La lonko mapuche que dedicó su vida a difundir la lengua y los saberes de su pueblo
En el Día Internacional de la Mujer Originaria, Fermina Pichumilla contó su historia y habló sobre el rol de las mujeres en las comunidades. “Mi trabajo es que la cultura y el idioma no se pierdan”, dice, a sus 70 años.
Con la piel tersa de una juventud que permanece intacta a sus 70 años, Fermina dice: “Soy una mujer mapuche”. Se presenta ante cualquiera en «mapuche zungun», en el idioma de la gente de la tierra, sin titubeos; con mirada tierna y una sonrisa tímida.
Su nombre es Fermina Pichumilla y es lonko (jefe) en la comunidad Elel Quimun, radicada en Roca, pero oriunda de Blancura Centro, un paraje ubicado a 35 kilómetros de Mencué, donde están sus tierras ancestrales.
“Soy hija de mamá y papá mapuche, hablante de primera lengua. En mi casa no se hablaba castellano. Me vine de Blancura Centro a los 17 años en busca de trabajo y me quedé. Formé mi familia”, contó Fermina.
Con la lucidez que la caracteriza, y llena de joyería de plata -metal que significa protección para la mujer en la cultura mapuche-, cuenta que es una de las dos mujeres lonko en las comunidades mapuches del Alto Valle, junto con Ana Nahuelñir, jefa de la comunidad Nahuelñir, también de Roca. Pero no son las únicas en la provincia. De las 150 comunidades agrupadas en la Coordinadora del Parlamento Mapuche de Río Negro, cerca de la mitad están encabezadas por mujeres.
A los que tuvieron mucha tierra hoy les queda poco y por eso tienen que tener muy poquitos animales. Con eso no se puede vivir, entonces la lucha nuestra va a ser siempre por el territorio”
Fermina Pichumilla, lonko de la comunidad Elel Quimun
Además de ser lonko, Fermina es maestra intercultural bilingüe, madre de dos mujeres, abuela de cuatro niños. Pero su tarea central como mujer y originaria, ha sido la de educar y transmitir la lengua, los valores y saberes de su pueblo, por los cuales siente orgullo. Es este uno de los roles que históricamente tuvo la mujer en las comunidades mapuches. “Hace 30 años que trabajo difundiendo la cultura, a mucha gente le enseñamos la lengua”, contó.
“Mi trabajo es que la cultura, el idioma, no se pierda. Nosotros somos raíces que quedamos plantadas acá en este lugar que es de nuestros mayores, que supieron ser parte de todo este territorio”, aseguró.
Fermina encabezó el Programa de Escuelas Interculturales Bilingües en Río Negro y en la zona del Alto Valle, como coordinadora. Se trata de un convenio entre las organizaciones indígenas y el Ministerio de Educación Provincial, por el cual ya llevan creadas más de diez de estas escuelas en toda la provincia.
Además, fue miembro fundacional de la Cátedra Libre de Cultura e Idioma Mapuche de la Universidad Nacional del Comahue.
Se puede ser mapuche. Uno cuando asume su identidad, se puede. A mi no me da vergüenza en ningún lado decir quien soy, al contrario me da orgullo”
Fermina Pichumilla, lonko de la comunidad Elel Quimun
“Es una decisión importante llevar adelante nuestra identidad, es lo más lindo que hay. Saber quién es uno, de donde viene. Eso es muy importante”, aseguró y contó que comparte con sus hijas y nietos la identidad mapuche.
“Mi hija está tratando de ser maestra intercultural, mi nieta mayor también, en el colegio se plantó y dijo: ‘Yo soy una niña mapuche’”.
El rol de la mujer
“Antes, la mujer mapuche tenía el papel preponderante en la comunidad. No era matriarcal, sino que era más equitativo. La mujer era la que iba primero, pero el hombre iba a la par”, opinó Fermina. Es que las mujeres mapuches tenían muchos saberes. Conocían a fondo sobre medicina, partos, tenían el rol de la educación y la transmisión de valores. “El hombre acompañaba. Si la mujer daba un consejo, el hombre lo reafirmaba”, explicó.
“Hoy ya no es así, porque tenemos muchas cosas de otras culturas y volver para atrás no es fácil”, aseguró.
La plata tiene que ver con la Luna y la Luna tiene que ver con la mujer. Todas las mujeres deberíamos llevar plata siempre, no solo las mapuches”
Fermina Pichumilla, lonko de la comunidad Elel Quimun
“No estoy de acuerdo con el feminismo tan extremo. Lo nuestro no era así. Era compañerismo con el hombre. No estoy de acuerdo con ese tipo de pensamiento. En la cultura nuestra no existe el feminismo”, dijo deslizando una crítica.
Un lugar sagrado
Su comunidad, Elel Quimun, está integrada por más de 15 familias y tienen un poco más de cinco hectáreas en la zona ribereña, en un territorio lindante con la localidad vecina de Guerrico.
En ese lugar, donde cantan las aves y brota el césped, llevan adelante sus ceremonias rodeando el “rewe”, un árbol sagrado que sobrevivió a un voraz incendio en 2017. El fuego arrasó con todo alrededor, salvo esa planta. Para ellos no es ningún misterio: “es que es sagrada”, repitió Fermina junto a su compañero Pedro Palomino ante la visita de “Río Negro”.
El Día de la Mujer Originaria
El 5 de septiembre se conmemora el Día Internacional de la Mujer Indígena por el aniversario de la muerte de Bartolina Sisa, una mujer aymara que a fines del siglo XVIII comandó los ejércitos quechua-aymaras contra las tropas realistas ante la dominación de los conquistadores españoles.
Un día como hoy, en 1782, era brutalmente asesinada en La Paz (Bolivia) y dos siglos más tarde, desde 1983; el Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América en Tihuanacu de Bolivia, decidió instituir esta fecha para recordarla en su lucha.
De esta manera, a través de la figura de Bartolina y sus ideales, se extiende el homenaje a todas las mujeres originarias que lucharon y continúan luchando por los derechos de sus pueblos en la historia mundial.
Cifras
- 70
- de las 150 comunidades agrupadas en la Coordinadora del Parlamento Mapuche de Río Negro son urbanas.
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