Sañicó: anhelos entre crianceros y la “Ruta del Olvido”
El paraje sobrevive después de ser punto estratégico. El archivo sobre la escuela, la estancia y lo publicado en este diario sirvieron para reconstruir lo vivido. ¡Mirá las fotos!
“La abuela Paula y el finado Manuel fueron puesteros ahí, eso nos dijo una vez “Chelo” Zingoni”, contó el pariente de Santo Tomás, mientras esperaba el almuerzo y recordaba el origen de su familia. El nieto de aquella señora ya tiene 88 años, así que podemos dimensionar cuán lejos en el tiempo vivió la mujer que lo crió, “chilena pura” como dice él. De cabello oscuro y mirada curtida al sol, esta hija de los González y su compañero, pasaron algunos años en el paraje Sañicó, pleno sur neuquino. ¿Qué más se sabe de ese lugar?
El poblado comienza a figurar a principios del 1900, en el itinerario de las tropas de carros del Regimiento 3º de Caballería, que unían San Martín de los Andes con la punta de rieles, bautizada Neuquén. El investigador y periodista Héctor Pérez Morando es quien aporta el dato: 440 kilómetros en 15 días aproximadamente, que encontraban a Sañicó después de Piedra del Águila y antes de Aguada del Potro.
Tiempos de transición entre la histórica capital Chos Malal y la Confluencia, y de movimientos comerciales con Chile que Buenos Aires buscaba desalentar, preocupado por la frontera cordillerana. Una época en la que se hablaba de Sañicó por sus “abundantes pastizales, animales gordos, vida libre, leche, huevos y aves”, como en el libro “La Novela de la Patagonia”, escrito por Ignacio Prieto del Ejido, en 1938.
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La escuela pública N°126 aparece aquí como la única institución estatal que guardó registro de aquellos inicios. Gracias a Nancy Ancatruz, actual directora, RÍO NEGRO pudo leer lo que guardó su libro histórico, en la primer hoja. “Sañicó es un lugar ubicado casi en el centro del departamento Collón Curá, a 980 metros sobre el nivel del mar, de clima muy frío y seco, muy ventoso y pobre de agua”, comenzó escribiendo la maestra pionera, Ida de Zingoni.
Activo desde 1943, el colegio dejó asentado que convivieron con Oficina de Correos y Telégrafos (1912) y Destacamento de Gendarmería (1914). Hasta el año 1915 allí “convergieron los caminos de Neuquén y Zapala hacia el oeste del Territorio y sud del país. Tenía entonces relativa importancia”, anotó la mujer. Pero las cosas cambiaron y el horizonte de la «Aguada del Zorrino» (tal como es su significado en lengua araucana) ya no fue tan prometedor.
En medio de ese panorama, la quietud y las casas abandonadas parecen alentar la agonía. Pero a pesar de todo, las 20 familias del pueblo se las ingenian para permanecer: integran junto a los vecinos de los parajes Zaina Yegua, Paso Yuncón y Piedra Pintada la comunidad mapuche Ancatruz. “Yo soy de Zaina Yegua, viví toda mi infancia ahí, hasta los 16 años”, contó la docente Nancy. Hoy su casa particular, sin embargo, está en Piedra del Águila. Como le pasa a muchos, tiene que recorrer a diario los difíciles kilómetros de ripio que la separan de su trabajo.
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En crónicas de archivo de este medio, ese camino fue definido como la “Ruta del Olvido”, oficialmente la provincial N°50, la vía más corta rumbo a Junín de los Andes. Por ley debía ser asfaltada, pero eso nunca se cumplió. La polémica por estar ‘cortada’ con tranqueras puso la lupa en la estancia de los Zingoni, que argumentaron cuidar así a su ganado, amparados en el trabajo que dan a un puñado de pobladores. Un coto de caza en la propiedad también fue cuestionado, pero la obra no se hizo, a pesar de la normativa y los compromisos de Vialidad neuquina. En el último tiempo, la propia comunidad también marcó el acceso desde Ruta 237 con cartel y tranquera, por miedo a los accidentes con animales sobre la calzada.
La presencia de los Zingoni, linaje de terratenientes, comerciantes y ganaderos, se remonta a los inicios del pueblo, con almacén de ramos generales y gigantescos galpones de esquila. Gladis Cardone, profesora de historia zapalina y descendiente, ubicó a Fernando Zingoni como fundador del negocio, en 1899. En una publicación de la Revista “Familia Cooperativa”, explicó que comenzaron con un almacén en Catan Lil y luego en Zapala (1914).
Gabriel, alias “Chelo”, fue presidente de lo que se llamó “Casa Zingoni” hasta 1979, vivió en Sañicó y administró los campos de la familia, donde Luis Zingoni mandó a construir la estancia. Hoy viajan cada tanto los herederos y gracias a sus peones mantienen lo necesario para retirar luego los camiones cargados. “El cierre comercial de la frontera con Chile”, explicó la Revista “Más Neuquén”, “afectó particularmente a los pequeños crianceros trashumantes, que pasaron a depender de manera definitiva de estos grupos mercantiles, como única forma posible de colocación de sus bienes ganaderos en el mercado argentino”. Quizás sea una de las tantas razones para el estancamiento.
En todos estos años Sañicó ha sido noticia por la “Ruta del Olvido”, incendios forestales, el eclipse de sol en 2020 y hasta por ser el sitio donde hallaron un auto usado para escapar tras el robo de 87 millones de pesos al Banco Provincia de Río Negro (1971). Así de variado es su archivo. Hoy la esperanza está puesta en el turismo que reciben en las cabañas de Paso Yuncón y en la supervivencia de la producción caprina y ovina, hasta tanto encuentren nuevos inversores para seguir con la cría de alevinos en el embalse Piedra del Águila. Sin comercios, tres estudiantes y un centro de salud, apuestan a que se cumplan las promesas de la capital. Mientras se escribía esta nota, recién iba llegando el cableado de la energía.
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