La madre que estuvo 7 meses separada de sus hijas, de 12 y 5 años, por la pandemia
Las restricciones sorprendieron a Marianela Martínez en Chile y a sus hijas, de 12 y 5 años, de visita en lo de los abuelos, en La Angostura, a dos horas de distancia. Movió cielo y tierra para regresar. Recién ayer pudo volver y ahora espera cumplir la cuarentena para poder abrazarlas.
Pocas veces sintió tanta emoción como aquella tarde. Marianela Martínez había esperado durante 7 meses por esa autorización para cruzar la Cordillera de los Andes, que la separaba de sus dos hijas pequeñas. Por eso, cuando el miércoles le avisaron que podía regresar a la Argentina cuenta que quedó helada por la noticia. Había soñado con ese momento durante muchas noches.
Se retiró de la Municipalidad de Puyehue y caminó con el corazón en la mano hasta la casa de la familia que la cobijó durante los meses que estuvo sola en Entre Lagos, Chile.
“No podía decir nada. Iba llorando esas cuadras. Cuando conté que me habían autorizado a volver, lloraba y todos se emocionaron en la casa”, relata Marianela. Dice que comenzó a preparar sus bolsos y durante 3 noches casi no pudo dormir.
Es que la pandemia causada por el nuevo coronavirus la sorprendió a ella viviendo en Entre Lagos y a sus hijas, Maía, de 12 años, y Mora, de 5, de visita en la casa de su abuelo paterno, en Villa La Angostura.
Marianela les había dado permiso a mediados de marzo pasado a las nenas para que viajaran una semana a la casa de su abuelo paterno que estaba de cumpleaños.
Ella tenía que trabajar. Cuenta que se radicó en noviembre de 2018 en Entre Lagos porque consiguió trabajo y decidió probar suerte con sus dos nenas, en ese pueblito que le gustó apenas lo conoció.
Marienala estaba con trabajo, había comprado sus cosas y alquilaba una casa. Tenía un proyecto de vida con sus pequeñas. Pero la pandemia le quitó en semanas lo que tenía,
A mediados de marzo pasado, el presidente Alberto Fernández dispuso el cierre de la frontera por la pandemia y las nenas quedaron en Villa La Angostura y ella en Entre Lagos. Pocas semanas después, el comercio donde trabajaba cerró y Marianela no pudo pagar el alquiler.
“A fines de mayo me quedé sin trabajo, entonces decidí realizar mis trámites en el Consulado argentino para poder regresar a mis país ya que mi visa estaba vencida y nadie te da trabajo así”, rememora.
Afirma que no pudo acceder a los viajes en avión con personas varadas en Chile porque no tenía dinero. Tuvo que vender sus cosas para poder tener algo de plata para sobrevivir.
Sin ningún familiar en el pueblo, no sabía qué hacer. Pero apareció Norma Elgueta, que la albergó en su hogar y la contuvo como si fuera una hija.
Durante 7 largos meses solo pudo ver a sus hijas por una pantalla de celular. Pero añoraba con el alma poder abrazarlas, besarlas. Estar cerca de ellas. Entre Lagos está a solo dos horas de viaje de Villa La Angostura. Esos 115 kilómetros de distancia se transformaron en una barrera infranqueable durante mucho tiempo.
Hablaba dos o tres veces en el día con mis hijas. Trataba de estar fuerte cuando me comunicaba con ellas. Pero mi chiquitita de 5 años siempre terminaba llorando”
Marianela
Marianela dice que lloró muchas noches.
“Toda mi vida he estado sola con mis hijas y siempre salí adelante con ellas dos”, asegura. Nunca le había tocada “vivir de allegada”. Todo era muy dificil.
En agosto pasado buscó ayuda en la Municipalidad de Puyehue. Alli, un funcionario municipal la ayudó con el envío de los mensajes al Consulado y Cancillería argentina. No surgió ninguna posibilidad de retorno.
