La imputarán por el incendio de la galería Jardín

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NEUQUÉN (AN).- El 7 de diciembre del año pasado el centro de la ciudad de Neuquén se convulsionó con un incendio de grandes proporciones en la torre 3 de la Galería Jardín. Mientras bomberos y médicos asistían a decenas de vecinos, llegó la peor noticia: un chico que tenía problemas respiratorios murió al caer desde una ventana del décimo piso. Esa mañana no hubo alarmas que indicaran que había un incendio. Fueron los vecinos los que notaron el humo salir de un departamento del tercer piso y llamaron a la Policía y comenzaron a autoevacuarse. Uno de ellos contó que vio a la vecina del departamento en llamas salir primero, sin dar aviso. Precisamente ella, la ocupante del tercero F, será imputada mañana por la Justicia. Fuentes allegadas a la investigación revelaron que la mujer enfrentaría el cargo de estrago doloso seguido de muerte, dado que se considera que actuó con negligencia luego de comenzado el incendio en su departamento. Las causas del incendio que destruyó completamente los dos dormitorios de ese departamento no han quedado muy en claro. Si bien los Bomberos determinaron que el fuego comenzó en la zona de la cama, en coincidencia con una versión que indica que una vela aromática cayó sobre el colchón, otros vecinos atestiguaron que minutos antes de comenzar el incendio se oyó en ese departamento una fuerte discusión. Combinación fatal La falta de un rápido aviso de lo que ocurría se combinó con la ausencia de modernos mecanismos antiincendios en el edificio de Alberdi casi avenida Argentina. Y fue lo que permitió que el humo ascendiera por las escaleras del complejo, afectando especialmente a los pisos más altos. En total 50 personas fueron evacuadas, ocho de ellas derivadas al hospital, donde dos permanecieron internadas por un tiempo. Pero a Luis Fernando Chiappe Schouabs (27) los ataques de pánico y un problema respiratorio lo llevaron a tratar de evitar el humo asomándose a la ventana del décimo piso. El chico oriundo de Chos Malal intentó buscar aire fresco en la ventana, pero resbaló y terminó cayendo sobre la terraza del tercer piso, el mismo donde se había desatado el incendio. El siniestro planteó un fuerte interrogante en materia de seguridad: la imposibilidad de exigir a los viejos edificios que actualicen sus mecanismos de seguridad. Es que en este caso de poco sirvieron los matafuegos y la reserva de agua en la azotea, ya que el humo se propagó por las únicas escaleras que tiene el edificio de 12 pisos.

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