tren, como San Martín de los Andes, Primeros Pinos y las Termas”, agregaron.
A pesar del movimiento de gente año a año, el Complejo de Balneoterapia comenzó a construirse en 1975 y recién se habilitó en 1983. Habían pasado casi 50 años desde que Equiza había levantado “Codihue”, su pequeño hotel, hecho realidad cerca de la Laguna Verde, a pesar de la desconexión y la falta de materiales. Así lo contó el vecino Juan Fernández, dueño del camping local desde 1975 y luego de la Hostería “Pino Azul”. Conoció a Equiza en el tiempo en que “buscaba pasaje” en Zapala, cerca de la Estación de tren, donde la familia de Fernández atendía la confitería “El Satélite”. Recuerda que con los años, “El Vasco”, como le decían, se la pasaba a bordo de su conocido motorhome Mercedes Benz 608, hasta que falleció en la década del ‘80 y los ómnibus terminaron de reemplazar su labor.
Copahue, mientras tanto, conformó junto a Caviahue un municipio, desde 1999, aunque este último fue fundado como Comisión de Fomento el 18 de abril de 1986.
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Foto: Gentileza Claudio Marchesi.
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