La historia de Esteban, el chino que maneja supermercados a 18.000 km de Roca
Viajó hace tres meses para celebrar el Año Nuevo con su familia y quedó bajo una rígida cuarentena. No sabe cuándo volverán y desde allá anticipa efectos de la pandemia que llegarán a la Argentina.
Esteban debería llevar hoy una semana en Roca, luego de un merecido descanso y de una reconfortante visita a su familia, esa que dejó atrás hace 19 años, cuando cruzó el mundo en busca de un futuro diferente.
Esteban es en realidad Fang Xiang y está en Putian, la tierra que lo vio crecer. Ahí, en la provincia de Fujian, en el sudeste marítimo de China, sus planes cambiaron de un día para otro por el Coronavirus.
El viaje que empezó junto a su esposa y sus tres hijas para celebrar el Año Nuevo Chino terminó en un rígido confinamiento de más de dos meses, que recién empezó a flexibilizarse en los últimos días y que les dejó varias experiencias para compartir.
“Llegamos el 17 de enero y en ese momento había circulación libre. Pero seis días después cambió todo. Cuarentena directa y muy dura. Sólo se permitió salir una vez cada dos días, una sola persona y a comprar a los pocos negocios que quedaron abiertos”, describe sobre su ciudad, que tiene 2,8 millones de habitantes.
Como anticipo de lo que vendrá en Argentina -si se toman como referencia las pautas que desplegó China- Esteban cuenta que las clases recién volvieron el 8 de abril, pero sólo para los alumnos del último año de los colegios secundarios. El resto de los estudiantes continúa con educación virtual, tres meses después del aislamiento declarado por las autoridades.
Y si bien la ciudad retoma su ritmo lentamente, hay rubros todavía inactivos. “Bares y cines siguen cerrados, sin saber cuándo van a poder abrir”, contó.
Los días de estricto aislamiento dieron resultado hasta el momento y ningún miembro de su familia fue alcanzado por el virus.
Por eso Esteban insiste en el mensaje para los vecinos de “mi ciudad”, de Río Negro y de toda la región: “Hay que cumplir la cuarentena. Es la única manera de estar seguro”.
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Durante el contacto con Río Negro también habló de la responsabilidad social que implica respetar las decisiones de las autoridades sanitarias. “En mi ciudad hubo un hombre que volvió de Wuhan (la ciudad donde se originó el coronavirus que causó la pandemia global) y mintió. No dijo que venía de ahí. Contagió casi a 30 personas. Y toda su comunidad, de casi 300 personas, tuvo que ir a un hotel para hacer cuarentena”, describió.
Otra consecuencia que resaltó fue el cambio en los hábitos culturales. “Ya el Año Nuevo no salí, los saludos más importantes se hicieron por teléfono”, recordó.
Poder estar cerca de sus familiares en China durante estos días inciertos fue importante para Esteban, pero la tranquilidad no es completa.
En Río Negro vive otra parte grande de su entorno, que desde el 2010 administra y atiende supermercados en Roca y otras ocho ciudades de la provincia.
“Ellos siguen trabajando y tienen algo de miedo”, admite.
Más allá de esas sensaciones, desde su punto de vista las medidas que está tomando el gobierno argentino son correctas y van a permitir evitar que el virus impacte de la misma forma que en otros países.
Con un pasaje de regreso vencido desde el 10 de abril, con las fronteras cerradas y con muchas preguntas sin respuestas, Esteban es hoy uno más de los que llevan adelante tareas de teletrabajo.
Con horarios cambiados, a través de la plataforma WeChat (WhatsApp no funciona allá con la misma agilidad que acá), las instrucciones y decisiones son permanentes, para mantener firme el vínculo con la clientela que supieron ganar en el norte de la Patagonia.
Y las obligaciones no sólo alcanzan a los negocios de su propiedad: Esteban es el chino que mejor habla castellano y muchas veces oficia como intermediario para resolver cuestiones burocráticas o comerciales de otros miembros de su comunidad radicados en Río Negro.
Hoy todo eso lo hace a 18.000 kilómetros de distancia del Alto Valle que los recibió hace una década. Y mientras espera paciente un cambio de escenario, deja un mensaje optimista: “Hay que cuidarse mucho, respetar la cuarentena y todo va a estar bien”.
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Después de vivir 10 años en Buenos Aires, Esteban y un grupo de ciudadanos chinos llegaron a Río Negro en el 2010.
Lentamente, se insertaron en las comunidades de Roca, Cipolletti, Allen, Regina, Choele Choel, Beltrán, Río Colorado, Conesa y Viedma, donde actualmente tienen una docena de supermercados.
“Hay que respetar los precios de referencia, no importa si estamos perdiendo plata en algunos productos”, dice Esteban desde China.
Esa fue la instrucción que envió a sus allegados, para aportar a las medidas que se están tomando para hacer más liviano el trance a las familias que padecen la falta de ingresos.
La otra acción coordinada que llevaron adelante durante los últimos días fue una serie de donaciones a instituciones del Estado.
En primer lugar, compraron cinco termómetros infrarrojos, que fueron entregados a la Policía en Roca.
Y por otra parte, desde los cuatro locales que tienen en Roca coordinaron con Defensa Civil y con la Secretaría de Desarrollo Social del municipio la entrega de alimentos no perecederos por un valor estimativo de 200.000 pesos, para que sean destinados a los comedores y merenderos de la ciudad.
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