Renacen los parajes patagónicos: Paja Alta, al pie de la meseta de Somuncura, ejemplo de ello
Unas 30 familias vislumbran ahora la oportunidad no solo de generar trabajo sino alimentos, servicios y ofertas turísticas a la región y el mundo. Antes tienen que vencer la desidia de los gobiernos y Estados.
Hay un renacer de los parajes en la Patagonia.
Comienza a visualizarse cierta recuperación por parte de su gente de estos lugares que por lo general son inhóspitos y aislados. Y olvidados por la mayoría de los gobiernos de turno -sean de la órbita que sean-.
Ejemplo de este fenómeno es lo que está pasando ahora en Paja Alta, ubicado a 30 kilómetros de Valcheta, camino a la meseta de Somuncura, un paraíso de 25.000 kms que guarda cientos de especies naturales de flora y fauna, además de ser uno de los reservorios más importante de agua de mundo.
La semana pasada se reunieron en este punto del territorio rionegrino unas 30 familias con un firme propósito: construir relaciones valiosas a mediano y largo plazo entre ellas para repensar lo rural y lo urbano para generar un modelo propio de desarrollo.
Entre otras voces se escuchó en el encuentro, entre otros, a los miembros de la familia Piri, el enfermero Luis Jaramillo que se jubiló en Valcheta y ahora quiere pasar el resto de su vida en el campo. Estaban también Mercedes, Virginia y Elpidio Piris, Juan Lucero, Gustavo Guentelaf, Nieve Pailemán, Nancy Bellini, Quiroga, Carmona, Guerra, Jara, Pérez, Carlos Snaimon, Chagallo y Javier Luquet, entre otros.
“Acá tenemos establecimientos de ganado bovino y ovino, arroyos, vertientes, manantiales, cerranías, una flora increíble, tanto como su gente”, dijeron los vecinos.
El pasado 4 de junio conformaron la “Agrupación de vecinos de Paja Alta” porque no pueden por ley ser comisionado de fomento. “Es uno de los tantos errores del “Estado”, comentaron… “pero no importa… lo que vale e incentiva a juntarnos es que vemos que cada día alguien está volviendo al campo: esta es la buena noticia para nosotros. Estamos dejando de ser pocos”, confiaron a “Río Negro”.
Previo a esta fecha hubo muchas reuniones el año pasado y también en este primer semestre, donde voces como las de Jorgelina y Pascual Railef daban cuenta de un abandono inexplicable y desolador.
“Esta treintena de familias carecemos de gas, luz, conectividad, caminos vecinales, salud… la lista sigue. Pero a diferencia de años anteriores ahora estamos acá, firmes, con la exigencia de estar mejores, de no regalar nuestra tierra ni perder lo poco que hemos conseguido a lo largo de nuestras vidas”, agregaron. “Sea local, provincial o nacional, los gobiernos si bien admiten que aquí la precariedad no tiene límites se excusan en que no hay gente ni una comisión de fomento para que se vean obligados a hacer algo… todas mentiras”, enfatizan.
La urgencia, afirmaron, es construir y mejorar los caminos vecinales. Hacer cartelería para identificar cada uno de los establecimientos rurales de la zona.
Las reuniones se hicieron siempre en la capilla, hermosa y siempre abierta a la comunidad. A lo largo de su historia se celebraron aquí dos casamientos.
De ahora en más, ¿qué?
¿Qué proyectos surgieron? Emprender un olivar, rescatar los viñedos, forestar, instalar colmenas para producir miel, criar ganado y proponer nuevas alternativas de turismo rural. También restaurar la escuela, que está cerrada, para transformarla en un centro de interpretación y charlas culturales y capacitación. “Acá podríamos hacer clínicas, por ejemplo, para alumnos de gastronomía para que conozcan y experimenten comidas y alimentos con los productos autóctonos que bien les daría originalidad a sus creaciones”, anima un gestor cultural en el encuentro, que hace foco desde hace años en la industria de la gastronomía regional.
