La inconclusa historia del soldado que estaba en el acceso a Roca en 1968

El escultor Luis Ernesto Maisler, que falleció el pasado 19 de diciembre, fue fotógrafo, escultor, artista. Hizo el monumento al soldado, que estuvo al ingreso de Roca, a fines de los 60, y fue un activo participante de la Fiesta de la Manzana y del Rocazo.

La foto aparece cada tanto, en algunos sitios de Facebook, en Instagram. Son fotos rescatadas del recuerdo, de alguna caja perdida. Y allí se lo ve, erguido, con gesto más simpático que solemne, los ojos abiertos como dos botones, una mano en posición de saludo. Es, era más bien, El soldado del desierto, una escultura en madera, de unos tres metros y medio, que en 1968 abría el ingreso a Roca y junto a la que muchos turistas y locales se fotografiaban.

Así se veía el ingreso a Roca en el año 1968. (Foto gentileza familia Maisler)


El soldado del desierto, que es poco probable que pudiera estar ahora en el ingreso a ninguna ciudad por su referencia a la campaña del desierto, fue una obra encargada por el entonces comisionado de Roca al escultor Luis Ernesto Maisler, que vivió en Buenos Aires, Bariloche, y luego en Roca, donde hizo varias obras, y donde murió el pasado 19 de diciembre de 2022, a los 96 años.

Maisler, junto a la cabeza de «EL soldado del desierto». (Foto gentileza familia Maisler)


Su mujer Berenice, recuerda ahora que la tarea de tallar y darle forma ese gigante pañuelo al cuello le demandó unos seis meses de trabajo. “Y no se dio cuenta hasta terminarlo de que tenía un error: le hizo la espada del lado izquierdo. Pero después le dijeron que estaba bien, que había personas que lo usaban de ese lado”, dice ahora Berenice, en su casa, sonriendo por el recuerdo.

Berenice, en su casa, recuerda a su marido (Foto: Andrés Maripe)


Esa escultura, en el acceso a la ciudad, no duró mucho. Pocos años después decidieron sacarlo de allí. “No fue por razones ideológicas. Fue porque estaba en el medio del ingreso, y se ensachaba la avenida. Nos dijeron que lo llevaron a un isla del río Negro, pero la verdad es que no sé qué fue de él”, dice Berenice. Luis tampoco volvió a ver al monumento.


Maisler, que nació en Capital Federal, estudio en el Colegio Nacional Buenos Aires y luego Bellas Artes en la misma ciudad, recaló en Bariloche en la década del sesenta. Ahí montó una agencia de publicidad y también hizo fotos a los turistas. Ahí también conoció a Berenice, que en ese entonces tenía 17 años. Se enamoraron, se casaron y trabajaron juntos muchos años. En Bariloche, por ejemplo, ella era la encargada de revelar a la noche las fotos que él hacía durante el día a los turistas.

Berenice repasa los días que compartió con su marido, Luis Ernesto Maisler. (Foto: Andrés Maripe)


Pero las otras artes lo movilizaban también, las extrañaba. Y fue por eso que terminaron mudándose a Roca, en el año 67. El encargo de una escultura para una Feria que se realizaba en Regina, hizo que Berenice conociera el valle, y que entre los dos decidieran que este era un clima mejor para vivir.
Inquieto, enseguida empezó a hacer que sus obras se lucieran en distintos eventos de la ciudad, y en algunas otras ciudades del Valle. De hecho, en Huergo, aún hay un monumento a la madre, que lleva su firma.

En Roca, Maisler fue el encargado de hacer muchas de las carrozas que en aquel entonces se utilizaban para los desfiles de la Fiesta de la Manzana, en las que paseaban por la calle principal las aspirantes a reinas .
También integró el grupo del Quincho, y el de los Bahienses, según recuerda Berenice, con los que hacía ambientaciones especiales en los salones para fiestas. “El hizo, por ejemplo, los PicaRoca, que era una escenografía basada en los dibujos animados de Los picapiedras, pero usando la palabra Roca. Lo hizo en el Club del Progreso. Para otra de esas fiestas hizo un patio español”, cuenta Berenice, que recuerda incluso que ella se puso un vestido con volados para esa ocasión.


Poco antes de morir, el año pasado, Maisler participó del acto por los 50 años del Rocazo, esa pueblada contra el gobernador de facto de aquel momento, que encabezaba Roberto Requeijo. En la conmemoración, Maisler recibió una medalla de mano de la intendenta de la ciudad, María Emilia Soria.

Maisler, en el acto que se hizo el año pasado, por los 50 años del Rocazo.


Es que aquel día, el 3 de julio de 1972, entre otras cosas, Maisler hizo y desplegó la pancarta que movilizó a todos, cautivó a los decididos y convenció a los dudosos. “Roca de pie” fue lo que escribió en ese cartel que todos usaban. Él fue, también el que decidió recortar el slogan original que incluía la palabra General antes de Roca.


“Cuando vino el Rocazo desplegamos la pancarta, la asamblea estalló y se decidió la toma de la municipalidad”, contó Maisler a este diario, en julio del año pasado. “Nos tiraron con balas. Los que estábamos adelante nos corrimos hacia la puerta de la municipalidad, los que estaban más atrás fueron para el lado de la plaza San Martín”, recordó Maisler en aquella nota. Pero no sólo hizo la pancarta. El artista formó parte de la Comisión Provisoria de Gobierno como representante del Partido Socialista de los Trabajadores.


De aquellos días del 72 aún hay un cartel de referencia histórica colocado en el ex edificio Municipal. Del soldado gigante no hay un solo rastro.


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