Una de poetas patagónicos que brillaron en la cúpula del CCK, en Buenos Aires

La poeta de Roca, Ludmila Cabana Crozza cuenta la experiencia que vivieron ella y otros cinco músicos y poetas que integran el colectivo Rayo Seco, en el Festival Poesía Ya!, en Buenos Aires, para el que fueron seleccionados entre 110 propuestas de todo el país.

Víctor se sienta en una de las butacas de la sala de embarque del Aeropuerto de Neuquén, mira a su alrededor, no gesticula. Es la primera vez que está en una sala así. Me lo dijo hace unos días y yo lo recuerdo bien, entonces, me lo quedo mirando, me le acerco, quiero volver a sentir cosas por primera vez, como si acaso eso pudiera contagiarse. Le señalo la parte rota del techo que aparentemente es nuevo. Se queda mirando hacia arriba.


Claudia se acuesta en el piso boca arriba al lado del cúmulo de valijas que dejamos todas juntas. Flexiona las piernas y suspira. Pasados unos minutos, se incorpora y hablamos de su pelo, hace movimientos con él. Wellapon, le digo. Nos reímos. Debe ser la sexta vez que la veo en mi vida, es un enigma de ojos verdes.
Me acerco al ventanal, no sé si hay algo más lindo antes de volar que ver los aviones llegar o irse: ¿qué hay en ese gesto de persona de pueblo que no ve aviones de cerca muy seguido que me entusiasma tanto?
Mariano chequea dónde está el baño y nos avisa que enseguida vuelve; Federico saca fotos con su celular y Ezequiel nos reparte los pases que llevamos impresos para subir al avión. Nos vamos a Buenos Aires a hacer una de poetas.


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Federico, Claudia, Ezequiel y Mariano: La Música


Conforman el Colectivo Rayo Seco desde hace años. En su página de contacto puede leerse la descripción de lo que es Rayo Seco a partir de lo que hacen, en esa escritura hay un ensayo de una definición: “es un sello y productora de gestión colectiva que produce y difunde música de autor generada por proyectos ligados a estéticas contemporáneas y experimentales en lo que respecta a música y arte sonoro y propone prácticas culturales de gestión colaborativa desde Roca-Río Negro-Patagonia Norte”.


Pero Rayo Seco es mucho más que eso. Es un grupo de personas que cree en lo que hace y procura que el trabajo de creación fluya en un ambiente amigable, de suma concentración y profunda conexión. Y lo logran. Además, sigue la página: producen eventos diversos en torno a la escena sonora contemporánea (ciclos, jams, festivales, conciertos, presentaciones de discos, encuentros, laboratorios, experiencias, videos).


El viaje al festival Poesía Ya! se da a partir de uno de los Ciclos que el colectivo llevó adelante en el año 2022 llamado Poesía Sonorizada. El festival internacional Poesía Ya! que se realiza en Buenos Aires, abrió para su 3° edición enteramente presencial -la primera fue virtual y la segunda híbrida- una categoría llamada Ritmo y Poesía. Rayo Seco postuló con el Ciclo Poesía Sonorizada y quedó seleccionado entre los casi 100 competidores.

Diez propuestas de todo el país compartieron sus trabajos en dos días del festival, del 3 al 13 de febrero. En noviembre fue la convocatoria, en diciembre la confirmación, en enero la preparación.


Víctor y Ludmila: La Poesía


Hacía frío en julio de 2022 en la Patagonia como en cada julio. Usamos remera manga larga, pulover, campera, medias, botas y nos transportamos de lugar con calefacción a lugar con calefacción, hay días en que nada parece alcanzarnos. Rayo Seco presentó el Ciclo Poesía Sonorizada en el Museo Municipal de Bellas Artes de Roca un sábado de invierno. Fui, quise ver de qué se trataba el evento ya que poesía y sonido sonaban bien para mí. Los poetas Verónica y Fernán eran de la partida además de los músicos, al único que conozco es a Federico. Federico es de esos músicos que sabe que antes del sonido es el silencio. Habla pausado y cuando empieza a tocar es todo oído. Cuando habla de música se toma el tiempo para elegir las palabras que expresen lo que hace, ahí es cuando se nota que no es una tarea sencilla, su sonido es el resultado complejo de mucho tiempo de experimentación y búsqueda creativa.
Ese día también había otras lecturas pero no conocía a los demás. Cuando llegué, Verónica me presentó a los poetas, teníamos un amigo en común. Intercambiamos unas palabras hasta que los llamaron al frente. En dos hileras se encontraban los poetas sonoros en el fondo y los poetas lectores adelante. Un micrófono con atril para los últimos; una mesa y los instrumentos dispuestos para los primeros: cables, botones, luces empiezan a sonar como en olas. De pronto, las lecturas y todo el museo que no contaba con calefacción empiezan a discurrir con lo que estaba pasando ahí, empiezo a olvidarme del entumecimiento inicial. Bailo y no entiendo pero no importa. Bailar es inentendible. Qué es esto, me encanta.