La misión, aseguran, es “revertir la desidia estatal hacia nosotros y a este lugar; a partir de ahí, todo”.
Tiempos de proyectos y colaboración
“Estamos seguro que vamos a renacer al pie de la meseta Somuncura. Podemos ser el punto central de un corredor turístico, económico y social que parta desde Valcheta, siga por Paja Alta y continúe en Somuncura. Para esto, Javier Luquet de la cooperativa de trabajo de Turismo rural Alem de Valcheta nos va a asesorar en todos los sentidos -desde el jurídico al específico del sector-”, comentaron los vecinos a este diario.
“La colaboración es el signo de estos tiempos. Todo sigue muy incierto, ambiguo, complejo y volátil… por esto es que el mundo hoy es una oportunidad para cambiar todo lo que no nos gusta y luchar por lo que ambicionamos”, acota Luquet.
Otro de los asistentes reconoce que en esta reunión del pasado 4 de junio que los consolida como agrupación vecinal “nos ha permitido redescubrirnos de lo que somos; nos hemos ayudado a tener una mirada profunda dentro de cada uno. Esto es lo que nos dará fortaleza para recuperar vitalmente este paraje del sur rionegrino”.
Repensar el territorio y todo lo que ello conlleva: esta es la meta de ahora en más, aseveran. Poniendo en valor a su gente y su patrimonio, sea éste natural, histórico, social, gastronómico, artesanal, cultural o artístico.
La oportunidad de abrirnos al mundo, se esperanzan
Carlos Snaimon, miembro de la cooperativa “El naciente”, anclará los proyectos en danza en este paraje. «El impulso que podemos darle entre todos a los parajes de Río Negro es mucho más que un trabajo de integración y de formación, es una oportunidad de abrirnos al mundo”, afirma.
“De esta movida se constanta que hay proyectos de viviendas sustentables y sociales, de bajo costo; de formación sobre energías renovables, turismo y gastronomía”, entusiasman.
Por lo pronto, ahora están en la búsqueda de pintura blanca, cemento, chapas, caños de agua y un tanque de agua para la escuela (consulta por donaciones al whatsapp 2944501931).
El pasado 4 de junio esta treintena de vecinos acordaron y se prometieron poner manos en la obra con empeño, innovación y creatividad para insuflar nueva vida a Paja Alta.
Así, lo auténtico y original, lo tradicional y lo moderno, lo transparente y honesto serán las variables para el desarrollo por el que están dispuestos a conseguir en esta vida.
“Estamos esperanzados de que realmente y de una vez por todas los organismos y gobiernos de turno se acerquen a nosotros no solo a ver y a vernos sino también a trabajar en forma conjunto y orgánica. Ahora tenemos la oportunidad única de no solo generar trabajo sino también alimentos de calidad para nuestros vecinos, por ejemplo. De guiarlos para conectarse con la naturaleza de acá. De producir textiles para negocios de diseño de la región…”, invitan los vecinos autoconvocados.
El 19 de marzo es el aniversario de este paraje. “El próximo año nos encontrará siendo parte de un nuevo mapa patagónico”, se esperanzan. Confían que hay un sector joven y adulto que a la hora de migrar hoy se enfoca en otros territorios, como los parajes. Y que una vez que llegan, estos entornos rurales se revitalizan en todos los sentidos. “Por lo pronto, este 20 de junio izaremos la bandera como nunca antes lo hicimos, haciendo patria al pie de la meseta”, concluyen.
CONTACTO
asociacionpajaalta@gmail.com
Contacto: asociacionpajaalta@gmail.com
Al pie de la meseta de Somoncura: como nunca antes la viste
PARA DESLUMBRANTE CON ESTE PARAÍSO. Fotos de José Luis Giambirtone, Oscar Cassiba, Carlos Snaimon, Matías Grane y Ramiro Ojeda.
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