La emoción del primer grupo de barilochenses que regresó de Andorra
Arribaron esta noche de sábado, en medio de un celoso operativo sanitario y de seguridad. Fueron alojados en un hotel, donde estarán 14 días aislados. Recordaron que aún quedan unos 2100 argentinos varados.
Levantó la vista y buscó, ansioso, entre las personas que estaban de pie, en el pasillo del colectivo. Pero no lo podía ubicar. Al primero que identificó -por la campera- fue a su hijo, Maxi, que cargaba bolsos y valijas, y se disponía a descender del micro.
Segundos después, señaló, contento, con el brazo extendido, el sitio exacto donde estaba su nieto: era el único niño del contingente de barilochenses que regresó esta noche de sábado a esta ciudad, procedentes de Andorra.
El chico descendió junto a sus padres y el resto de los pasajeros; y cuando caminaba hacia el hotel, donde el contingente hará la cuarentena durante 14 días, su abuelo lo siguió con la mirada. “¡Hola Bauti!”, exclamó, contento, Alejandro Baratta. “Hola, abuelo”, respondió, con voz suave y dulce, el niño mientras arrastraba una pequeña valija.
Su abuelo permaneció a una prudente distancia. No pudo ir abrazarlo, pero su alegría se reflejaba en sus ojos que el barbijo no cubría. Hacía cinco meses que Alejandro no veía a su hijo, su nuera y su nieto. Los tres formaron parte del grupo de 16 barilochenses que, después de una odisea de 72 horas, regresó a la ciudad.
En el colectivo que los trajo de regreso viajaron residentes de San Martín de los Andes, que descendieron en la zona de Collón Cura, de Villa La Angostura, que bajaron en el puente Limay, de Dina Huapi, El Bolsón, Lago Puego y Esquel.
El grupo de Bariloche arribo en medio de un celoso operativo sanitario y de seguridad, que no estuvo exento de algunos contratiempos. En un primer momento se esperaba que el contingente llegara a la terminal de colectivos local. Después hubo cambio de planes. Los barilochenses subieron en el puesto de control de Dina Huapi a dos colectivos que los trasladaron hasta el hotel en esta ciudad.
Por eso, solo 8 pasajeros arribaron a las 19.18, en un colectivo de larga distancia a la terminal de Bariloche. Eran aquellos que debían seguir viaje -en taxis contratados- hasta El Bolsón, Lago Puelo y Esquel.
El grupo de Bariloche llegó alrededor de las 19.30 al hotel Patagonia Sur, ubicado en la calle Elflein. Allí, algunas personas se acercaron a saludar a sus familiares, sin tener contacto.
Antes de entrar al hotel, el grupo se reunió en la vereda y algunos expresaron lo que sentían. “¡No estamos todos hasta que no llegue el último!”, exclamó una chica, con su valija en la mano. Y recordaron que aún quedan 2.100 argentinos varados en Andorra que esperan poder volver a la Argentina.
“Estamos muy agradecidos”, afirmó otro hombre de anteojos, que tenía el barbijo puesto. Aclaró que llevaban 45 días de aislamiento en Andorra y fueron sometidos a numerosos controles sanitarios.
“Algunos creen que somos una amenaza y nosotros estuvimos 45 días, sin poder pisar la calle, porque cumplimos la cuarentena”, enfatizó uno de los jóvenes, molesto, por los comentarios que había leído en redes sociales sobre los varados en Andorra.
“Que se quede tranquila la gente de Bariloche, nos han testeado mucho y en varios lugares”, aclaró otro de los integrantes del grupo. Los controlaron al salir de Europa, al arribar a Ezeiza, en el colectivo. Dijeron que el último control médico se hizo en Dina Huapi.
“Fueron 72 horas de viaje sin dormir, sin comida, pero estamos acá”, contaron otros miembros del grupo. Agradecieron el apoyo que recibieron de los dueños de los centros de esquí (Grandcvalira-Ensisa, Vallnord), donde trabajaron la temporada de invierno en Andorra. También al gobierno de Andorra.
El grupo salió el 29 de abril de Andorra hacia Toulouse, desde allí voló hasta París. Abordaron un avión que hizo escala en San Pablo y llegó el viernes a Ezeiza. Luego, el viaje en colectivo hasta Bariloche.
Aclararon que fueron a trabajar a finales del año pasado, cuando la COVID-19, causada por el coronavirus, aún no se había convertido en una pandemia mundial.
“Quedan dos mil cien compañeros, que necesitan volver”, repitieron varias veces. Otro aclaró que los que viajan a trabajar a Andorra vuelven para invertir los salarios que cobraron en la Argentina. “No somos del grupo que se lleva la plata afuera del país”, expresó.
“Los que se quedaron en Andorra tienen mucha angustia, mucha incertidumbre”, explicaron. “Son todos trabajadores, son todos argentinos”, afirmaron.
Dijeron que la elección de los argentinos que podían viajar de regreso en este vuelo la hizo el personal del Consulado argentino en Barcelona, que tiene injerencia en Andorra.
Comentaron que en un primer vuelo se repatrió a los argentinos que estaban en una situación de vulnerabilidad por problemas de salud, económicos, entre otros motivos.
Uno de los jóvenes afirmó que Aerolíneas Argentinas está vendiendo pasajes de regreso, pero al doble y hasta el triple del precio habitual. Las empresas para las que trabajaron les ayudaron a pagar la mitad de los pasajes de regreso.
El grupo estaba, agotado, pero feliz. Algunos emocionados por el retorno. “Lo importante es que estamos en casa”, afirmaron y entraron cerca de las 20 al hotel para cumplir la cuarentena.
Alejandro esperó hasta el final. Su hijo, su nuera y su nieto ya habían ingresado al establecimiento. El hombre se alejó caminando solo. En 14 días, podrá abrazarlos.
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