La pandemia, la escuela, el país: qué dicen los protagonistas
La psicopedagoga Laura Collavini realizó una pequeña encuesta a algunos niños y niñas, con la intención de comprender cómo sobrellevaron los meses pandémicos, qué sensaciones tuvieron y qué cosas cambiarían.
No se es feliz simplemente por ser niño o niña. No se tiene la cabeza en cualquier lado ni las cosas resbalan. Durante el tiempo de pandemia podemos decir que los niños fueron protegidos, amenazados, cuestionados, repudiados, excluidos… Todos adjetivos dependiendo de qué punto de vista se esté mirando.
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Por eso es importante ir a la fuente, escuchar, observar qué ganaron, perdieron y cómo pueden mirarse a ellos mismos. Decidí hacer 3 preguntas cortas, con alguna ayuda para el desarrollo.
Primero, ¿qué sensaciones tuviste en la pandemia? ¿Miedo, angustia, pudiste disfrutar más de la familia y tus papás, hiciste cosas que nunca habías hecho?
Segundo, ¿cómo podrías contar lo que te va pasando sin ir a clases todos los días? ¿Aprendiste más, menos, sentís que extrañas algo, qué cosas?
Por último, si fueses presidente o tuvieses una varita mágica muy poderosa… ¿Qué cambiarías en relación a los niños y niñas de tu país?
Emilia, 8 años, 3er grado
Durante la pandemia la pasé bien, fue divertido porque hice cosas que no hacía hace tiempo y me gustó, como por ejemplo asado con esta familia.
Extraño el colegio, ver a mis amigos, a la seño. Sentí que aprendí menos.
A los niños y niñas de este país me gustaría darles amor, juguetes, zapatos y darle cosas que no tienen.
Nacho, 10 años, 5to grado
En esta pandemia disfruté más de la familia. Algunas cosas que no hice y sentí mucho aburrimiento porque me prohibieron ir a la escuela, eso es “malardo”.
Extraño jugar al futbol, estar con mis amigos y aprendí más…
Si fuese presidente cambiaría las actividades, que podamos vernos más, divertirnos más y si tuviese una varita cambiaría el tiempo en el que estamos.
Candela, 10 años, 5to grado
Angustia porque no podía ir a la escuela ni ver a mis amigos. No podía salir a jugar ni hacer mis actividades que tanto me gustan.
Pude disfrutar más de mi familia y de mi perro Simón y eso me hizo re feliz. Algo que nunca hubiera hecho antes fue usar barbijo. Extrañé a mis abuelos.
Aprendí menos en la escuela y extrañé que la seño me pueda explicar sin que se corte la conexión. También extrañé los recreos. Me aburrí de estar encerrada todos los días. No me gustó que tuviéramos pocas horas de clases.
Si yo pudiera pedir algo para los niños de mi país sería que no pasen hambre ni frío y que pudieran ir al colegio. Que tengan una cama caliente, que no tengan que trabajar y que reciban regalos para el día del niño.
Juan Francisco, 10 años, 5to grado
Al principio sentí miedo de enfermarme de COVID, después aprendí a no tenerle miedo. Los primeros meses de la pandemia hicimos muchos juegos en familia, cene en el techo de mi casa, y en un juego me clavaron una punta de lápiz en el brazo, pero no paso nada.
Al principio me puse contento de no tener que ir a la escuela, pero después empecé a extrañarla y mis amigos también. Me aburrí mucho y quería ver a mis amigos.
No sé… Que se pueda ir a la escuela todas las horas, que se pueda invitar a los amigos a pijamadas. Me gustaría que los autos no anden tan rápido por la calle porque puede cruzar un nene o una mascota.
Joaquín, 11 años, 6to grado
Al principio sentí mucho miedo por temor a que nos agarré el virus. No podíamos salir. A mi familia la disfruté mucho.
Tenía que soltar a las chivas, cuidarlas y jugar.
Quiero que todos los niños de mi país sean felices.
Gianfranco, 17 años, 5to año, escuela técnica
Por suerte a mí no me afectó tanto, pero si tuve angustia de no poder disfrutar de la familia, o el no poder hacer cosas que antes hacía.