Dice que se enteró de que había un operativo retorno con autos argentinos varados en Chile. Se puso en contacto con una persona que estaba en Entre Lagos y tenía lugar para traerla de regreso a Villa La Angostura. Tampoco hubo suerte.
“Tres días antes de la fecha del operativo, me rechazaron mis trámites”, comenta. Decidió recurrir a la prensa y su caso llegó a oídos de la delegada de Migraciones en Bariloche, María Rosa Dupín, y de Carlos Arauco, que la ayudaron.
Asevera que Dupín le avisó el mi´percoles por la tarde que estaba la autorización para su regreso. Rodrigo Gallego, del Municipio de Entre Lagos, le confirmó la noticia.
Marianela salió el viernes a las 11.30 de Entre Lagos y después de 7 meses logró cruzar la Cordillera de los Andes para regresar a Villa La Angostura.
Gallego y dos empleados del Municipio chileno la acompañaron en el viaje en un vehículo particular.
“No había podido dormir en toda la noche de la ansiedad. Estaba ansiosa de que todos los papeles estuvieran bien, tenía miedo también porque mi visa estaba vencida”, explica.
“Cuando llegué a la Aduana chilena y me recibieron los papeles y me dijeron puede pasar, dije ya está, en la Aduana argentina me tienen que dejar pasar”, relata.
La comitiva del Municipio de Entre Lagos la trasladó hasta la aduana argentina. “Lloré todo el viaje hasta que nos despedimos en la aduana”, asegura. Marianela hizo los trámites migratorios y un taxi, que su abuela y su tío habían pagado, la llevó hasta el hospital de Villa La Angostura para el control médico correspondiente.
Allí, se le indicó que debía hacer la cuarentena y la enviaron a una cabaña.
Marianela dice que no les había avisado a sus hijas que estaba en viaje de regreso. Las nenas habían pedido el martes, con carteles en la avenida Arrayanes de la localidad neuquina, por el regreso de su madre.
Marianela todavía no las puede abrazar, pero ya está en el mismo lugar. “De saber que estoy cerca con eso me conformo”, destaca.
Este domingo será especial para ella. Aunque no se desespera. “Ser madre es especial y es de todos los días”,a clara. “Me tienen muchas cartas por el Día de la Madre, porque la chiquiita no se aguantó y me mostró todas las cartas que me hicieron”, valora.
Dice -riendo- que esta experiencia le enseñó “a no dejarlas más salir de vacaciones sola”. “Solo espero salir de mi cuarentena y estar con ellas y no separarnos más”.
Un globo aerostático
Marianela Martínez cuenta que Norma Elgueta como la veía tan angustiada por estar lejos de sus hijas pensaba todo el tiempo alternativas para que ella pudiera cruzar la Cordillera de los Andes.
“ A la señora Norma se le cruzaban todas las ideas para poder ayudarme a que cruzara, cuando me veía llorar a ella también le daba impotencia. Hasta me decía que consiguiéramos un globo aerostático para cruzar la Cordillera”, relata.
Asi como sus dos hijas estuvieron cuidadas estos 7 meses por sus abuelos paternos, Marianela estuvo protegida por Norma, en Entre Lagos.
“La señora Norma es un ángel. Ella me ayudó sin pedir nada a cambio, estoy muy agradecida”, sostiene. “Le dí gracias a Dios porque ella se cruzó en mi camino, si no hubiese sido por ella, porque fue la única que estuvo conmigo todos estos meses”, destaca.
Dice que cuando se despidió el viernes por la mañana lloraron juntas. “Pero ella me retó. Me dijo que no llore porque eso significaba que iba a volver”, comenta Marianela. “Ella estaba con pena, pero feliz de que iba a poder volver estar con mis hijas”, afirma.
Sostiene que les avisé a sus nenas cuando estaba en Villa La Angostura que había regresado. “Mis lloraban y lloraban y me querían ir a buscar, pero por el protocolo tengo que hacer cuarentena.
Ahora nunca más las dejo ir solas de vacaciones”, afirma.
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