Cuando la tecnología choca con la fe: el caso de la Virgen de Los Chihuidos y los paneles solares  

Devotos que asisten año a año al pueblito del interior neuquino se encontraron con dispositivos de telecomunicaciones en el mismo cerro donde sube la peregrinación. Lejos del conflicto, esperan que el diálogo traiga soluciones para seguir la tradición.

Foto: Gentileza Bernardo Martínez.

“Para mí la peregrinación significa que alcancé el cielo con las manos, porque el tesoro más grande está arriba, no abajo, dijo Rosalía Jara cuando “la tele” pasó por el pueblo, en el marco del programa “Fiestas Argentinas”. Fue una manera gráfica de explicar por qué la devoción a la virgen María se conecta con ese cerro que los recibe silencioso cuando suben rezando los misterios del Rosario. 

Si bien la fiesta popular en Los Chihuidos se organiza formalmente desde 1994, afirman que en 1990 Justo Solorza fue quien trajo la primera imagen de la Inmaculada Concepción hasta allí. Sin embargo, los devotos más longevos van más atrás todavía, asegurando que la práctica espontánea de fe se remonta a varias décadas antes. Una costumbre familiar arraigada, de generación en generación, que creció bajo la enramada para protegerse del sol, acompañada con algún chivito al asador y un acordeón para cantarle a la ayudadora de los crianceros. 

Foto: Gentileza Bernardo Martínez.

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Hoy la capillita dónde dejan una vela y hacen pedidos o agradecimientos, es el modesto espacio que recibe a los locales y visitantes que llegan al pie del cerro, desde otros puntos de la región, como Chos Malal, Zapala, Cutral Co, Villa Manzano, Barda del Medio y Catriel, entre otras localidades. También armaron un tinglado para oficiar misa bajo techo, en caso de mal tiempo o fuerte viento, como en 2022.

“Para nosotros, que vamos desde la comunidad Painemil, representa la fe, la esperanza, de llegar con toda la peregrinación con la familia Sabatel, para pedirle a nuestra madre celestial por mi familia, por un buen año, una buena crianza de nuestro animales. Cuando tenía a mis hijos chicos lo hice a caballo, después seguí a pie y he llegado a subir descalzo para pedirle por salud y por mis hijos, vio como está este mundo, también tuve a mi señora muy mal”, contó el enfermero jubilado, Tránsito Parada.

Retirado como agente sanitario, siguió el camino de sus padres y hoy es criancero. “Voy a cumplir 67 años y desde muy chico me acuerdo de la Virgen de ahí, de Los Chihuidos, donde la gente pasaba todos los años y se reunía en ese lugar con mucha fe, a veces a pedir, a veces a agradecer… es algo que aprendimos desde muy chicos, de la iglesia católica”, recordó. 

Foto: Gentileza Bernardo Martínez.

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Hace ya varios años acompañan a los feligreses distintos sacerdotes oriundos de provincia de Córdoba, que arriban a modo de misioneros, cumpliendo un acuerdo entre aquella diócesis y la de Neuquén. Y hasta el cantor campesino, Atilio Alarcón, le dedicó unas estrofas al tema, adaptando la Nochebuena a las tierras del viento: “Con un burrito de tiro/ de Los Chihuidos Don José va/ llevando a Doña María/ a pocos días de ser mamá/ eran fines de diciembre/ y ellos venían a Chos Malal/ para que nazca en mi pueblo/ el mensajero de amor y paz”.

De este lado de la Confluencia, Río Negro tiene experiencias parecidas con Ceferino en Chimpay y la Virgen Misionera en Paso Córdoba, donde las promesas y urgencias llevan a los peregrinos a cruzar grandes distancias, a modo de sacrificio y ofrenda, por el milagro recibido o el que se espera obtener. En este poblado neuquino, ubicado a 97 kilómetros de Añelo por la Ruta 1 y también elegido para la extracción gasífera, hay quienes como Tránsito, peregrinan descalzos esquivando las piedras que sobresalen en la huella cuesta arriba. 

Arrinconada


“Por suerte hay señal y el grupo está prendido, así que tenemos comunicación”, dijo uno de los entrevistados de esta nota, para disculparse por si no contestaba las consultas al celular. Es que no todo fluye como la fe, campo adentro. Como en tantos puntos de la Patagonia, las distancias y la falta de conectividad son una limitante, para el vínculo con el resto de la provincia y para pedir asistencia ante cualquier eventualidad.

Los paneles solares, junto al pedestal de la Virgen – Foto: Carlos Alarcón.

