La historia del policía neuquino sepultado 55 años en la cordillera y su fiel custodio
Al agente Juan Domingo Cifuentes lo mataron contrabandistas chilenos en 1934 en el norte neuquino. Don Francisco Anicasio Vázquez, peón de campo que cuidó su tumba en la montaña y le puso una cruz, guió al grupo que en 1989 rescató sus restos y los trasladó a un monolito.
Un grupo de contrabandistas chilenos que cruza la frontera y mata a un policía neuquino en 1934. Dos puesteros que lo sepultan en la cordillera donde permanece 55 años. Un peón de campo que le pone una cruz a la tumba y la cuida hasta que en 1989 guía a la comisión que rescata sus restos y los traslada al monolito en el cruce de las rutas 43 y 54 en el norte de la provincia. Un alma solidaria que cobija en su hogar en Varvarco a aquel peón que cerca de los 90, después de trabajar toda su vida, no tenía donde ir y que ahora lo lleva al monolito cada vez que quiere ir a encenderle velas.
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