La mejor “chance” de los IKV: volver

Illya Kuryaki and The Valderramas está de vuelta con un disco bien funky y enérgico. Dante y Emmanuel hablan de este festejado regreso a las pistas.

Illya Kuryaki and The Valderramas, el grupo formado por Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur, regresó después de diez años con un disco nuevo, “Chances”, que está entre los mejores álbumes editados este año. Tras sendas carreras solitarias, estos hermanos del alma volvieron a unirse para retomar el camino de IKV, que muestra a la banda como una poderosa influencia en grupos de México y el resto de América Latina. En el proceso de regreso, que se inició con algunos conciertos, se dio la triste muerte de Luis Alberto Spinetta, padre de Dante, que envolvió a todos en un clima triste. Pero rápidamente el grupo decidió seguir y se unieron al ganador del Grammy Rafael Arcaute como productor del disco y tecladista del grupo en las giras. Los Kuryaki dan muestras de una enorme vitalidad y energía. –Cuando decidieron volver, ¿tenían resuelto que tenía que ser con canciones nuevas? Dante Spinetta: –Sabíamos, cuando nos juntamos, que teníamos que grabar un disco de estudio, volver con todo. El desafío era volver a reunirnos químicamente después de haber hecho dos carreras diferentes por diez años, ése era el desafío verdadero. Antes de tocar en el Movistar nos juntamos nosotros en secreto para ver, sin levantar la perdiz con el mánager ni nada, cómo estábamos con nosotros. Emmanuel Horvilleur: –No terminamos mal, por eso nos pudimos juntar como nos juntamos, no fue “yo escribo esto y no me importa lo que digas vos”… acá las letras las hicimos los dos, hay músicas o conceptos líricos que son más de uno que de otro pero el concepto estético es de los dos. Nos despojamos un poco de esa sensación solista que traía cada uno, de que somos el jefe cien por ciento. Había que consensuar, liberarse del ego, hacer lo mejor por el disco, poner el foco en la fuerza de cada uno. Grabamos 30 y pico de canciones y hubo muchas ideas, fue reprolijo. –¿Querían que “Chances” reuniera estos estilos? Dante: –Elegimos los temas que nos parecieron acordes con este proyecto y también por algo energético, elegís por algo, no sabés bien por qué. “Ula ula” fue el último tema que hicimos. Llegamos a un lugar sólido, volvemos con el concepto sonoro y espiritual que queríamos lograr. –¿Por qué decidieron que Rafa Arcaute fuera el productor? Dante: –Decidimos que Rafa, el tecladista, pasara como a organizarnos un poco, salió naturalmente. Cuando pasó lo de mi viejo necesitábamos más organización que antes y ahí entra Rafa como coproductor y fue buenísimo, fue hasta testigo de mi boda, es un amigazo. Los tres formamos un triángulo de poder, una pirámide conceptual en la que todo lo que hacemos es sumar todo el tiempo. –¿Y el resto de la banda? Dante: –A Matías Rada lo probamos en guitarras y cuando enchufó la viola se tocó todo, quedó instantáneamente, y ahora me parece que entra Francisco Fattoruso en el bajo. O sea, un Rada y un Fattoruso… tenemos a los descendientes de la primera banda de funk de Sudamérica, OPA. –¿Decidieron que el disco fuera bien funky y sirviera para recordar que Prince es el músico negro más trascendente de los últimos años? Dante: –Sí. Acá hay influencias de Prince de los 80 también, hay un color medio “Musicology”, un disco de Prince, además de la influencia de James Brown. En el funk nos sentimos muy cómodos, en el funk salvaje lo que importa es el uno, no importa lo que venga después. Prince se escuchaba en casa a full pero Fito y Charly tenían mucha influencia sobre nosotros cuando éramos niños. Además, Fito llevó a Prince a mi casa. A Prince llego por Fito y por mi hermana Cata, yo era fan de Michael Jackson. Emmanuel: –Me acuerdo