Víctor lee poemas pero empieza a cantar diciendo, sus palabras conforman algo más que una lectura, se desprenden del papel y en su voz empiezan a ser otra cosa. Me sonrío con algunos versos, me balanceo con la música que se construye, él está muy quieto frente al micrófono y va entramando versos, repite y continúa pasando una a una las páginas que acomoda con una mano que después enlaza con la otra disciplinadamente. Verónica me dice después por chat, viste Víctor, el chico que toca el violín, viste lo que es. Sumo otro dato, Víctor es el chico que toca el violín. Me fui sin saludar, encantada. En un ensayo, Víctor me contó que aquel día, luego de la presentación, había llorado, estaba muy nervioso, lo dijo mientras imitaba su llanto desconsolado tapándose la cara con las manos e inmediatamente se rió, yo lo hice con él, a carcajadas.


Luego hubo otro Poesía Sonorizada pero esta vez en Neuquén, fui como invitada. Ahí vi a Claudia y a Ezequiel por primera vez. Le pedí a Claudia algunas explicaciones o precisiones a las que respondió dándome la mano y diciéndome que esté tranquila; con ese gesto de ternura, me sentí mejor. Probamos sonido. Éramos cuatro poetas: Verónica, Ana, Cecilia y yo. En instrumentos estuvieron Federico y Claudia. Si la primera vez había sido buena, esta me interpeló, hacer de la palabra música y de la música significado es una experiencia sonora difícil de conseguir. Un balanceo de sonidos, la palabra ahí no escrita para esa situación pero encontrando su lugar, la música amalgamándose con la palabra, una sintonía extraña, de nuevo, como bailar. Esa noche, empujada por el sonido dije muchas veces con la voz distorsionada a modo de estribillo Me habitan tantas/ay! Que a veces yo/no sé en cuál salgo. Y me lo creí.
En cada sesión se recorren distintos momentos. La apuesta es exilio y por eso, atrayente o expulsiva. Es original y profunda. En el tercer encuentro, de nuevo en el Museo Municipal de Bellas Artes de Roca, en escena hubo en instrumentos: Federico, Claudia, Mariano y Ezequiel y cuatro poetas leyendo: Silvia, Carina, Víctor y yo. Sobre el final, los ocho sintonizamos el decir y hacer música. En esa oportunidad, algunas personas del público reclamaron su legítimo derecho a entender. Fue una demanda espontánea y especialmente escuchada porque ¿qué es lo que había que entender? ¿Qué se entiende en una experiencia artística? ¿Qué pasa si incomoda?


Leo Maslíah, el compositor uruguayo, presentó su último libro en el marco del Festival Poesía Ya! el viernes 10, en un momento hizo un silencio y luego habló sobre los vínculos entre poesía y música. Dijo, a través de su bigote, que eran muchos y que han ido cambiando a lo largo de las épocas y los espacios. Porque, insistió, la poesía y la música están completamente unidas, como que son la misma cosa.
Siento que es un buen lugar el festival para presentar el Ciclo, pienso que cada riguroso ensayo en este enero caribeño en Patagonia valió la pena.


***


Buenos Aires nos recibió con 28 mentirosos grados al sol. Con nuestras valijas de cabina bajamos del avión a buscar el colectivo que nos alejase del río y nos acercase al obelisco. El ritmo de la ciudad siempre impacta al principio, pasan los colectivos, decenas de personas en movimiento desfilan sobre ruedas, caminando, se ven impacientes aunque estén esperando. Mientras esperábamos en la parada de la línea 45 de colectivos, un hombre de unos 70 años, con gorra y la tarjeta SUBE en la mano, empezó a decir que siempre tardaba más. Que el 33 pasaba más seguido y después venían dos 45 juntos que siempre era igual. El calor al sol empezaba a hacernos transpirar, el hombre continuó con una historia de su lugar de origen, el norte del país, donde había viento. Federico le siguió la charla, yo saqué un abanico. No supimos entonces que ese objeto sería nuestro nuevo mejor aliado. Los animales de viento en ciudades de asfalto tenemos sed de aire. Tal como el hombre nos anotició, vinieron dos 45 juntos, subimos con él al primero y perdimos su rastro en quién sabe cuál de las largas combinaciones que hacía diariamente para llegar a destino.