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Lo paradójico es que el acercamiento a las telecomunicaciones en Los Chihuidos haya sido justo de la mano de antenas y paneles solares en el mismo cerro donde se venera a la Virgen, arrinconando al pedestal donde colocan su estatuilla en el momento más emotivo de la procesión. Las viviendas cuesta abajo aún dependen del equipo electrógeno que funciona sólo en franjas horarias del día. Y el propio Gobierno provincial indicaba en octubre del 2022 que aún buscaba financiamiento para el proyecto de energía solar, con el que estima generar 370 MW por año. Pero allá en lo alto, ya brillan las celdas que convierten la luz del sol en electricidad, para que funcione el servicio de internet que reciben algunos puesteros.

Según las fotos que vecinos enviaron a RÍO NEGRO, si no se reubican los dispositivos, la procesión de este año, a comienzos de diciembre, deberá esquivar los tensores que sostienen varias estructuras metálicas. Algunas más se ubican allí cerca, aunque en una de las laderas. “No recuerdo bien cuándo aparecieron las primeras pantallas, el problema es que se ha ido intensificando últimamente y ahora están colocándolas por todos lados. Tristemente es sobre el cerro donde no solo se realiza la procesión del 8 de diciembre, sino que es uno de los tres cerros que dan nombre al lugar y nos identifican”, opinó Carlos Alarcón desde el campo.

Los paneles solares, junto al pedestal de la Virgen – Foto: Carlos Alarcón.

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Los Chihuidos son tres elevaciones, de similares características: Sur, Medio y Norte. El vocablo que los bautizó y que le da nombre al pago significa “seno de mujer” o “joroba”. Desde la Comisión de Fomento, el titular saliente, Gerónimo Fuentealba confirmó la situación que atraviesa Chihuido Sur. Hasta habló de “contaminación” al describir lo que sucede, en diálogo con este diario. Sin embargo, la decisión sobre el emblemático espacio no depende de quien los vecinos eligieron para que los represente. El cerro no es de todos, está dentro de propiedad privada. Que esta tierra era de Dios, mi padre me dijo un día…”, compusieron y cantaron los Berbel. En este caso, los dueños son pobladores de la zona y permiten el acceso de los peregrinos, algo que todos valoran y no quieren perder. Pero en cuestión de necesidad, facilitaron la instalación de los repetidores en el punto más alto, justamente, para recibir señal. 

“Hace un par de años construyeron otra antena cerca, de 115 metros aproximadamente. Creíamos que a los equipos que están en el cerro los iban a trasladar allí, pero no, los dejaron y siguieron agregando”, explicó Fuentealba. 

Pidiendo permiso


Al choque entre el avance de la tecnología y las costumbres de la población, se suma el choque de intereses, que incomoda y condiciona. Mensuras que incluyeron lo que debería ser un “monumento histórico”, como reconoció el comisionado. El temor a opinar o darlo a conocer para que no se impida el ingreso de la peregrinación. Muchos factores se conjugan para que en el medio queden los vecinos, que no tienen muchas alternativas.

“Se va a hacer igual aunque se sienta incómoda la gente”,

dijo Fredy Sánchez, referente de la Agrupación Gaucha “Los Ranchos”, a cargo de la organización que acompaña la procesión.

En realidad, no se trata de rechazar la llegada de los necesarios servicios, sino de dialogar para encontrar mejor ubicación. 

“El campo tiene eso, tiene magia y tiene voz, y nos llama en su lenguaje y en su llamado estoy yo”, recitó en la entrevista con RÍO NEGRO, Bernardo Martínez, escritor, profesor de danzas y estudioso del folclore regional. Si bien vive actualmente en Allen, los años que compartió en Añelo y Los Chihuidos hicieron que la zona ocupe un importante lugar en su corazón. Y por eso busca a la distancia, poner en valor las costumbres y la identidad de los lugareños. Tradiciones como la de honrar a María, madre de Jesús. Conocedor de la zona, explicó que no hay otra festividad como ésta en muchos kilómetros a la redonda, algo similar como lo que sucede con San Sebastián en el norte neuquino. 

Según su experiencia, el encuentro de devotos se completa con una misa y bautismos para las familias que esperaban la fecha junto a sus niños pequeños. Y alrededor, venta de empanadas, mote y el compartir con destrezas criollas: ordeñe de vacas ariscas, carneada, jineteadas y carreras. 

“Imploramos al cielo/ al ser, al que está más allá/ que nos ayude un poquito/ a nosotros, no nos falta voluntad”, siguió Martínez con su recitado, que en realidad habla del amor a la tierra, pero bien vale aplicarlo en este caso.

Los paneles solares en una de las laderas – Foto: Carlos Alarcón.

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