La obra de ampliación del aeropuerto de Bariloche sigue, pero con nuevos plazos
El movimiento de pasajeros se redujo a media docena de vuelos diarios, pero la ampliación del edificio y la incorporación de servicios no se detuvo, con la mirada puesta en la futura recuperación.
Ya sin la presión de los récord de vuelos que se registraban hasta comienzos de 2020, el aeropuerto internacional de Bariloche mantiene en marcha sus obras de remodelación, que están destinadas a instalar nuevas mangas de embarque y ampliar los espacios de atención al pasajero.
Crece la demanda de turistas y suman vuelos en Bariloche para el invierno
Desde el inicio de la pandemia sólo pueden ingresar al edificio los empleados y los viajeros con pasaje ya emitido, pero el administrador, Víctor Medo, confirmó que los trabajos continúan desde fines del año pasado, con un cronograma adaptado a la nueva situación sanitaria. La meta es cerrar la etapa actual antes de las vacaciones de invierno y concluir con todo el proyecto “hacia fines de agosto”.
Las obras comenzaron hace casi tres años y forman parte de un plan de inversiones de la concesionaria Aeropuertos Argentina 2000, acordada con el gobierno nacional.
El aeropuerto fue inaugurado en 1989 y con los años su capacidad quedó superada, especialmente por el movimiento de las temporadas altas de turismo y la incorporación de las aerolíneas low cost.
Pero esa progresión creciente (que llegó a ser de casi el 40% anual) se detuvo en forma abrupta en marzo de 2020, con la irrupción del coronavirus y la prohibición del tráfico aéreo, que fue rehabilitado recién en octubre.
Medo dijo que en la etapa actual el aeropuerto incorporará una tercera manga y que la empresa constructora está “a punto de terminar el patio de balizas”.
También están abocados a los detalles finales para habilitar nuevos mostradores de check in. “Están corriendo con los trabajos de manera estrepitosa, para tener todo listo cuando aumenten los vuelos por las vacaciones, pero no fue fácil, porque hubo muchas bajas por covid”, dijo el administrador.
El propósito de la concesionaria es adecuar las nuevas infraestructuras en todo lo posible para recibir el mayor flujo de pasajeros previstos para la segunda quincena de julio, cuando entren en receso escolar la provincia de Buenos Aires y Capítal Federal.
El ritmo de obras pudo adaptarse sin dificultad al movimiento raleado de vuelos que se registró desde octubre hasta hoy. El escenario es muy distinto, por ejemplo, al que reinaba en julio de 2019, cuando el entonces ministro de Transporte Guillermo Dietrich estuvo en Bariloche para inaugurar la primera parte del proyecto.
La inversión original fue presupuestada en 1.362 millones de pesos y comprendía la colocación de una tercera y una cuarta manga de embarque, cinco mostradores nuevos de check in, el recambio de los carruseles de equipaje, la reubicación de la confitería, la ampliación del área de preembarque y nuevas oficinas administrativas. También hubo trabajos en la pista, plataforma y estacionamientos. La etapa inaugurada a mediados de 2019 había demandado 285 millones de pesos.
Medo dijo que las nuevas instalaciones garantizan una mayor comodidad para el pasajero y también para los trabajadores. Señaló por ejemplo que los mostradores son más amplios, incluyen videocámaras y nueva tecnología para el manejo de valijas.
Admitió que la presión que existía en el primer tramo de la obra, por la fuerte demanda que registraba el aeropuerto, ya no tal, aunque se fijaron el objetivo de terminar en agosto con todo lo planificado.
Cifras reveladoras
El impacto que causó la pandemia en la industria turística y en la aeronavegación quedan en evidencia con solo repasar los fríos números estadísticos difundidos por el organismo regulador de aeropuertos.
Bariloche recibía en julio de 2019 una media de 30 vuelos diarios y llegó a tener picos de 41 vuelos. Hoy la realidad es muy diferente. Hasta esta semana una jornada normal para el aeropuerto comprendía la llegada de siete vuelos y otras tantas partidas, aunque está proyectado un crecimiento importante hacia fines de julio.
A partir del último verano comenzó a revertirse la parálisis registrada durante buena parte de 2020. En el período enero/mayo de este año el aeropuerto Bariloche contabilizó 3.992 movimientos (entre arribos y partidas), cuando en el mismo período del año anterior habían sido 3.724. En ambos casos quedaron lejos de enero/mayo de 2019, cuando fueron 5.835 movimientos.
La caída en 2020 fue muy fuerte. Se registraron en la sumatoria anual solo 4.874 vuelos de entrada y salida, lo que significa un 31% el movimiento documentado en 2019.
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