de que un día en la casa de Dante pasamos por el living y estaban viendo “Purple Rain” y pensábamos que era un imitador de Michael Jackson, pero Cata ya se había dado cuenta de que era muy groso. En el 88 nos recopamos con Prince. Construir estilos y mezclarlos nos gusta mucho, como en la canción “Chica”: metimos elementos de un grupo que mezclaba negros con chicanos que meten percusión y tienen cosas a nivel vocal con cantantes más exagerados, que son como más campesinos. The Ohio Players también tiene baladas que nos encantan. Emmanuel: –A lo largo del disco hay canciones más sexuales, en etapas más allá del flirteo o el besito, son distintas etapas del sexo. El sexo es amor y contacto. Kuryaki es más funkero y eso es más sexual. Te hace mover la patita, porque desestimamos los temas lentos en este disco. –¿Creen que el disco contiene parte de ese universo letrístico que siempre los caracterizó? Emmanuel: –Sí, el Litoral argentino es una zona que nos encanta y que siempre estuvo presente. Este disco tiene esos elementos que para la imaginería de Kuryaki están buenos; el Litoral nos gusta, tiene un poco eso de las películas de Armando Bo, la fiebre, el Pombero, el calor y la jungla. –¿Y tenían decidido sonar como determinado artista? Dante: –En el estudio no queremos sonar como nadie, si decís “queremos ser artistas y sonar como alguien” ya cagaste, porque tenés que sonar como sos vos. Todos son como Pomelo, quieren el éxito ya. Nosotros tenemos una cuestión de laburo fuerte en el estudio, de trabajar mucho. La libertad en el arte es básica, despertarme y saber que puedo hacer un rap o una balada con la misma intensidad y calidad. La idea es eso, ser líderes que crecimos como crecimos escuchando Spinetta y Beastie Boys. Somos una banda bastante visual a la hora de hacer letras también. El cine que veíamos de chicos también nos influencia y está bueno hacer eso. Nuestra música plasma un poco ese imaginario que tenemos. (Télam)


Illya Kuryaki and The Valderramas, el grupo formado por Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur, regresó después de diez años con un disco nuevo, “Chances”, que está entre los mejores álbumes editados este año. Tras sendas carreras solitarias, estos hermanos del alma volvieron a unirse para retomar el camino de IKV, que muestra a la banda como una poderosa influencia en grupos de México y el resto de América Latina. En el proceso de regreso, que se inició con algunos conciertos, se dio la triste muerte de Luis Alberto Spinetta, padre de Dante, que envolvió a todos en un clima triste. Pero rápidamente el grupo decidió seguir y se unieron al ganador del Grammy Rafael Arcaute como productor del disco y tecladista del grupo en las giras. Los Kuryaki dan muestras de una enorme vitalidad y energía. –Cuando decidieron volver, ¿tenían resuelto que tenía que ser con canciones nuevas? Dante Spinetta: –Sabíamos, cuando nos juntamos, que teníamos que grabar un disco de estudio, volver con todo. El desafío era volver a reunirnos químicamente después de haber hecho dos carreras diferentes por diez años, ése era el desafío verdadero. Antes de tocar en el Movistar nos juntamos nosotros en secreto para ver, sin levantar la perdiz con el mánager ni nada, cómo estábamos con nosotros. Emmanuel Horvilleur: –No terminamos mal, por eso nos pudimos juntar como nos juntamos, no fue “yo escribo esto y no me importa lo que digas vos”... acá las letras las hicimos los dos, hay músicas o conceptos líricos que son más de uno que de otro pero el concepto estético es de los dos. Nos despojamos un poco de esa sensación solista que traía cada uno, de que somos el jefe cien por ciento. Había que consensuar, liberarse del ego, hacer lo mejor por el disco, poner el foco en la fuerza de cada uno. Grabamos 30 y pico de