Llegamos un día antes de la presentación así que esa misma tarde, nos encontramos en el Centro Cultural Kirchner (CCK), un edificio emblemático de las historias pasada y reciente. El lugar de la presentación fue la cúpula del edificio, en el último piso: el 9. Las actividades eran simultáneas y además del Festival, el CCK continuaba con las muestras disponibles abiertas. Estuvimos en las lecturas en voz alta descubriendo voces nuevas y también escuché a María Teresa Andruetto, la autora cordobesa, que recorrió parte de su obra poética en conversación con el crítico, periodista y escritor Jorge Monteleone. Entre varios temas reflexionaron sobre la lengua desorganizada de la madre de Andruetto, sobre por qué escribimos, sobre la desobediencia en el acto creativo, sobre el amor. Todo con esa aspiración cordobesa de la s ante vocal, ese sonido que nos hermana en la lengua a quienes estamos en distintos lugares del territorio. En un momento, Andruetto dijo que a lo largo de su obra se había sentido siempre muy atravesada por las palabras de loj otro. Dijo loj otro y continuó con la influencia de Pavese en su obra. La lengua madre es esto, pensé. En ese correo antiguo que era el CCK, el mensaje que me llegó fue ese. Escribir con las palabras del otro es una manera de estar con el otro, como una fusión, continuó Andruetto. Qué fiesta de la palabra, qué fortuna ese loj otro pensé y me abaniqué furiosamente.

Los representantes rionerginos, bajo la luz que ingresa al CCK.


No alcanza un día para recorrer el CCK, se necesitan dos, tal vez tres, menos con una feria editorial en la Plaza Seca, con talleres en los mostradores, con visitas guiadas, con búsquedas de poemas en la terraza. Víctor había ido con la Orquesta a tocar en La ballena azul en el año 2018. La ballena azul es una estructura de metal tejido. Nos la quedamos mirando largo rato, no pudimos ingresar, estaba cerrada. Sobre la ballena está La lámpara a la que se accede por escalera. Esa escalera que lleva a la sala de la luz tiene un poema de Macky Corbalán, la poeta neuquina, nos sacamos una foto porque nunca fue tan oportuno leer esos versos en escalones: Creer en lo que se ve, en lo que el cuerpo/recibe, agradecido, y que el sudor deja/más que sal piel adentro.

Sentados en las escaleras que tienen el poema de la neuquina Macky Corbalán.


No pudimos participar del homenaje a Estela Figueroa, la poeta santafesina que murió en 2022 que se realizaría en la cúpula porque lo cambiaron de lugar y se agotó el cupo enseguida. El poema de Macky actuó de presagio: se había roto el equipo de aire, estaríamos en la cúpula al día siguiente creyendo en lo que el sudor nos dejara, más que sal piel adentro.


La cúpula es de vidrio, desde la puerta de entrada se ve el cielo sobre la ciudad infernal a la derecha y a la izquierda el río de La Plata con su color marrón. El calor arreciaba pero lo olvidamos. Además de cielo, río y edificios se ven algunas embarcaciones. Todo parece lejano, intocable. Entramos a la cúpula al horario convenido y conocimos a nuestros compañeros de fecha. Eran Corvo de AMBA, Proscer de Paraná, Entre Ríos, BJ de capital y KeKe NDK, un vecino de nuestra ciudad. KeKe se había presentado en el hotel en la mañana, es flaco, usa un pañuelo en la cabeza y habla moviendo mucho las manos, está contento de compartir la experiencia, sonríe todo el tiempo, camina como dando saltitos de lo liviano que va. Junto a Eva Peña, somos 3 las propuestas poéticas seleccionadas para el festival en distintas categorías desde Roca.

Los seis en escena.


También llegó Ela, la presentadora y la DJ BBGIZA. BBGIZA habla poco, Ela, en cambio, es un metro sesenta de carisma y verborragia. Nos preguntó si éramos de Rayo Seco y nos avisó que cerrábamos mientras hacía un gesto como de sacarse el sombrero, nos reímos. Probamos sonido y nos zambullimos a comer sanguchitos de miga en los camarines. Luego, nos pautaron los tiempos y cómo nos organizaríamos una vez que dieran sala. Antes de salir, ya cambiada, vi que algunas personas se acostaron en el piso, miré el monumento a Juana Azurduy allá abajo, desde la ventana, y me recosté también; Ela se maquillaba y canturreaba frente al espejo; no hablamos más hasta que nos llamaron.

El Monumento a Juana Azurduy que se ve desde las ventanas del CCK, en Buenos Aires.

En la sala había unas cuantas personas sentadas en los bancos de madera que rodean el espacio y otras en el piso. Mientras mirábamos cómo se preparaba la atmósfera de la presentación, vimos a una señora muy mayor de pelo blanco con bastón ingresar a la cúpula de la mano de otra mujer, se acercó hasta donde estábamos, pasó la cinta y abrazó a Ezequiel. Intercambiaron algunas palabras, yo no podía creer tener a una abuelita. Víctor es el veinteañero del grupo, las demás estamos entrando en los cuarenta si no es que ya los pasamos hace un rato. Ezequiel es patagónico por adopción entonces su raíz está por allá, su abuelita vino a verlo. Con Mariano nos reímos de la emoción compartida ante esa tierna e inesperada aparición. Todo salió ajustado a lo planeado. Volvimos luego de dos días a nuestras vidas de violinista, productor, madre, estudiante, novio, profesora, psicólogo, hija y geóloga.


Pero antes hicimos una de poetas y todo fue verdaderamente hermoso.


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