Lo que me afecta muchísimo es eso de no estar al 100% en la escuela, a los alumnos se nos hace difícil poder aprender más cosas y las opciones que dan para la virtualidad es malísima.
Si pudiera cambiar algo, cambiaría la educación.
Bianca, 2do grado
No me gustó no poder salir a la plaza, triste por no ver a la familia y amigos.
Disfruté jugar más en el patio de casa.
Extraño ir todos los días a la escuela, ahora vamos día x medio.
Kiara, 15 años, 3er año, secundaria técnica
Sentí angustia y temor.
Estoy aprendiendo bastantes cosas, nos mandan muchísima tarea para la semana que no tenemos clases, así es que no nos atrasamos.
Si pudiera cambiaría la educación. Por ejemplo, agregando materias que enseñen cosas de la vida cotidiana
Tomás, 8 años, 3er grado
Cuando estoy en colegio es más aburrido, es más divertido es estar en casa. Pero después se pone aburrido.
Me cambió esto… No me gusta nada esto del Covid. Es más aburrido, ver más tele, la play. Me hizo sentir mal. No podía jugar tanto con mis juguetes.
Extrañé salir sin barbijo. Ir al kiosco del colegio en los recreos que sacaba la plata de la cartuchera. Si pudiera haría que se vaya el Covid.
En el recorrido de estas preguntas sencillas me sorprendieron algunas respuestas. Todos dejaron en claro que pudieron disfrutar más tiempo con la familia, haciendo cosas que nunca habían hecho o que hacía tiempo no hacían. Todos dijeron extrañar a sus maestros y compañeros. Sus actividades recreativas y sobre todo los recreos. Todos dijeron haberse aburrido. Se quejaron de la falta de clases. De la dificultad de conexión y sentido en muchas ocasiones.
La preocupación de padres y por los mismos niños es compartida. La cantidad de tiempo frente a las pantallas casi como recurso exclusivo. Hay una conciencia hacia el otro par, diferente en la persona, pero también parecido en los deseos. Todos quieren amor, que tengan lo necesario. Regalos y lo necesario para sentirse parte, contenidos y cuidados.
No puedo más que expresar mi mirada preocupante ante la falta de políticas públicas acerca de la niñez. En este contexto parece que todo lo que se enuncia es con fines partidarios. Es una tristeza una vez más. Mi trabajo con la niñez lleva varias décadas. Atravesaron todos los partidos y miradas. Nunca le tocó a la infancia.
¿Qué hace un infante cuándo fue abusado en su hogar? Regresa a su hogar. ¿Qué pasa si denuncia? Vuelve a su hogar ¿Cuál es la inmediatez de la justicia para salvar a un menor en riesgo? Ninguna. ¿Cuál es el sistema que garantice la escolaridad sostenida? ¿Dónde está el sistema que acompañe y asista con rapidez y eficacia a los infantes con desnutrición, dificultades de aprendizaje, de conducta?
¿Dónde están los planes elaborados, planificados y llevados a los diversos rincones de nuestro país? ¿Dónde están las políticas de la niñez, municipales, provinciales y nacionales? ¿Dónde? ¿Cuáles son?
Mi lista sigue, es muy larga. No es de pandemia, es de mucho antes. Somos muchos los adultos que trabajamos con la niñez y adolescencia en forma responsable. Miles los padres que se desviven para educar a sus hijos en cualquier condición.
Aprovecho que todo está teñido de política para decir que no queremos más promesas. Que no queremos mostrarles a nuestros hijos el camino a Ezeiza. Aprovecho para decir, entre globos y golosinas que todos los derechos de la infancia está siendo vulnerada mientras se miran los pozos de petróleo y las urnas. Acciones claras. Cuidadas, pensadas. Sin mezquindades.
No se es feliz simplemente por ser niño o niña. No se tiene la cabeza en cualquier lado ni las cosas resbalan. Durante el tiempo de pandemia podemos decir que los niños fueron protegidos, amenazados, cuestionados, repudiados, excluidos… Todos adjetivos dependiendo de qué punto de vista se esté mirando.
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