canciones y hubo muchas ideas, fue reprolijo. –¿Querían que “Chances” reuniera estos estilos? Dante: –Elegimos los temas que nos parecieron acordes con este proyecto y también por algo energético, elegís por algo, no sabés bien por qué. “Ula ula” fue el último tema que hicimos. Llegamos a un lugar sólido, volvemos con el concepto sonoro y espiritual que queríamos lograr. –¿Por qué decidieron que Rafa Arcaute fuera el productor? Dante: –Decidimos que Rafa, el tecladista, pasara como a organizarnos un poco, salió naturalmente. Cuando pasó lo de mi viejo necesitábamos más organización que antes y ahí entra Rafa como coproductor y fue buenísimo, fue hasta testigo de mi boda, es un amigazo. Los tres formamos un triángulo de poder, una pirámide conceptual en la que todo lo que hacemos es sumar todo el tiempo. –¿Y el resto de la banda? Dante: –A Matías Rada lo probamos en guitarras y cuando enchufó la viola se tocó todo, quedó instantáneamente, y ahora me parece que entra Francisco Fattoruso en el bajo. O sea, un Rada y un Fattoruso... tenemos a los descendientes de la primera banda de funk de Sudamérica, OPA. –¿Decidieron que el disco fuera bien funky y sirviera para recordar que Prince es el músico negro más trascendente de los últimos años? Dante: –Sí. Acá hay influencias de Prince de los 80 también, hay un color medio “Musicology”, un disco de Prince, además de la influencia de James Brown. En el funk nos sentimos muy cómodos, en el funk salvaje lo que importa es el uno, no importa lo que venga después. Prince se escuchaba en casa a full pero Fito y Charly tenían mucha influencia sobre nosotros cuando éramos niños. Además, Fito llevó a Prince a mi casa. A Prince llego por Fito y por mi hermana Cata, yo era fan de Michael Jackson. Emmanuel: –Me acuerdo de que un día en la casa de Dante pasamos por el living y estaban viendo “Purple Rain” y pensábamos que era un imitador de Michael Jackson, pero Cata ya se había dado cuenta de que era muy groso. En el 88 nos recopamos con Prince. Construir estilos y mezclarlos nos gusta mucho, como en la canción “Chica”: metimos elementos de un grupo que mezclaba negros con chicanos que meten percusión y tienen cosas a nivel vocal con cantantes más exagerados, que son como más campesinos. The Ohio Players también tiene baladas que nos encantan. Emmanuel: –A lo largo del disco hay canciones más sexuales, en etapas más allá del flirteo o el besito, son distintas etapas del sexo. El sexo es amor y contacto. Kuryaki es más funkero y eso es más sexual. Te hace mover la patita, porque desestimamos los temas lentos en este disco. –¿Creen que el disco contiene parte de ese universo letrístico que siempre los caracterizó? Emmanuel: –Sí, el Litoral argentino es una zona que nos encanta y que siempre estuvo presente. Este disco tiene esos elementos que para la imaginería de Kuryaki están buenos; el Litoral nos gusta, tiene un poco eso de las películas de Armando Bo, la fiebre, el Pombero, el calor y la jungla. –¿Y tenían decidido sonar como determinado artista? Dante: –En el estudio no queremos sonar como nadie, si decís “queremos ser artistas y sonar como alguien” ya cagaste, porque tenés que sonar como sos vos. Todos son como Pomelo, quieren el éxito ya. Nosotros tenemos una cuestión de laburo fuerte en el estudio, de trabajar mucho. La libertad en el arte es básica, despertarme y saber que puedo hacer un rap o una balada con la misma intensidad y calidad. La idea es eso, ser líderes que crecimos como crecimos escuchando Spinetta y Beastie Boys. Somos una banda bastante visual a la hora de hacer letras también. El cine que veíamos de chicos también nos influencia y está bueno hacer eso. Nuestra música plasma un poco ese imaginario que tenemos. (Télam)

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