La Escuelita VII: revelan conexión de la policía rionegrina con el comando bahiense
Los acusados guardaron silencio y se negaron a declarar en la indagatoria. Algunos aseguraron que hablarán después de escuchar algunos testimonios. Reanuda el miércoles próximo.
La conexión de la policía rionegrina con el comando del sistema represivo en Bahía Blanca en 1976 fue uno de los aspectos salientes del inicio de la etapa testimonial durante la reanudación de las audiencias del VII juicio por delitos de lesa humanidad.
Uno de los sobrevivientes de la tortura, Eduardo París, planteó una fuerte crítica al la instrucción judicial que hubo de la causa Neuquén.
“Reconocí a Soza como uno de los secuestradores, él será juzgado, pero no por mi caso”, criticó frente a los jueces Alejandro Cabral, Alejandro Silva y Simón Bracco.
El tribunal se presentó en pleno y de manera presencial, a diferencia de las audiencias de diciembre.
París explicó que en las fotografías que le mostraron en el juzgado federal durante la instrucción, solo reconoció a Enerio Huircaín como integrante del grupo de taras que lo sacó del banco.
Agregó que cuando vio a Soza en las noticias porque fue extraditado de España para ser juzgado en Neuquén en esta causa, lo dijo a la Justicia y no fue tenido en cuenta.
Jorge Soza era el subcomisario de la delegación Neuquén de la policía Federal y este es su tercer juicio en el que enfrenta cargos por secuestros y torturas en 1976 y 1977.
París agregó que tampoco cuando describió al comisario retirado Poblet (que fue testigo en el primer juicio La Escuelita) como el tercer integrante de la patota, se tomó en cuenta su acusación.
“Ellos creen que ni siquiera deben ser castigados; desde el momento en que Huircaín no reconoce lo que hizo y que guarda silencio sobre los otros colegas que tiene, son cómplices”, dijo al término de su declaración, en una rueda de prensa.
París fue liberado junto a Nora Rivera y Darío Altomaro en Bahía. Lo acusaban de integrar el PRT, pese a militar en el Partido Intransigente.
París comenzó su declaración a las 11 de la mañana y terminó pasadas las 15.
Antes, su hermano Raúl, declaró ante el tribunal y describió la búsqueda cuando permanecía desaparecido después del secuestro en el banco los primeros días de junio de 1976, los periplos por los juzgados y finalmente el viaje a Médanos (provincia de Buenos Aires), donde lo fue a buscar tras más de dos semanas in saber de él.
Durante su desaparición forzada, París habría estado en el sótano de la delegación de la policía Federal, luego en el centro clandestino La Escuelita de Neuquén; sufrió un simulacro de fusilamiento y luego fue trasladado en vuelo irregular a Bahía Blanca, donde padeció la picana, entre otras torturas.
El hostigamiento continuó
“No terminó el secuestro cuando me bajaron del avión”, describió Paris en un extenso relato sobre el hostigamiento y amenazas que sufrió tras ser liberado del centro clandestino.
Describió que Huircain y el comisario de Inteligencia Daniel Quiñones lo habían detenido antes de 1976, en la comisaría de Cipolletti.
Agregó que 48 horas antes de ser liberado, Huircaín se lo adelantó a modo de amenaza a uno de los colegas en el banco: “Este hombre sabía que me iban a largar”.
Cuando volvió al Valle y se le negó el regreso al banco, tuvo varios trabajos y en al menos uno de ellos, Huircaín lo boicoteó.
“Este policía que participó de los secuestros, y que nunca se arrepintió, siguió haciéndome la vida imposible”, le dijo al tribunal.
Describió la visita de un militar para modificar su testimonio en los primeros años de estos juicios, extraños llamados telefónicos a su casa y un fuerte episodio con una expareja de Huircaín de un supuesto intento de interferencia de operadores judiciales en esta causa.
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