La NBA quiere que sus jugadores sean «patriotas» 2-4-03
BUENOS AIRES (Télam).- Las autoridades estadounidenses, conocedoras de la penetración mediática de la NBA, instruyeron a sus dirigentes para que impongan severísimas reglas que impidan transmitir cualquier expresión antibelicista a los jugadores. Los directivos de la Liga basquetbolística más importante del mundo y los políticos estadounidenses pretenden evitar toda fuga de sentimientos «antipatrióticos» y antibélicos, pero sobre todo -alegan- no quieren que las canchas se conviertan en foros políticos. Por ese motivo las competencias no se han suspendido pese a la guerra contra Irak. Las autoridades de todas las ligas profesionales (NBA de básquetbol, NHL de Hockey, NFL de fútbol americano y MLB de béisbol) se juntaron con representantes de agencias de seguridad para reforzar la prevención por temor a atentados en represalia a la invasión a Irak, pero principalmente para que estén atentos ante expresiones contra la guerra. El argentino Emanuel Ginóbili, quien está cumpliendo su primera temporada en la NBA no para de asombrarse del profesionalismo con que se maneja la liga norteamericana, pero también del escepticismo que reina en el vestuario de los Spurs, donde casi ni se habla de la guerra. «Manu» contó que, al igual que todos los jugadores, recibió por carta un riguroso reglamento de comportamiento en donde se le recuerda, bajo amenaza de multa, que debe medir sus declaraciones en torno al conflicto con Irak. Las pautas de comportamiento también incluyen no masticar chicles o meterse las manos en los bolsillos cuando el himno esta sonando o se iza la bandera de las barras y estrellas, algo que ocurre antes de cada encuentro. Pero lo que le llama la atención es que los escasos signos de rebeldía a estas normas fueron boicoteados por los propios deportistas, por lo que no ha surgido entre los basquetbolistas un movimiento antiguerra como el de los actores, por ejemplo. El canadiense Steve Nash, de Dallas Mavericks, conmocionó a la Liga en el Juego de las Estrellas (que ven por televisión más de 600 millones de espectadores) al salir enfundado con una remera que decía: «No a la guerra. Tiremos por la paz». Y la respuesta no tardó en llegar de boca de uno de los jugadores más emblemáticos de la competencia, el pivote David Robinson, compañero de Ginóbili y conocido como el «Almirante», por ser el grado que ostenta tras su paso por la Marina. Robinson le recomendó a Nash que pida disculpas a los soldados que están en el frente y que si no le gusta la política de Estados Unidos, abandone el país. Si Nash hiciera caso a Robinson y regresara a Canadá, aliado habitual de Estados Unidos pero que esta vez se opuso a la guerra, quizás estaría apoyando a los hinchas del Montreal de Hockey (en la parte francófona del país), quienes silbaron el himno estadounidense en un encuentro de la semana pasada. Pero después de estos episodios, ahora todo equipo canadiense que pisa suelo estadounidense en cualquier deporte es abucheado. El equipo de Nash, el mejor de toda la NBA, es la franquicia de Dallas y está ubicado en el estado de Texas, de donde es oriundo y fue gobernador el presidente George W. Bush. Los simpatizantes texanos, uno de los estados que más apoya la guerra, no perdonan por no apoyarla ni a su estrella -y uno de los mejores jugadores de toda la competencia-, el alemán Dirk Nowiztky. El alemán es hostigado permanentemente y fue calificado como «nazi» en varios estadios sólo por provenir de un país que se opuso a la actitud belicista de Estados Unidos.
BUENOS AIRES (Télam).- Las autoridades estadounidenses, conocedoras de la penetración mediática de la NBA, instruyeron a sus dirigentes para que impongan severísimas reglas que impidan transmitir cualquier expresión antibelicista a los jugadores. Los directivos de la Liga basquetbolística más importante del mundo y los políticos estadounidenses pretenden evitar toda fuga de sentimientos "antipatrióticos" y antibélicos, pero sobre todo -alegan- no quieren que las canchas se conviertan en foros políticos. Por ese motivo las competencias no se han suspendido pese a la guerra contra Irak. Las autoridades de todas las ligas profesionales (NBA de básquetbol, NHL de Hockey, NFL de fútbol americano y MLB de béisbol) se juntaron con representantes de agencias de seguridad para reforzar la prevención por temor a atentados en represalia a la invasión a Irak, pero principalmente para que estén atentos ante expresiones contra la guerra. El argentino Emanuel Ginóbili, quien está cumpliendo su primera temporada en la NBA no para de asombrarse del profesionalismo con que se maneja la liga norteamericana, pero también del escepticismo que reina en el vestuario de los Spurs, donde casi ni se habla de la guerra. "Manu" contó que, al igual que todos los jugadores, recibió por carta un riguroso reglamento de comportamiento en donde se le recuerda, bajo amenaza de multa, que debe medir sus declaraciones en torno al conflicto con Irak. Las pautas de comportamiento también incluyen no masticar chicles o meterse las manos en los bolsillos cuando el himno esta sonando o se iza la bandera de las barras y estrellas, algo que ocurre antes de cada encuentro. Pero lo que le llama la atención es que los escasos signos de rebeldía a estas normas fueron boicoteados por los propios deportistas, por lo que no ha surgido entre los basquetbolistas un movimiento antiguerra como el de los actores, por ejemplo. El canadiense Steve Nash, de Dallas Mavericks, conmocionó a la Liga en el Juego de las Estrellas (que ven por televisión más de 600 millones de espectadores) al salir enfundado con una remera que decía: "No a la guerra. Tiremos por la paz". Y la respuesta no tardó en llegar de boca de uno de los jugadores más emblemáticos de la competencia, el pivote David Robinson, compañero de Ginóbili y conocido como el "Almirante", por ser el grado que ostenta tras su paso por la Marina. Robinson le recomendó a Nash que pida disculpas a los soldados que están en el frente y que si no le gusta la política de Estados Unidos, abandone el país. Si Nash hiciera caso a Robinson y regresara a Canadá, aliado habitual de Estados Unidos pero que esta vez se opuso a la guerra, quizás estaría apoyando a los hinchas del Montreal de Hockey (en la parte francófona del país), quienes silbaron el himno estadounidense en un encuentro de la semana pasada. Pero después de estos episodios, ahora todo equipo canadiense que pisa suelo estadounidense en cualquier deporte es abucheado. El equipo de Nash, el mejor de toda la NBA, es la franquicia de Dallas y está ubicado en el estado de Texas, de donde es oriundo y fue gobernador el presidente George W. Bush. Los simpatizantes texanos, uno de los estados que más apoya la guerra, no perdonan por no apoyarla ni a su estrella -y uno de los mejores jugadores de toda la competencia-, el alemán Dirk Nowiztky. El alemán es hostigado permanentemente y fue calificado como "nazi" en varios estadios sólo por provenir de un país que se opuso a la actitud belicista de Estados Unidos.
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